El Gobierno ha anunciado unos Presupuestos que agravarán la crítica situación económica de las familias y de las empresas, y que no están diseñados para salvaguardar el Estado del bienestar y proteger a los más débiles, sino para comprar voluntades en un año electoral y para continuar la irresponsable y destructiva agenda izquierdista de impuestos confiscatorios, y gasto y deuda sin fin.
En un momento en el que la inflación merma nuestros ahorros y vacía nuestros bolsillos, estas cuentas, que todavía deben respaldar los socios separatistas y proetarras de Pedro Sánchez, con sus correspondientes contrapartidas en perjuicio de la unidad nacional, no son más que ruina para el conjunto de los españoles, que ven [a la vez] resignados como el gasto político inútil y los privilegios del Gobierno más caro de la historia, con una veintena de ministerios y miles de asesores, continúa creciendo.
Urgía en España una rebaja de impuestos que permita sobrevivir a las empresas y a los trabajadores, un recorte drástico del gasto político y el fin de todas esas subvenciones de carácter ideológico… pero el Gobierno ha elegido el camino contrario. El de la quiebra y la miseria presupuestada. El del precipicio. El del socialismo.