Los creyentes tenemos claro que los designios de Dios son perfectos, vaya si lo son. Como acaba de ocurrir con un acontecimiento que, quiérase o no, tendrá consecuencias en la campaña del aspirante Gustavo Petro. Su mentado perdón social le salió como un tiro por la culata.
Al día de hoy ya se conoce el muy negativo impacto que tuvo la visita de su hermano Juan Fernando, el pasado 8 de abril, a la cárcel La Picota, en Bogotá. Le acompañó Juan Danilo Rueda, quien dejó saber que concurría por la Comisión de la Verdad, lo cual ha sido negado por esta. Y Petro no encuentra cómo escapar al tsunami que desató dicha visita. Incluso pretende negar que este evento contaba con su aquiescencia. Así lo registró en su cuenta de Twitter:
Así lo niegue, lo cierto es que el candidato miente, como tantas otras veces. Él bien sabía a que iba su hermano al establecimiento penitenciario y en declaraciones al programa radial La W, recogidas en un video que circula en las redes, así lo expresa: «Hablando con Iván Moreno que es como ustedes saben el que yo metí a la cárcel, no por ser juez sino por el carrusel de la contratación de Bogotá. Él no es narco, no es parapolítico, es corrupto o fue corrupto, está en un proceso muy interesante desde el punto de vista personal, pueden ir a hablar con él y comprobarlo, lo que él nos ha sugerido, Iván Moreno, es ser constructor de algo que yo he propuesto que se llama el perdón social, y eso se está discutiendo dentro de las cárceles, lo que se llamaría el perdón social”.
El régimen penitenciario vigente y desde luego las propias reglas de la cárcel La Picota regulan las visitas y establecen claros procedimientos de ingreso a los que siempre debe preceder la autorización del detenido. No se conoce si el bandido Iván Moreno, porque eso es todo condenado por corrupción, concedió ese permiso. Lo grave es que Juan Fernando Petro sí se entrevistó con él y esto deja mal parada a la dirección de La Picota y al personal del Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario). Se conoce que hubo también encuentro con otros detenidos de alta peligrosidad como fueron: Franklin Germán Chaparro (antiguo alcalde de Villavicencio condenado a 39 años de cárcel por determinar el homicidio de su antecesor); Roland Ronald Housini Jaller (antiguo gobernador de San Andrés condenado por los delitos de concierto para delinquir, peculado por apropiación, cohecho y contrato sin cumplimiento de los requisitos legales), Javier Zapata (antiguo gobernador del Guainía, condenado por los delitos de concierto para delinquir agravado, interés indebido en la celebración de contratos, peculado por apropiación, cohecho propio, corrupción de sufragante, violación del régimen legal de inhabilidades e incompatibilidades y fraude procesal; Whitman Porras (antiguo gobernador del Casanare y condenado por los delitos de peculado por apropiación y contratos sin el lleno de requisitos legales), Manuel Antonio Carebilla (antiguo representante a la Cámara por Amazonas y condenado por vender los puestos en su Unidad de Trabajo Legislativo) y, Álvaro García Romero (exsenador condenado por masacre de Macayepo en Bolívar).
Las primeras explicaciones insinúan que esa visita se hizo buscando conseguir el apoyo de esos individuos, que aún tienen influencia territorial y entonces sería necesario contar con ellos. Se trata, al parecer de conseguir futuros votos. Delicado este asunto que puede esconder una presunta compra de votos.
Por versiones de internos y por un documento que se conoce y que se atribuye a Gustavo Petro, aunque él niega su autoría, se dice que se habló de una posible reforma a la Justicia que incluiría perdón total y olvido. Ese documento, que circuló entre algunos de los detenidos desde el 23 de marzo, es la hoja de ruta del perdón social.
Cuando a Petro se le complica la campaña con la visita del hermano al penal acude al recurso de insinuar que todos esos graves hechos son fruto de una emboscada, un entrampamiento. Explicación por completo descabellada. Lo cierto es que han sido descubiertos en su intención de perdonar todos los delitos. ¡Que miedo un gobierno que suelte o amnistíe a la delincuencia! Con Juan Manuel Santos ya fue más que suficiente. Lo que se necesita son sanciones y penas ejemplares y que exista el convencimiento de que jamás delinquir paga.
En definitiva, se pueden tejer muchas versiones de lo que se pretendía con esta visita que causó un efecto totalmente contrario al esperado.
Se puede incluso barajar esta hipótesis: ¿Porqué ocultar el acercamiento a Iván Moreno? No existe constancia de su autorización para recibir a los visitantes. Todo es posible en el oscuro mundo de las cárceles. Pero, en momentos en que se habla de un posible fraude electoral, se cree que se puede estar pretendiendo cobrar «desquite» de hechos del pasado que terminaron también en señalamiento de posible fraude. Se trata del 19 de abril de 1970 cuando la oposición de hoy y la Anapo de ayer, movimiento creado por la familia Rojas Moreno, perdieron las elecciones siendo su candidato el General Gustavo Rojas Pinilla. Este acontecimiento está en el origen del M-19, movimiento subversivo del cual hizo parte el actual candidato Gustavo Petro. Hoy, en manifestaciones y protestas se hace presente este movimiento en las banderas que portan algunos de los asistentes.
Todo estaba calculado en la campaña de Petro, incluso la llegada de Alfonso Prada como jefe de debate. Este, en sus primeras apariciones públicas ha mostrado al candidato como una mansa ovejita cuando la verdad es que desde que perdió las elecciones de 2018 son tantos sus mensajes de odio y división que ese nimio discurso sobre el cambio que ha tenido nadie lo cree.
Colombia, en su actual situación, no necesita de perdones para bandidos y corruptos. Se requiere recuperar la autoridad y que brille la justicia. Las amnistías y perdones transmiten el mensaje de que delinquir paga. Los intentos de rebajar penas o impulsar leyes de perdón y olvido resultan desastrosos. Los criminales deben estar en las cárceles y los ciudadanos deben poder circular con tranquilidad.
En El Salvador el presidente Nayib Armando Bukele está demostrando que sí es posible tener justicia expedita y autoridad que se haga respetar.
Fuente: Panampost