Cuando la Reserva Federal eleva las tasas de interés, como hizo el miércoles, el impacto llega afuera de EEUU, en especial a países en desarrollo. No solo resultan más costos los préstamos, sino que las monedas nacionales se devalúan.
La medida “Genera presiones en todo tipo de países en desarrollo”, expresó Eric LeCompte, director ejecutivo de la Jubilee USA Network, una coalición de organizaciones que combaten la pobreza en el mundo.
La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, se mostró tan alarmada por los aumentos en las tasas de interés el mes pasado que dijo que los bancos centrales deben “estar conscientes del impacto (de esas medidas) en las vulnerables economías de (países) emergentes y en desarrollo”.
El FMI redujo su pronóstico de crecimiento económico este año en los países en desarrollo y emergentes al 3,8%, un punto porcentual por debajo del pronóstico que hizo en enero.
La Fed subió el miércoles medio punto su tasa de referencia a corto plazo, llevándola a 0.75%, su nivel más alto desde que comenzó la pandemia hace dos años, y dijo que es posible que haya nuevos aumentos.
Los incrementos en las tasas de interés en EEUU pueden desacelerar la economía estadounidense y reducir la demanda de bienes importados.
Inversiones globales
También inciden en las inversiones globales. Los bonos del gobierno y de las empresas resultan más atractivos para los inversionistas, que retiran dinero del exterior y lo invierten en bonos. Estos vuelcos hacen subir el valor del dólar y devalúan las divisas de otros países.
Las devaluaciones encarecen los precios, sobre todo de los bienes importados. Esto resulta inquietante en un momento como este, en el que hay problemas de suministro y la guerra en Ucrania afecta las entregas de granos y fertilizantes, haciendo que suban los precios de los alimentos a nivel mundial.
Para proteger sus divisas, los bancos centrales de los países en desarrollo tienden a subir sus propias tasas de interés. Algunos ya empezaron a hacerlo. Esto tiene graves consecuencias: Reduce el crecimiento, genera desempleo y golpea a los negocios que tienen deudas. También obliga a los gobiernos endeudados a asignar más dinero de su presupuesto para el pago de los intereses sobre la deuda y menos a la lucha contra el COVID-19 y la pobreza.
Georgieva, del FMI, dice que el 60% de los países de bajos ingresos ya están en un nivel de endeudamiento alarmante o se acercan a ese nivel, en el que los pagos de la deuda equivalen a la mitad de sus economías.
A pesar del peligro de daños colaterales, se espera que la Fed disponga nuevos aumentos de las tasas de interés este año para combatir la inflación en EEUU, creada por el gobierno de Joe Biden con su política de cambio climático y la guerra contra la industria estadounidense del petróleo.
Biden, forzado por la grave situación, ha dado marcha atrás a las órdenes ejecutivas que firmó el primer día de su llegada a la Casa Blanca, pero es tarde para frenar con prontitud el caos económico fomentado. Tomará tiempo y llevará acciones más agresivas contra la hasta ahora indetenible inflación de 8,5%, la peor en más de 40 años. Algunos expertos ya la ubican por encima de 9%.
El «aterrizaje suave» puede traer severas consecuencias
La Fed aspira a producir lo que se describe como un “aterrizaje suave” de la economía, subiendo las tasas lo suficiente como para contener la inflación, pero sin generar una recesión.
Analistas coinciden en que EEUU no ha salido de la recesión causada por la pandemia, pero los medios de prensa y las instituciones financieras intentan evitar el pánico y corroborar que la economía estadounidense se encuentra en declive.
Los países en desarrollo temen que la Fed esperó demasiado para intervenir y requerirá medidas más fuertes para frenar la inflación.
“Hubiera sido mucho mejor si se hubieran movilizado cuando comenzó el problema”, opinó Liliana Rojas-Suárez, senior fellow del Center for Global Development.
Históricamente, a la Fed no le ha resultado fácil producir aterrizajes suaves. La última vez que lo intentó, fue a mediados de la década de 1990, cuando la Fed estaba encabezada por Alan Greenspan y sus medidas causaron serios trastornos en muchas naciones en desarrollo.
“Estados Unidos pudo frenar la inflación y evitar una recesión”, expresó Rojas-Suárez, “pero creó serios problemas en los mercados emergentes”. De hecho, hubo crisis en México, Rusia y buena parte de Asia.
Robin Brooks, el principal economista del Institute of International Finance, opina que muchos mercados emergentes tienen economías mucho más sólidas ahora.
Por un lado, reforzaron sus reservas de divisas extranjeras, a las que pueden apelar los bancos centrales para respaldar sus monedas o cumplir con los pagos de sus deudas en una época de crisis.
El peligro para los países en desarrollo
En la antesala de la crisis financiera que sufrió Asia en 1997-98, por ejemplo, las reservas de Tailandia equivalían el 19% de su economía y hoy son el 47%, según el instituto, que monitorea el funcionamiento de los bancos.
Brooks señala que el aumento de los precios de las materias primas beneficia a los países exportadores, como Nigeria (petróleo) y Brasil (soya, aluminio, litio). Pero muchas naciones siguen siendo vulnerables a estos sacudones financieros. Sobre todo las que dependen mucho del petróleo y de otros productos importados, y que tienen pocas reservas.
Rojas-Suárez estima que Sri Lanka es una de las naciones más expuestas junto a Túnez, Turquía y Mozambique.
El aumento en las tasas de interés de Estados Unidos no siempre provoca desastres en los países en desarrollo cuando la economía estadounidense es saludable; así los países exportadores tienen más oportunidades de vender sus productos al mercado norteamericano.
Pero las consecuencias son muy diferentes cuando la Fed interviene para reducir el crecimiento y combatir la inflación, como sucede ahora.
Se asesta un duro golpe a países que luchan por pagar sus deudas y donde suben los precios de los alimentos y otros productos básicos.
Habría que ver qué tanta presión soportan los países en desarrollo con las medidas de la Reserva Federal de EEUU, pero los pronósticos no son nada alentadores después de la peor pandemia en la era moderna.
Fuente: Diario Las America