Un cabo suelto. Eso parece ser la computadora portátil de Hunter Biden, la misma que dejara abandonada en un taller de reparaciones de Delaware en 2019 y que le sigue dando dolores de cabeza.
La computadora personal del hijo del presidente Joe Biden lo ha delatado sobre sus nexos directos con el régimen comunista de la República Popular China (RPC).
De acuerdo con un artículo de The New York Post, la famosa laptop contiene una lista de contactos de importantes funcionarios de Estados Unidos, básicamente, encargados de supervisar las relaciones EEUU-China, y también de al menos 10 altos ejecutivos de Google, con quienes Hunter habría contado en términos financieros.
Este nuevo descubrimiento ha causado un tremendo revuelo en la opinión pública nacional, ya que «genera nuevas preguntas sobre hasta qué punto el hijo de Joe Biden podría haber aprovechado sus importantes conexiones para beneficio personal», señaló el reporte en cuestión.
Implicados en el disco duro
Mientras Joe Biden fungía como vicepresidente del país durante el mandado de Barack Obama (entre 2009 y 2017), todo indica que Hunter no perdía su tiempo. Hijo problemático y polémico, al fin y al cabo, más bien se dedicaría a sacar ventaja de su apellido y sus trascendentes conexiones.
A juzgar por lo descubierto, entre esos vínculos aparecen muchos funcionarios gubernamentales de alto nivel que estaban en condiciones de ayudarlo con sus aspiraciones comerciales en el gigante asiático, y también varios expertos de Google que le habrían aportado dinero para sus proyectos con firmas chinas.
Varios medios de prensa difundieron los nombres y cargos de los funcionarios implicados que aparecieron en el disco duro de la laptop:
- John Kerry (exsecretario de Estado)
- Max Baucus (exembajador de EEUU en China)
- Thomas Parker (exasesor especial del vicepresidente Biden para asuntos de seguridad nacional)
- Sarah E. Kemp (exconsejera comercial en la embajada de EEUU en Pekín)
- Patrick Mulloy (excomisionado de la Comisión de Revisión Económica y Seguridad Estados Unidos-China)
- Bruce Quinn (exdirector de implementación de la oficina del Representante Comercial de EEUU en China, Hong Kong y Taiwán)
A propósito de Quinn, según The Post, este fue el único funcionario que accedió a comentar sobre su vínculo con Hunter, del cual se deslindó rotundamente. «Nunca lo he conocido. Ni siquiera puedo imaginarlo». Eso sí, rememoró que «en ese entonces, solía ir a todo tipo de conferencias y seminarios, [y] no hay duda de que [el aludido] podría haber asistido a uno de los eventos conmigo».
En cuanto a los expertos de Google, que también estarían vinculados con las actividades de Hunter, estos serían los presuntamente implicados:
- Kenneth Davies (ramas filantrópicas y capital de riesgo entre 2008 y 2012)
- Bill Maris (fundador de Google Ventures)
- Dan Reicher (exdirector de Iniciativas de Energía y Cambio Climático)
- Alan Davidson (exdirector de Políticas Públicas para las Américas)
- Christiaan Adams (defensor sénior de desarrolladores, Divulgación y Respuesta a Crisis de Google Earth)
- Johanna Shelton (directora de Políticas Públicas)
- Manuel Tamez (exjefe de Políticas Públicas y Asuntos Gubernamentales para México, Centroamérica y el Caribe)
- Mike Brasil (gerente de operaciones financieras)
- Jacquelline Fuller (vicepresidenta de Google y presidenta de Google.org)
- Megan Smith (exvicepresidenta de Desarrollo de Nuevos Negocios)
Algo llamativo en esta lista es que, curiosamente, algunos de esos contactos sirvieron en la Casa Blanca, entre ellos, Megan Smith, quien se convirtió en directora de tecnología en septiembre de 2014 y Alan Davidson, quien pasó a ser director de Economía Digital del Departamento de Comercio a partir de junio de 2015, según comentó Washington Dailies.
