sábado, noviembre 16, 2024
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Cuba, el país se está vaciando

De mantenerse la actual estampida migratoria, para 2060 la población cubana podría reducirse a menos de tres millones de habitantes. Y estoy siendo optimista. Saquemos cuentas: en los últimos ochos meses han entrado por la frontera sur de Estados Unidos más de 140.000 mil cubanos. La mayor crisis migratoria de la historia en la Isla.
A ese paso, la cifra podría superar los 220.000 inmigrantes en el actual año fiscal estadounidense. Si multiplicamos 200.000 por cuarenta años el resultado serían ocho millones de compatriotas que estarían huyendo de la miseria, las promesas incumplidas de un fracasado ‘socialismo próspero y sostenible’ y la suicida consigna de patria o muerte entonada por el castrismo.
Los preocupantes datos solo recogen la emigración hacia Estados Unidos. Si le añadimos los cientos de miles de cubanos que están yéndose del manicomio político y económico y escapando a cualquier país, los pronósticos podrían reducirse en cuatro o cinco años.
A ese ritmo, es muy probable que si la dictadura verdeolivo lograra sobrevivir y conmemorar el centenario de la revolución de Fidel Castro en la antigua Plaza Cívica, tendría que movilizar a miles personas de otras provincias para llenar la explanada. Tal vez no habría disidentes ni periodistas independientes, estarían presos o exiliados. La casta gobernante, un voluminoso bloque de burócratas, intelectuales aduladores y soplones de barrio, si quieren seguir desayunando, merendando, almorzando y cenando (y mantener sus grotescas fisonomías), tendrían que coger guatacas y ponerse a sembrar en los campos.
No es una broma. Cuba se está vaciando. Como un viejo balón de fútbol que se desinfla. Son demasiados los problemas y no se vislumbran soluciones. Comer arroz, frijoles y una vianda hervida se ha convertido en un lujo para un segmento amplio de la ciudadanía. Como promedio, un cubano hace tres horas diarias de colas. No hay medicamentos en las farmacias ni algodón, esparadrapo y vendas en los hospitales.
Por si fuera poco el calvario para una población que resiste apagones por horas, los medios estatales y la propaganda del partido comunista han construido un país virtual inexistente.
Los dirigentes cubanos son una pésima parodia de Cantinflas, pero obesos. A Miguel Díaz Canel le gusta alardear de tener una intensa agenda de trabajo y aparentar el don de la ubicuidad. Recorre la isla de punta a cabo. Pero nada resuelve. Repite palabras gastadas como “resistencia creativa” , “arrancarle un pedacito a los problemas”, “la limonada es la base de todo” y frases del difunto Fidel Castro.
Irene, filóloga, asegura que por higiene mental no consume información de medios estatales excepto cuando se avecina un huracán. “Como si no fuera suficiente con la vida de mierda que llevamos para tener que aguantar a esa partida de barrigones. En cualquier país medianamente democrático estarían presos o habrían tenido que renunciar por incompetentes. Cuba se ha convertido en una pesadilla, por eso la gente se está yendo ‘a pululu’. Espero emigrar a las Islas Turcas y Caicos, donde tengo buenos amigos. Es un periplo profesional más largo para conseguir la meta final, los EEUU. Pero soy joven y tengo el tiempo a mi favor”. Cuando se le pregunta a Erich, estudiante universitario, cuál es su sueño, responde: “Obtener una beca en EEUU o España. Me da igual Australia, Israel o Corea del Sur. Rezo cada día para escapar de esta locura”.
Yuleisis, diseñadora, se decidió a vender su casa -como muchos- cuando supo que su prima y el novio habían cruzado a nado el Río Bravo. “Ya estoy en la yuma, prima. Decídete, que para luego es tarde. El último que apague el Morro”, le dijo su prima. “El problema es que no hay dinero en la calle. Mi apartamento, bien cuidado, costaba 40 mil dólares hace unos meses. Ahora lo estoy vendiendo en 28 mil y no aparece comprador. Voy a rebajarlo a 20 mil dólares. No quiero quedarme atrapada aquí”.
Se marchan profesionales, estudiantes universitarios, obreros y campeones olímpicos como la jabalinista Osleidys Menéndez o el canoísta Fernando Dayán Jorge.
En días recientes fue capturado en un intento de salida ilegal, según las autoridades cubanas, el boxeador matancero Andy Cruz, campeón olímpico en Tokio en 2021. Incluso personas de la tercera edad también quieren irse del país. No hace mucho llegó a la Florida una anciana de 85 años.
Eugenio, 72 años, cirujano retirado, dice que vendió un auto de la era soviética para poder reparar el techo de su casa y darle de comer a la familia. “Nunca pensé emigrar y menos a esta edad. Pero mi hijo en Estados Unidos quiere que su madre y yo nos vayamos de Cuba de manera legal”.
Olga, maestra jubilada que vive en condiciones de extrema pobreza, dice que ella sí está jodida. «No tengo familia en el extranjero ni nadie que me mande un dólar. Tengo que dispararme a estos tipos (los del gobierno), sin papa y sin aceite. Si tuviera dinero, aunque voy a cumplir 70 años, me largaría de Cuba”.
En su opinión, lo peor es que no se vislumbra una salida a la actual crisis económica y creciente inflación. “Mientras el país sea dirigido por los mismos de siempre, esto va a durar cien años y Cuba será gobernada por una pila de viejos, enfermos y locos.
Por el camino que vamos, la isla se va a quedar vacía”, afirma Olga. Y no exagera. Las estadísticas espantan.

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