La gestión del presidente Jair Bolsonaro ha registrado en los últimos meses indicadores positivos para Brasil. Por ejemplo, produjo más propietarios en ocho meses que Luiz Inácio Lula da Silva en ocho años, bajó los precios de combustibles y es el único país de la región que este año avanza en dirección opuesta a la inflación.
Los salarios también entran en este rango de aciertos. Según estadísticas del Banco Central de Brasil, la masa salarial real para el total de las personas ocupadas creció 1,24 % en agosto. En total, dicho crecimiento contabiliza 10 meses ininterrumpido.
En consonancia, los ingresos reales «aumentaron 8,8 % desde noviembre del año pasado, y acumulan un aumento del 2,34 % desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia del país», citó La Derecha Diario. Al respecto, «la cantidad de personas desocupadas cayó de 12,95 millones a 9,69 millones entre octubre de 2021 y agosto de este año».
El mandatario está por medirse en la segunda vuelta contra Lula da Silva el próximo 30 de octubre. Por ese motivo, los logros que alcanza en su gestión servirán como ancla para captar votantes y superar a su contrincante de modo que pueda lograr la reelección. Mientras tanto, el candidato por el Partido de los Trabajadores (PT) dice tener bajo el brazo un plan de reajuste del salario mínimo, ante exigencias de que presente un plan concreto sobre un hipotético gobierno de izquierda.
Lista de aciertos
Abril de este año fue el punto de partida para la recuperación de los salarios en términos reales de Brasil. El motivo, fue la reducción de la inflación que pasó a convertirse en «deflación» por las políticas del presidente Bolsonaro. Este marcó un claro contraste con el resto de países latinoamericanos aplastados por el aumento de precios y por las consecuencias de la pandemia. Sin embargo, en dicho país en el escenario es diferente.
Yendo el detalle, «la garantía legal para la independencia de la autoridad monetaria se convirtió en un factor clave para el programa económico de Bolsonaro», apuntó el portal. En paralelo, Paulo Guedes, ministro de Economía, eliminó los riesgos por la “dominancia fiscal” (cuando se superponen las decisiones monetarias a necesidades de política fiscal) y logró que Brasil registrara el superávit más alto desde 2014.
De esta manera, bajo el mandato de Jair Bolsonaro el país ha obtenido victorias en los económico que lucen lejanas para otras naciones con gobiernos de corte socialista. La situación de Argentina es una de las más alarmantes con la segunda inflación mensual más alta de la región —luego de Venezuela— con 7,5 % en agosto. Mientras que la anualizada marcó 78,5 %, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
El espejismo de Lula
Medios como Infobae mencionan que Guedes logró que Brasil tenga unas previsiones de crecimiento para 2022 que por primera vez en 41 años superan incluso a las de China. Las exportaciones aumentaron, el desempleo disminuyó y el Producto Interno Bruto (PIB) creció. Si bien se recupera de las consecuencias de la pandemia, lo hace mejor que otros a nivel mundial.
Aún con ese contexto, Lula sigue negándose a mostrar el documento de su plan económico y para abordar el tema, tan solo explica que su objetivo es terminar con la promesa. Asegura que en el pasado el país también tuvo logros económicos. Y de hecho, así fue.
Tras pocos meses de terminar su segundo mandato, Brasil llegó a convertirse en la séptima economía del mundo. No obstante, el país gozaba de un enorme auge en la exportación de materias primas. Mientras que en el contexto internacional Lula tuvo el apoyo del dictador venezolano Hugo Chávez, quien usaba la bonanza petrolera para objetivos políticos suyos y de aliados.