Un traspiés tras otro. La política exterior de la actual administración demócrata no solo es sinónimo de fracaso y ha contribuido a ceder influencias de peso en la arena internacional, sino que, por momentos, pareciera un clon ineludible de las pautas creadas e impulsadas por el expresidente Barack Obama durante ocho años de mano blanda y coqueteo con regímenes totalitarios. El actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, es la imagen vívida y desesperada de un partido político que se juega la mayoría en las venideras elecciones de medio término y ha tenido que lidiar no solo con la crítica situación económica, un quiebre en la cadena de suministros y una inflación de punto máximo en al menos cuatro décadas sino con una reputación de complacencia, retirando las tropas de Afganistán, manteniendo una posición maquillada de espectador frente a los delirios expansionistas del mandatario ruso Vladimir Putin en Ucrania y haciendo concesiones, a diestra y siniestra, con las dictaduras en el hemisferio.
La venidera Cumbre de las Américas, podría haber sido un bálsamo a su baja popularidad, sin embargo, numerosos países aliados a políticas de izquierda o sumisos ante el petróleo chavista, amenazan con boicotear el evento a celebrarse en junio en California, por primera vez, desde la primera edición en Miami en el ya lejano 1994.
En conversación con éste columnista para News Break, el notable abogado, académico y analista político chileno de origen judío, el Doctor Ricardo Israel, ex decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chile sostiene que la Cumbre “Corre un riesgo de fracaso, en comparación a la primera el cambio es muy notorio. EEUU propuso entonces una comunidad de democracia. Cuba no fue invitada y no hubo ningún problema. Eran otros tiempos. EEUU era la única superpotencia y eso se nota. La decisión de no invitar a una cumbre cuyo tema es la democracia a Cuba, a Nicaragua y Venezuela ha sido enfrentada y desafiada por Honduras, México, Bolivia y otros países, amenazando con no asistir. Esos otros territorios incluyen a varias de las islas que todavía reciben petróleo venezolano en el Caribe. ¿Qué ha pasado? Que ya EEUU no es la única superpotencia. De hecho, China ha penetrado, transformándose en el socio comercial de preferencia de muchos países de la región ante la indolencia de Washington. En segundo lugar, que ha sido mal planificada, las otras mal o bien tenían cuatro años para el país organizador y normalmente llegaban los jefes de estado simplemente a firmar lo que las burocracias respectivas ya habían acordado. EEUU parece confundido”.
Más que confundido, el gobierno de Joe Biden ostenta una preocupante y camaleónica estrategia discursiva. Sumida en el secretismo y las conversaciones tras bambalinas sin arrojar un ápice de transparencia y, rodilla en suelo, una tendencia a ceder ante presiones externas.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos para las Américas, Brian Nichols, declaró, en un principio que no esperaba que Cuba, Nicaragua y Venezuela fueran invitados porque «no respetan» la Carta Democrática Interamericana en 2001, redactada a instancias de la tercera Cumbre de las Américas en Quebec.
News Break
Héctor Valle, Editor Senior