Kenneth Davies, por su parte, dijo a The Post que recordaba a Hunter viniendo a la sede de Google en Mountain View, California, para presentarle a los empleados algunas inversiones en el extranjero. «Ciertamente, no sabía de qué estaba hablando. Era más algo así como: ‘Soy Hunter Biden, mira el apellido'».
El propio Davies, quien según la laptop le envió a Hunter una solicitud de conexión de LinkedIn en junio de 2011, señaló que no podía rememorar las empresas específicas que el hijo de Joe presentó durante esas reuniones, pero sí mencionó que su impresión general fue que «este tipo claramente estaba bajo las faldas de su padre».
Paralelamente, recordó que Google «organizaba grandes eventos de recaudación de fondos en nombre del Comité Nacional Demócrata y como muchos en Silicon Valley, la compañía y sus empleados sirvieron como fuentes de ingresos confiables para Biden y el Partido Demócrata», puntualizó The Post.
Megan Smith, por ejemplo, donó más de 75.000 dólares al partido azul, mientras que Jacquelline Fuller donó más de 27.000 al mismo bando, incluidas donaciones de 2.700 dólares al comité de campaña presidencial de Biden y su comité de acción política, de acuerdo con registros de la Comisión Federal de Elecciones.
Actividad conjunta de los Biden en China
Como ya es sabido, en 2013, Hunter Biden y su padre, en ese entonces vicepresidente del país, viajaron juntos a Pekín para visitar a Xi Jinping. En aquella ocasión, Joe intentaba reducir las tensiones en torno al Mar de China Meridional al tiempo que su hijo trataba de hacer negocios con Jonathan Li, un financiero chino que dirigía el fondo de capital privado Bohai Capital.
Según el antes citado reporte del New York Post, «diez días después de ese viaje, funcionarios chinos aprobaron la licencia comercial china para Bohai Harvest, una nueva empresa que invertiría dinero chino en proyectos fuera del país y que Hunter había estado tratando de lanzar durante más de un año».
Cuenta el mismo artículo que Hunter, incluso, fue agasajado por oligarcas chinos, entre ellos, Ye Jianming, jefe de CEFC China Energy Co., quien llegó a regalarle un diamante valorado en unos 80.000 dólares.
De manera paralela se supo que, además de reunirse con socios comerciales de Hunter en la Casa Blanca, Joe Biden igualmente habría sido receptor de una participación accionaria del 10% como resultado de una empresa conjunta con CEFC, firma petrolera vinculada con el Partido Comunista Chino y brazo capitalista de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés).
Según confirmaría el exsocio comercial de Hunter, Tony Bobulinski, en los correos electrónicos encontrados en la computadora portátil de marras (unos 120.000, según ha trascendido) se referían a Joe como “el tipo grande”. Naturalmente, la asociación de los Biden fue crucial para darle a CEFC una apariencia de respetabilidad en el extranjero, de acuerdo con otro reporte de The Post.
La misma fuente dijo que la empresa petrolera china pagó muchísimo dinero «por el brillo que representaba tener el apellido del vicepresidente de los Estados Unidos adjunto a sus proyectos turbios». Es decir, «CEFC pagó a Hunter y a su tío unos cinco millones de dólares y [otros] seis millones a Rob Walker, amigo de confianza de la familia Biden, cuya esposa, Betsy, era la asistente de Jill Biden», esposa de Joe.
Si bien el contrato entre el consorcio Biden y CEFC se firmó en mayo de 2017, luego de que Joe dejara el cargo, Bobulinski afirmó que el dinero mencionado fue el pago por el trabajo realizado en 2015 y 2016 (los últimos dos años de la vicepresidencia de Joe), referente al uso de su nombre para avanzar con el BRI en Omán, Luxemburgo, Rumania, Medio Oriente y Asia.
