El gobierno de Joe Biden, arrinconado por la inflación, busca activar todos los mecanismos a su alcance para tratar de contener el alza de precios y recuperar algo de popularidad a pocos meses de las elecciones legislativas de medio término, pero sus márgenes de acción son acotados.
Joe Biden se reunió el martes en la oficina Oval con el presidente de la Reserva Federal (Fed, banco central), Jerome Powell, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Este encuentro «es sobre todo un símbolo de que la administración es consciente de que la inflación afecta a numerosas familias en Estados Unidos y es un flagelo que hay que resolver de forma urgente», destacó Daco.
Pero también demuestra que «el gobierno no tiene el poder de limitar la inflación de forma directa», añadió el economista.
La economía de Estados Undos entró en desaceleración desde agosto del 2021, con índices récords en varios niveles como inflación (8,3%), deuda pública (más de 30 billones), escasez, falta de mano de obra, déficit comercial y fiscal, y subida de tasas de interés de forma acelerada.
La escasez de mano de obra (11,5 millones de puestos vacantes en EEUU) por el exceso de estímulos federales y los empleos desde casa en sectores de tecnología, ha presionado a las empresas a garantizar una remuneración mínima mejorada con ventajas como seguro médico y primas para enfrentar la crisis de mano de obra.
El Ejecutivo, que -como la Fed- consideró durante mucho tiempo que la inflación era un fenómeno «temporal», anunció un plan para impulsar la construcción de casas y hacer más accesible la vivienda. También utiliza las reservas estratégicas de petróleo para tratar de contener la escalada de precios de la gasolina, que baten récord tras récord.
Otras medidas requieren una improbable luz verde del Congreso, tal como aumentar impuestos a los más ricos y a las multinacionales.
El gobierno también querría reducir el costo del cuidado de niños para que muchas madres puedan volver al mercado de trabajo. La escasez de mano de obra empuja los salarios al alza, y eso a su vez impulsa la inflación.
Deterioro de la confianza
La confianza de los consumidores estadounidenses se deterioró fuertemente en mayo en todas las categorías de población, a su nivel más bajo desde agosto de 2011.
Este deterioro sorprendió a los analistas, que esperaban una caída pero mucho menor de 63,5 puntos.
El retroceso se debe tanto a la percepción de las condiciones económicas actuales como a las perspectivas para los meses venideros, y es generalizada independientemente de «ingresos, edades, educación, zona geográfica o simpatía política», resumió Joanne Hsu, economista encargada de la encuesta realizada recientemente por la Universidad de Michigan, muy seguida por los mercados.
«La evaluación de los consumidores de su situación financiera actual en relación con la de hace un año está en su nivel más bajo desde 2013», señaló Hsu. Más de un tercio de los encuestados atribuyen estas dificultades a la inflación y la incapacidad del gobierno de Joe Biden.
Fuente: Diario Las Américas