El expresidente de Ecuador Rafael Correa ha manifestado su deseo de ganar de nuevo las elecciones de su país. Para ello, tendría que regresar a Ecucador, del que huyó en 2017, antes de ser condenado por corrupción en 2020.
Correa, que está refugiado en Bélgica huido de la justicia de su país, y de quien Ecuador espera la extradición para que cumpla su sentencia por corrupción, está convencido de que la izquierda en el país andino solo podrá vencer en las urnas si él participa en elecciones, recoge Infobae.
Además de los ocho años a los que está condenado, Correa fue suspendido del derecho a la participación política durante 25 años, con lo cual no puede ocupar cargos públicos y, por ende, le está vetado participar en las elecciones.
“Con toda humildad, pero objetivamente, el que tiene el capital político soy yo. Y una cosa es una elección con Correa en Ecuador y, otra, sin Correa en Ecuador”, dijo el expresidente ecuatoriano en una entrevista concedida a EFE.
Rafael Correa aseguró que, si pone “un pie en Ecuador”, las autoridades lo enviarían a la cárcel y no saldría “vivo” de allí. Pero ese escenario “de ninguna manera” le desmotiva a continuar inmiscuido en la política ecuatoriana.
Correa sostiene que la sentencia que pesa sobre él es una utilización de la justicia para frenar los avances de la izquierda en Ecuador. Para el expresidente, hay “judicialización de la política” para “perseguir a los líderes progresistas”.
Según recoge EFE, para Correa es “pura coincidencia” que una semana después de que Bélgica le otorgara el estatus de refugiado, el presidente de la Corte Nacional de Justicia ecuatoriana emitiera una petición de extradición al país europeo.
“Yo vine sin una infracción de tránsito a Bélgica con un 70% de apoyo popular, la gente vino a despedirme a las calles. Pero cuando nos traiciona mi sucesor ―en referencia al expresidente Lenin Moreno― y yo empiezo a oponerme a él, empiezan a lloverme juicios… tengo 48 o 49”, aseguró Correa en su entrevista.
Sobre Correa pesa una sentencia de ocho años de prisión por cohecho, en el conocido como caso ‘Sobornos 2012-2016’, que reveló una trama de corrupción donde altos funcionarios de gobierno recibieron sobornos en el palacio presidencial para financiar ilegalmente al partido político de Correa, Alianza PAIS.
A cambio de ese dinero, el Gobierno de Correa adjudicó contratos millonarios a distintas empresas, entre ellas la constructora brasileña Odebrecht, conocida en la región por sus sobornos a cambio de obras.
Según Correa, para acabar con “esta persecución brutal” y “la destrucción” del país, él debe “ganar las elecciones”, y ha asegurado que, si debe regresar al Ecuador, lo hará. “Hay que resistir y ganarles las elecciones (…) Mi proyecto vital era ver al país fuera del subdesarrollo”, insistió.
“Trataron de destrozarnos, si perdiéramos el apoyo popular, habría sido muy difícil revertir la situación, pero somos de lejos la principal fuerza política, tenemos un apoyo popular gigantesco”, dijo el político condenado.
Correa gobernó Ecuador entre 2007 y 2017. Después, Lenín Moreno, quien fuera su vicepresidente en el primer periodo, asumió la Presidencia del país. Fue durante el Gobierno de Moreno cuando iniciaron las investigaciones en contra de Correa y otros políticos afines a éste.
En las últimas elecciones, en 2021, Andrés Arauz, el candidato del ‘correísmo’, obtuvo el 32,7% de los votos en la primera vuelta, lo que le permitió entrar en el segundo asalto con el ahora presidente Guillermo Lasso. La votación de Arauz fue la más baja obtenida por el partido izquierdista desde que Correa asumiera el poder en 2007. “Una cosa era la elección con Correa en el país, ni siquiera de candidato, y otra cosa sin Correa”, dijo el expresidente a EFE.
El expresidente huido de la justicia aseguró que Moreno vendió el país a Estados Unidos y, sobre la administración de Guillermo Lasso, dijo que “se ha perdido todo límite de escrúpulos en América Latina y, en particular, en Ecuador”, y aseguró que el gobierno de Lasso tiene por estrategia “armar escándalos para desviar la atención”. Un ejemplo de aquello sería la solicitud de extradición: “Es la tercera o cuarta vez que piden extradición y hasta da vergüenza ver cómo le niegan las cosas, cómo Interpol le ha negado todas las alertas rojas”, comentó.
Fuente: La Gaceta de la Iberosfera