En Venezuela, hay diez sacerdotes de la Iglesia católica involucrados en denuncias de abuso sexual infantil. La mitad de ellos está en libertad. Unos la obtuvieron antes de tiempo, otros jamás pisaron la prisión y tres regresaron al ministerio como si nada pasó.
Una investigación de The Washington Post revela dos tragedias detrás de los casos: las víctimas pertenecen a entornos pobres y vulnerables -sometidos hasta con armas de fuego para complacer a los presbíteros- y la posible colusión entre un sistema judicial corrupto y la Iglesia para proteger a los perpetradores en lugar de a las víctimas.
“Hay un sistema macabro” entre la Iglesia y el Estado, confesó una monja que habló bajo la condición de anonimato al medio por temor a represalias. “Las familias necesitan ayuda, comida, todas las cosas que provee la Iglesia en las comunidades pobres, y los perpetradores usan esto para llegar a las víctimas y mantenerlas calladas”.
Sin profundidad
Los casos estremecen. Sin embargo, el clero venezolano maneja la situación con guante seda en un comunicado donde, sin mencionar a ninguno de sus miembros, ni especificar cuántos están inmersos en denuncias, sólo señala que la Conferencia Episcopal (CEV) ha “procurado las investigaciones y los procesos, según la legislación eclesial sancionando a sacerdotes y otros miembros de la Iglesia a quienes se les ha comprobado que han cometido delitos”. ¿Quiénes son? ¿Qué pasó con las víctimas? Ni una palabra. Alegan “respeto y confidencialidad” al respecto.
En la misiva suscrita por el obispo de San Cristóbal y primer vicepresidente de la organización, Ángel Caraballo, obispo de Cabimas; Ricardo Barreto, obispo auxiliar de Caracas y Fray Eddy Polo, presidente de la Conferencia Venezolana de Religiosos y Religiosas; hay silencio a cambio del compromiso de “hacer de las instancias de Iglesia lugares seguros para todos”.
También anuncian la creación de una Comisión de Prevención, conformada por obispos, presbíteros, religiosas y fieles laicos para recibir denuncias de abuso. Lo hacen siguiendo las directrices y normas establecidas por los últimos Papas en el documento compartido en su cuenta de Twitter.