El presidente Joe Biden se vio forzado a hablar a los votantes estadounidenses un día antes del anuncio del índice de inflación de abril que se ubicó en 8,3%.
La [desesperación y frustración] preelectoral de los demócratas y del mandatario en Washington se hacen cada vez más visibles, como todos los problemas que ha consolidado este gobierno en menos de año y medio de mandato.
Los resultados económicos, hasta el momento, son funestos para la Casa Blanca y para la gran mayoría de los estadounidenses, [“ahogados”] por el alarmante costo de vida.
En su discurso del martes 10 de mayo, Biden les suplicó a los electores que “no entreguen en noviembre el poder a la ‘ultra MAGA’” como ha calificado en tono [divisorio y despectivo] a los seguidores del expresidente Donald Trump y conservadores en general.
Balance negativo
Y es que el líder de la Casa Blanca tiene escasos logros que exhibir en la campaña demócrata con una economía que, lejos de mantener y agilizar la recuperación, se ha estancado, y ha retrocedido como parte de la [desaceleración] que se agudizó a finales de agosto del 2021. Todo lo opuesto que ocurría [antes de la llegada del nuevo gobierno] a Washington el 20 de enero del pasado año.
La marcha atrás de Biden sobre las restricciones a la industria estadounidense del petróleo y su hasta ahora fallida plataforma de cambio climático y energías renovables llegó bastante tarde en un período electoral decisivo para el control del Congreso y sus erradas políticas económicas, con serias consecuencias para el bienestar de los estadounidenses que no perciben ninguna salida inmediata ni a mediano plazo a sus principales problemas domésticos.
La escasez también mella la capacidad financiera de las familias estadounidenses, como la falta de leche en polvo para bebés, que en las últimas dos semanas se ha convertido en un nuevo escándalo nacional.
Sara Khan, una madre residente en Washington, narró su angustia a medios de prensa para encontrar la leche de fórmula para su pequeño. Hasta ahora ha dependido de amigos y familiares, quienes le han enviado cajas de leche desde Boston, Nueva York o Baltimore. Pero ella es apenas un caso de decenas de miles de madres en EEUU.
Según la plataforma de datos sobre consumo Datasembly, la tasa de desabastecimiento de leche en polvo para bebés alcanzó el 43% a finales de la semana pasada, un 10% más que el promedio de abril.
«Es muy frustrante porque no es como si el problema hubiera surgido de la noche a la mañana», dice indignada Olivia Espinosa, otra madre afectada.
«Exijo la acción de la FDA (dirigida por la administración) Biden para abordar esta crisis de leche de fórmula para bebés. Los padres en Estados Unidos no pueden esperar ni un segundo más», tuiteó la congresista republicana Elise Stefanik.
Su colega Marjorie Taylor Green deploró en Twitter que «el [Congreso quiere enviar 40.000 millones de dólares para Ucrania], mientras que las madres estadounidenses no encuentran leche para bebés».
En un comunicado, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, calificó la escasez de «escandalosa e inaceptable», e instó al presidente Joe Biden a «tomar control de la situación”
El precio de la gasolina acaba de montarse sobre un récord nacional de 4,40 dólares el galón regular, al tiempo que el valor inflado del resto de los productos de consumo, materias primas y bienes duraderos siguen sin rastro de detenerse.
Los costos de la energía aumentaron 30,3% en los últimos 12 meses y el de la gasolina 43,6%, más elevado que hace un año.
Los alimentos saltaron 10,8% respecto al 2021, el mayor incremento anual desde noviembre de 1980, de acuerdo con el informe del Departamento de Trabajo.
Las carnes de res, ave, pescado junto con los huevos subieron 14,3%, el mayor nivel desde mayo de 1979. Los productos lácteos y cereales registraron importantes subidas en abril, mientras que las verduras y algunas frutas bajaron ligeramente.
También se incrementaron las tarifas aéreas, el valor de venta de las viviendas y los vehículos nuevos.
Todos esos precios mantienen la inflación en su más alto nivel en más de 40 años.
Mayores tasas de interés
John Williams, alto funcionario neoyorquino del Comité de Política Monetaria de la Reserva Federal (Fed o Banco Central), hizo declaraciones quizás inesperadas para la Casa Blanca.
