Gustavo Petro quiere implantar en Colombia un modelo basado en feudos de propiedad de los aborígenes, los grandes señores feudales de Colombia, administrados por unos “cortesanos” que los puedan dominar fácilmente desde el Palacio de Nariño. Feudos con autonomía administrativa y judicial, con autarquía económica basada en el cultivo de coca y con un ejército propio conformado por las Guardias Campesinas.
Ramón Pérez-Maura, refiriéndose a lo ocurrido en Bolivia, resume perfecto el plan de Gustavo Petro en Colombia: “Cambiar su identidad nacional y dividirla en pequeñas provincias indígenas, fáciles de dominar y de manipular, con el fin de convertir a esa nación en un centro internacional de producción de cocaína”.
La propuesta hecha por la señora vicepresidente, Francia Márquez, en el sentido de legalizar el tráfico de cocaína y de crear un nuevo departamento, es el paso previo para la balcanización de Colombia. A ese departamento se le sumarán muchos más, basados en el concepto de “plurinacional”, siguiendo al píe de la letra la tesis doctoral del ultra marxista español, Íñigo Errejón, joven militante del partido comunista Podemos.
La influencia del comunismo español en Hispanoamérica es muy grande, como si fuera verdad la teoría conspiranoica que afirma que en España vive “La Familia” que maneja el narcotráfico en toda la región. Los de Podemos redactaron la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia. En Colombia, uno de los jefes supremos de Podemos, Enrique Santiago, redactó el Acuerdo de Paz suscrito entre Juan Manuel Santos y las FARC que fue incluido en el “bloque constitucional”, a patadas.
En Chile, también, los de Podemos redactaron la constitución que convertirá a Chile en un “Estado Plurinacional e Intercultural”, si es aprobado el nuevo texto constitucional en un plebiscito que se celebrará en septiembre de 2022. Aunque todas las encuestas muestran que ganaría el «Rechazo», el presidente chileno, Gabriel Boric, ya habla de un Plan B que, por la presencia de la ultraizquierda española, supongo, será calcado del Plan B de Juan Manuel Santos, cuando ganó el «No» en el referendo que pretendía legitimar el Acuerdo de Paz de Santos con las FARC.
Esa plurinacionalidad, que promueve el influyente Errejón, es el germen de la balcanización de Colombia. Gustavo Petro mezcla la teoría del valor y de la importancia de la tierra de los Fisiócratas del Siglo XVIII con la doctrina de Pablo Escobar Gaviria y Gonzalo Rodríguez Gacha de la segunda mitad del Siglo XX sobre la soberanía criminal en los territorios de su propiedad, Un cóctel teórico que ya probó su éxito en Bolivia.
La expropiación selectiva de tierras se va a concentrar en los territorios ubicados en los corredores estratégicos de salida de las mercancías de las economías ilegales. Pablo Escobar y sus secuaces compraron, con recursos propios, un corredor de tierras desde el Magdalena Medio hasta la costa norte de Colombia que le daba salida al mar Caribe a sus alijos de cocaína.
Las mafias de las economías ilegales obsesionadas desde la época del gobierno de Ernesto Samper con el despeje de Florida y Pradera, Valle, van a tener salida al Océano Pacifico a través de tierras expropiadas por el Estado colombiano, en las que, paradójicamente, el Estado colombiano no va a tener injerencia por tratarse de territorios adjudicados a los pueblos aborígenes colombianos que, gracias al plurinacionalismo, serán autónomos y ajenos al ordenamiento jurídico del resto de los colombianos. Un plan brillante, sin duda, por algo dicen en España que Iñigo Errejón es el niño genio del mal.
Cada territorio va a representar a alguna tribu aborigen, protegida, que tendrá autonomía total. Territorios sagrados, ajenos a la ley del resto de colombianos que tienen una deuda histórica que no han podido saldar en los últimos 530 años. Y si a eso le sumamos “lo del clima”, serán territorios sin Dios ni Ley. ¿O alguien va a tener la osadía de cuestionar alguna actividad de los que van a evitar que se derritan los polos y se ahoguen todos?
El soporte ideológico para consumar el plan totalitario de Gustavo Petro, es el apocalipsis climático, igual que en la Edad Media fue el apocalipsis bíblico. Una amenaza permanente para infundir miedo y poder dominar a los más asustados y a los más temerosos que son los niños y los jóvenes que, además, legitima el expolio de las tierras en nombre del cambio climático y de la inclusión de los pueblos aborígenes colombianos que son los únicos sabios que conocen la estrategia para llevar a Colombia a vivir en la Era preHispánica, cuando el clima no era un problema.
En el plano institucional, como en la Edad Media, la Iglesia católica será la fuente suprema de poder para Gustavo Petro, que recibió la bendición del jesuita papa Francisco y ha sido refrendada por representantes de Dios en la Tierra como el sacerdote jesuita Francisco de Roux SJ que tiene la facultad divina de modificar la realidad y de redefinir la verdad.
El Poder Legislativo colombiano lo tiene Gustavo Petro a sus pies, como quedó demostrado el día de la instalación del Congreso colombiano 2022-2026 que no tuvo nada que envidiarle al derroche de inclusión, de ramplonería y de chabacanería de la instalación de la Convención Constituyente chilena.
En el Congreso, Gustavo Petro va a poder hacer todo lo que quiera porque desde el día que lo eligieron ha hecho todo para demostrar que es uno más de los políticos tradicionales colombianos. Y si tuviera que convocar a una Asamblea Constituyente para realizar los cambios que necesita realizar para balcanizar a Colombia, contaría con la aprobación unánime del pueblo porque todos los partidos políticos lo apoyan, salvo un par de partidos de oposición que sumarían una votación insignificante. Que Petro aumentara su votación entre la primera y la segunda vuelta, el 25 % en solo tres semanas, es propio de un caudillo de los que ya no se ven.
La elección de Roy Barreras en la presidencia del Senado, un burócrata que ha militado en todos los partidos políticos que existen en Colombia, asegura el dominio pleno sobre todas las bancadas que conforman la mayoría. El paso de todas las reformas que pretende imponer Petro, serán aprobadas sin mayores reparos.
Con el homenaje que le rindió Gustavo Petro a Simón Bolívar, en su posesión, aseguró también el apoyo irrestricto de la gran logia de masones que desde Simón Bolívar, precisamente, ha dominado a Colombia desde la sombra.
El director del Banco Emisor, Leonardo Villar, fue el subalterno del Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo y, los dos, fueron los subalternos de Ernesto Samper durante su gobierno, con eso, Petro asegura que el Banco Central colombiano no será independiente y que, por lo tanto, las máquinas de hacer billetes no van a descansar.
La hiperinflación no será problema porque le van a echar la culpa a Putin o al Crack del 29, y los colombianos, uno de los pueblos más ignorantes en economía y finanzas, van a sentirse orgullosos por ser un pueblo resiliente que paga diez veces más por la gasolina que el resto del mundo.
El proceso de balcanización de Colombia ya empezó y será irreversible.
Fuente: Panampost