Las primarias de Ohio e Indiana representaron la primera prueba de la ascendencia del expresidente Donald Trump en el 2022 sobre el Partido Republicano. Y la pasó.
El candidato de Trump, JD Vance, autor del libro “Hillibilly Elegy”, superó a varios contrincantes en la contienda por la nominación republicana a una banca en el Senado en Ohio, dándole al expresidente un fuerte envión en el arranque de las primarias.
Varios candidatos se habían peleado el apoyo de Trump y éste terminó apostando a Vance, quien ha respaldado al líder republicano después de su victoria en el 2016 y sus triunfos en las arenas económicas y política internacional.
Vance ha criticado el desastre creado por la administración de Joe Biden en la frontera sur y lo ha catalogado de «catástrofe humanitaria nacional».
Además, ha expresado abiertamente su escepticismo en torno a la presencia militar de Estados Unidos en el exterior y ha cuestionando el apoyo a Ucrania. Además, afirma que a Trump le arrebataron las elecciones del 2020 con un fraude histórico.
Vance estaba detrás de sus rivales antes de que Trump le diese su apoyo, lo que demuestra el sostenido respaldo popular del expresidente.
El impacto de las elecciones del 2020
El secretario de estado de Ohio, Frank LaRose, sobrevivió sin problemas a la primaria republicana con el apoyo de Trump. Su rival era John Adams, quien niega que Joe Biden haya ganado las elecciones y cuestionó el sistema electoral.
Las primarias republicanas de Ohio, no obstante, dejaron en claro la aceptación de Trump y la defensa a la hipótesis de que al exmandatario le despojaron ilegalmente de su victoria electoral en el 2020.
Una encuesta de AP-NORC del año pasado, de tendencia liberal, reveló que más de la mitad de los republicanos creen que la victoria de Biden no fue legítima.
Informes recientes dan cuenta que hubo irregularidades bastante graves en los comiciones presidenciales que llevaron a más de 10 estados del país a implementar nuevas regulaciones electorales.
Ohio no fue un estado disputado, por lo que las actitudes iniciales de LaRose no molestaron demasiado a Trump.
En Michigan, un estado peleado en el que Trump no aceptó su derrota en el 2020, el exmandatario apoyó a Kristina Karamo, quien promueve una agenda conservadora tradicional. Karamo se alzó con la nominación republicana a secretaria de estado el mes pasado.
Los gobernadores
Trump y sus partidarios fijan la agenda republicana en muchos sitios, pero hasta ahora no en las batallas por las gobernaciones. Una estrategia que ha llamado la atención de la izquierda.
Ohio no es el único estado donde un gobernador republicano enfrenta rivales de su propio partido. En Idaho, Brad Little recaudó mucho más dinero que su rival conservadora Janice McGeachin, la vicegobernadora. En Georgia, el gobernador Brian Kemp es amplio favorito frente al candidato de Trump, David Perdue.
A DeWine lo favoreció el hecho de que la oposición se dividió entre Jin Renacci y Joe Blystone. Trump no apoyó a nadie en esta contienda.
Demócratas: La guerra interna entre moderados y socialistas
En Cleveland, el representante Shontel Brown le dio una paliza a la exsenadora estatal Nina Turner en otra batalla entre el establishment demócrata y el ala progresista.
Turner fue copresidente de la campaña presidencial de Bernie Sanders y ya había perdido ante Brown en una elección especial el año pasado.
La cómoda victoria de Brown representa un nuevo revés del progresismo ante alguien del «establishment» demócrata.
En Indiana
Contiendas legislativas en Indiana ponen de manifiesto la ventaja que tienen los titulares de cargos, incluso en medio de una ola conservadora.
Hubo dos docenas de candidatos que trataron de arrebatar cargos a figuras republicanas que apoyaron las políticas del gobernador republicano Eric Holcomb hacia el coronavirus. Los resultados fueron mixtos y varias contiendas todavía no se han definido.
En al menos 10 batallas, los llamados [candidatos de la libertad] se quedaron cortos, lo que explica que es difícil superar al titular de un cargo.
Fuente: Diario Las Americas