«Espero que el FOMC (Comité de Política Monetaria) actúe rápidamente para que las tasas directrices vuelvan a niveles más normales este año», es decir, alrededor del 2%-2,50%, frente al 0,75%-1,00% actual, dijo el funcionario en una conferencia en Alemania del Bundesbank y la Asociación Nacional de Economía Empresarial (NABE).
En la noche anterior al comentario de Williams, la Fed hizo público un Informe sobre Estabilidad Financiera de EEUU en el cual los avances económicos estarán distantes en 2022 y 2023 bajo el curso de la actual situación nacional e internacional y sus perspectivas.
Al citar las tensiones en Europa a consecuencia de la invasión de Rusia y las presiones de China con su [intencional política de confinamientos] y cero casos de COVID-19, el texto enuncia las condiciones internas.
«Una inflación alta y tasas de interés al alza en Estados Unidos podrían tener una incidencia negativa en la actividad económica interna, los precios de los activos, la calidad del crédito y las condiciones financieras de forma más general».
«El alza de la inflación, las perturbaciones de las cadenas de suministro y los eventos geopolíticos en curso presentan riesgos para la capacidad de las empresas y familias en el reembolso de sus deudas», advierte el documento del Banco Central.
Se espera que en las próximas reuniones de la Fed a mediados de junio y finales de julio haya otras dos subidas de 0.50% de las tasas de interés, un elemento importante para intentar frenar la inflación, pero que también pone en reversa las inversiones y el desarrollo económico, a menos que el actual gobierno decida cambiar el rumbo de su estrategia económica o implemente medidas que no desmoronen la confianza del sistema financiero estadounidense.
Más pena que gloria
Aunque el dólar ha ganado valor, el alza agresiva de las tasas de interés atentan contra ese beneficio. Un tsunami de problemas acompaña a la moneda estadounidense: aumento a 11,5 millones de empleos vacantes, precios elevados del petróleo, niveles inflacionarios internos sin control por medidas erráticas y la dependencia de suministros del exterior; la impulsiva ayuda financiera a Ucrania, el descontrol en el gasto federal y la crisis crónica en la frontera sur, entre otros.
Si el Congreso aprueba la última solicitud de 40.000 millones de dólares para Ucrania, además de la ya acuñada de $16.400 (más varios envíos adicionales de dinero y armamento), la suma sobrepasaría -por el momento- los [$60.000 millones], mientras que la deuda pública de EEUU supera los [$30 billones].
La Bolsa de Nueva York cumple varias semanas en rojo frente al desbalance y la incertidumbre de los mercados bursátiles, pero sobre todo por la inseguridad acerca del rumbo de la economía estadounidense y el efecto de la camisa de fuerza que ahora debe asumir el Banco Central para, al menos, contener el impulso inflacionario.
Con una contracción de 1,4% del Producto Interno Bruto (PIB) en abril y un déficit comercial de 110.000 millones, no existe mucho espacio para el optimismo, menos para ver índices de inflación que no alarmen.
Los economistas habían pronosticado una tasa de crecimiento anualizada del 1,1% en el primer trimestre, según Refinitiv.
Reserva Federal obligada a medidas agresivas
El consenso general entre los analistas es que la Reserva Federal deberá apegarse al 0.75% de alza de tasas de interés en junio en vez de 0.50% como tiene previsto. Las condiciones internas y externas para EEUU no permiten la moderación, sino medidas de urgencia.
«La Fed continuará presionando los frenos de política con mayor determinación en los próximos meses, a medida que la inflación muestra una molesta persistencia», afirma Greg Daco, economista jefe de EY-Parthenon.
Las importaciones aumentaron 10,3% en el primer trimestre del 2022 y las empresas han reducido el ritmo de aumento de sus inventarios frente a lo ocurrido durante el cierre de 2021, cuando la adquisición de bienes era cada vez mayor para evitar interrupciones.
Ante la incertidumbre, los empresarios trabajan con mayor cautela sus inventarios y consideran que los altos precios, el aumento de tasas y el déficit comercial son elementos que frenan el consumo privado, que representa casi el 70% del PIB estadounidense.
Frente a una situación económica y política adversas en un [año electoral], el desatino de la Casa Blanca es tal que estudia en estos momentos revocar los aranceles de EEUU a China como parte del acuerdo comercial firmado en enero del 2020 y que erradicó las prácticas comerciales ilegales del régimen asiático durante décadas. Otra señal de que la irresponsabilidad y la improvisación conviven en Washington.
Fuente: Diario Las Americas