En 2017, como también se relata en la computadora portátil y en el material de Bobulinski, CEFC se embarcó en una adquisición de 9.000 millones de dólares del gigante petrolero estatal ruso Rosneft. De acuerdo con la misma fuente, esa fue la inversión más grande de China en Rusia y la que significó un cambio preocupante en el poder geopolítico en detrimento de la seguridad nacional de EEUU.
A raíz de estos descubrimientos, el senador republicano por Wisconsin, Ron Johnson, dijo a The Post que, «una vez más, esto plantea dudas sobre hasta qué punto Hunter Biden usó el nombre de su padre para beneficio personal». Al propio tiempo, se preguntó «¿por qué Hunter tiene estos contactos? ¿Alguna vez conoció o se comunicó con esas personas? Y si es así, ¿cómo esos contactos lo beneficiaron a él, a su padre y a Biden Inc.?».
Con anterioridad, en abril pasado, Johnson apuntó que «Joe mintió cuando dijo que nunca discutió los negocios extranjeros de Hunter. [Por tanto], ya es hora de que los medios corporativos exijan la verdad y la corrupción de Biden, Inc. sea expuesta». Desde luego, esas y otras muchas cuestiones requieren, cuando menos, una precisa y honesta aclaración.
Repercusiones del escándalo
A pesar de la evidencia que continúa saliendo a la luz pública, el ahora presidente Joe Biden siempre ha negado cualquier nexo que lo involucre en los turbios acuerdos internacionales de su hijo. Es más: la Casa Blanca ha dicho reiteradamente que se trata de negocios privados no vinculados con el mandatario.
Google, entretanto, manifestó en un comunicado de prensa que nunca ha invertido efectivo alguno en ningún proyecto de Hunter. En cuanto al personal de la empresa presuntamente implicado en sus negocios, declaró que se trata de «empleados que, en su mayoría, se fueron hace mucho tiempo [de la compañía]».
Otros medios de prensa se han hecho eco de este reciente descubrimiento y han expresado su opinión al respecto. Fox News, por ejemplo, dijo a través de su colaboradora Miranda Devine que, al parecer, Hunter estaba muy arraigado a los escalones más altos del Gobierno durante el tiempo en que su padre era vicepresidente.
Según Devine, hay preocupaciones bien fundadas de que Joe Biden también podría verse comprometido respecto a China, a través del negocio familiar de su hijo y su hermano, hechos que ya están siendo investigados por el fiscal federal de Delaware.
En su opinión, tras las próximas elecciones intermedias de noviembre, si los republicanos recuperan la Cámara o el Senado, definitivamente estarán investigando estos vínculos con el régimen comunista chino.
De momento, Hunter parece desentenderse del problema. En el pasado, ha dicho que «podría haber una computadora portátil que me robaron» y, tratando de restarse culpabilidad por los hechos antes citados, ha sugerido que podría haber sido víctima de un ciberataque por parte de la inteligencia rusa, un argumento insulso y poco creíble a estas alturas.
Sobre el resto de las cosas que se han encontrado en su laptop delatora, ni hablemos: hay de todo lo que usted pueda imaginarse, pero eso no es lo que importa. Lo que sí importa, y mucho, son sus claros nexos con la China comunista, su uso del tráfico de influencias para lograr sus objetivos y el grave peligro al que ha expuesto a EEUU desde cualquier ángulo que se analice.
Confiemos entonces en que las investigaciones al respecto confirmen lo que ya se sabe para que reciba el castigo que merece. No por llevar el apellido Biden sus acciones deben quedar impunes. A la gente oportunista, inescrupulosa y apátrida, como él, hay que condenarla cuanto antes. Como dice la Constitución, nadie está por encima de la ley.
Sobre el Dr. Rafael Marrero
Multipremiado economista, empresario, comentarista de noticias y autor Bestseller. Su nuevo libro “América 2.0: La Guerra de Independencia de EE.UU. Contra China” está disponible en Amazon. https://bravozulupublishers.com
rafael@rafaelmarrero.com