Como todo el mundo sabe, el éxito electoral del Partido Demócrata estadounidense se asienta en una coalición de tribus o «voting blocks», sectores de población que les van a votar en bloque pase lo que pase. Uno de los más fieles es el de la población negra, tan segura y apreciada que los disidentes la conocen como «la plantación demócrata». Pero de unas décadas a esta parte han venido siendo sustituidos por los hispanos, que gracias a la inmigración masiva se están convirtiendo en el niño mimado del partido.
La razón es simple: el Partido Demócrata les asegura fronteras abiertas, cuotas y un paso acelerado a la nacionalidad. Un plan sin fisuras y que les garantiza el futuro, porque la población hispana no para de crecer. Y votará siempre agradecida a sus benefactores.
O, quizá, no. Ya no. Al menos eso es lo que sugiere una reciente encuesta de la Universidad de Quinnipiac de la que se hace eco Epoch Times. Según el estudio demoscópico, solo el 26% de los hispanos consultados aprueba la gestión del presidente Joe Biden, la proporción más baja de todos los grupos demográficos que aparecen en el estudio.
Santiago Ávila, vicepresidente nacional de la Asamblea Nacional Hispana Republicana (RNHA), cree conocer las razones de esta deriva. En declaraciones a The Epoch Times, Ávila asegura que, si bien los hispanos han sido hasta ahora fieles votantes de los demócratas, en realidad tienen una cosmovisión más bien conservadora. Muchos de ellos, dice, «se crían escuchando que los republicanos son para los ricos y los demócratas, para los pobres». Lo que deberían entender, dijo, es que «los demócratas son más liberales y los republicanos son más conservadores».
Porque el Partido Demócrata, y esto es crucial frente a este bloque electoral, ha enloquecido con la ideología «woke», abrazando causas consideradas extremas y modelos que los propios hispanos han visto fracasar en sus países de origen. Y están empezando a desertar, asustados de las propuestas demócratas, que les recuerdan demasiado a lo vivido en Cuba o Venezuela.
Este cambio, de producirse de forma suficientemente masiva, podría condicionar totalmente el resultado de las elecciones de medio mandato. «Están empezando a darse cuenta de que sus valores conservadores se oponen a lo que los medios han estado tratando de transmitirles a favor de Biden y los demócratas».
Tampoco cerrar los ojos a la inmigración ilegal masiva es para todos los hispanos el caramelito que creen los jerarcas demócratas. «La inmigración ilegal supone una carga para el país«, reconoció Ávila, hijo de inmigrantes, señalando que los demócratas juegan con «emociones, sentimientos y tocan las fibras del corazón» al hablar sobre el tema. Pero, recordó, el expresidente Donald Trump y su administración fueron «muy efectivos» para llegar a la comunidad hispana.
Por mucho que los hispanos deseen aumentar sus números mediante la inmigración, es claro que si ellos o sus padres emigraron en su día es porque querían una vida mejor, y un país anegado por una inmigración sin control no es probable que se la proporcione. Para empezar, como dijo Trump, un país sin fronteras ni siquiera es un país, y guiñarle el ojo a los que llegan ilegalmente al país es aceptar que saltarse la ley tiene premio.
Por lo demás, asegura Ávila, la inmigración no es el tema que más preocupa a la comunidad hispana. El líder hispano señala que los hispanos valoran mucho la familia, una institución singularmente atacada por las políticas demócratas, y aprecian de Estados Unidos las oportunidades que presta su sistema para alcanzar la independencia económica. «No vinimos a este país a vivir de la asistencia social; estamos huyendo de eso».
Fuente: La Gaceta de la Iberosfera