Juntos por la libertad, y la mayoría por la hispanidad; añadiría y creo que coincidiremos, que en ese concepto de libertad: de la economía, de la política, de la sociedad, los puntos mayormente esenciales lo constituyen la cultura y la educación. Sin la cultura y la educación no existiría fuerza mayor en los apartados anteriores: porque hubo una época en que la agricultura y el verbo iban de la mano, produciendo y aprendiendo, así se creó la humanidad. Si el comunismo ha avanzado desde 1917 hasta la fecha ha sido porque se empeñó en destruir esos valores, identidades variadas culturales, mediante el adoctrinamiento, porque transformó la educación en un fervor ideológico existencial y morboso, y finalmente hizo añicos al dispersar las esquirlas que conforman las fuerzas sustanciales de los pueblos: su especificidad cultural, su sencillo anhelo de ser, creer, de existir mejores en el tiempo.
El comunismo se apropia del alma, con su garra extrae el espíritu y arranca el motor de identidad del ser humano, roba y borra el sentido de sus orígenes, despedaza el idioma, descuartiza la idea telúrica de individualidad natural y humanista. El comunismo rebaja al individuo a sujeto dependiente a vida, bajo órdenes e instrucciones, lo convierte en un esclavo y “atormentador de sí mismo” (cito a Terencio), luego de haberlo torturado psíquica y físicamente hasta la extinción y la muerte. Nadie puede considerarse enteramente vivo con el alma exánime.
Esto ocurrió en Rusia, hoy sigue sucediendo, con ese nuevo comunismo oligarca modernizado que Vladimir Putin le vendió al mundo, y que el mundo compró, como mismo Estados Unidos le compró al PCCH en China, mediante aquella gran equivocación interesada de Henry Kissinger de la que hoy al parecer se arrepiente. Porque Estados Unidos, todo sea dicho, es especialista en sembrar el caos bien lejos para, al tiempo, ya sin remedio, arrepentirse, y cuando se arrepienten ya es demasiado tarde. El mejor ejemplo es Cuba.
A Cuba le están imponiendo una cambio-fraude, bajo complicidad de Estados Unidos y del régimen socialcomunista español,
El origen de ese comunismo oligarca modernizado estaba ya en los planes de Vladimir Lenin, allá en los inicios del horror, continuado criminalmente por Iósif Stalin, y puesto en marcha desde los años 90, tras el derrumbe del Muro de Berlín y del Bloque Socialista, el puño en alto (blandiendo dólares y euros) de este pretencioso hijo del comunismo más que de Rusia, hijo de sí mismo, hijo de Putin, que hoy vuelve a poner al mundo en peligro como lo hizo Fidel Castro en el principio de la Guerra Fría; la que, por cierto, el mundo quiso creer acabada, y que no hizo más que entibiarse durante un puñado de décadas, con la intención de dar ventaja a gentuza como Putin y su nueva fórmula de la KGB, y al PCCH en China con su cambio-fraude.
El cambio-fraude, término acuñado por Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación, asesinado por Raúl Castro y por el ‘hijete’ Alejandro Castro Espín, que desde los dos mandatos de Barack Obama, y hoy con el tercer mandato de Obama, digo, de Joe Biden, le están imponiendo a Cuba, bajo complicidad de Estados Unidos, del régimen socialcomunista español, y de otros regímenes de la izquierda y la ultraizquierda (más de 150 millones de víctimas) en Sudamérica.
En Cuba se censuró la música, prohibiéndola y exiliando de manera obligada a sus creadores y compositores
En Cuba, Fidel Castro no sólo despedazó el país, de seis provincias multiplicándolas a catorce, también picoteó y machacó los buenos modales, los tratamientos y el lenguaje fueron perseguidos y amonestados. ¿A España, que en Láncara ha inaugurado un museo en su honor, le dice algo esto? Hoy, por necesidad —vaya, vaya— del mercado turístico, han tenido que volver al “Señor” y “Señora”, términos de dignidad que fueron borrados de nuestro idioma de manera obligatoria al ser considerada esa forma educada, por los mandamases del castrismo, como aburguesados rezagos del pasado, para sustituirlos por “compañero” y “compañera”; y de tal modo han ido destrozando el idioma. También, bendito dios del turisteo, despenalizaron el idioma enemigo: el inglés. En Cuba se censuró la música, prohibiéndola y exiliando de manera obligada a sus creadores y compositores; en una isla toda música, hasta en la forma de hablar y de moverse, eso fue y es una cuchillada mortal en su más profunda identidad.
A los creadores y educadores se les encarcela, se les envía al paredón de fusilamiento
Pero como los esclavos en los barracones cantaban por no llorar, pues implantaron la Canción Protesta, que caló en los Autes y etcétera y demás de España, canción que no protesta más que contra los horrores que se cometen en los confines más distantes, y de ninguna manera en Cuba; haciendo un gran salto, de ahí al ‘Patria y Vida’, el lemita de Fidel Castro que sacó a modo de revitalización en 1999 (véanlo en YouTube), después de haber repetido hasta el hartazgo el ‘Patria o Muerte’, que luego se deslizó al ‘Socialismo o Muerte’, y el continuará… hasta el Koniec soviético…
En Cuba, como saben, hace más de 63 años se censuran las ideas, las obras literarias y sus autores. A los creadores y educadores se les encarcela, se les envía al paredón de fusilamiento como hace más de 50 años hicieron con el joven escritor cubano Nelson Rodríguez Leyva, como mínimo se les impone el exilio. En Cuba se fusiló y se fusila a opositores; se les aniquila, enmascaran los asesinatos bajo accidentes automovilísticos, una práctica muy común de aquella URSS, que hoy bajo el falso velo de la defensa frente a la globalización, intenta revender las agresiones y las invasiones como prioridad territorial y moralista superior.
El comunismo y su cambio-fraude, o sea, el socialcomunismo, no sólo suprimen la cultura y la educación reales para imponer su consagrada ideología colectivista y el empobrecedor adoctrinamiento ideológico, además matan para lograrlo, porque saben que escarmentando bajo estas formas de represión y ninguneo es como único alcanzan el triunfo demoledor en colaboración con una masa abrumadoramente robotizada e idiotizada.
Los cubanos, poseyendo en 1959, año del error, símbolos y referentes grandiosos de rigurosidad culturales de resistencia, como son la Virgen de la Caridad del Cobre, su patrona mambisa, José Martí, el más grande y universal de Cuba, y la Constitución de 1940, que inclusive con tintes socialistas de la época, y subrayo “de la época”, fue de las más envidiadas del mundo y encaminó al país hacia la prosperidad, la verdad, la compasión, y la grandeza, el idioma español como cuño y escudo de hispanidad, no supimos ni pudimos salvarnos. La prensa norteamericana contribuyó, como lo hacen los medios de comunicación actuales, a que nos perdiéramos para siempre en los laberintos de la inquina y la trampa.
Cuba, otrora Perla de las Antillas, Llave del Golfo, Fiel de América, como la llamó Martí; en el presente Cerebro del Mal
En 1957, Cuba ocupaba el tercer puesto en la región por debajo de Argentina y Venezuela, y una de las plazas más resaltadas e importantes en el orden mundial; los presidentes de la República, con sus defectos y sus errores, estuvieron muy lejos de ser tecnócratas manipuladores de la cultura y de la educación con el objetivo de imponer la vileza y de sembrar el odio, por el contrario fueron personas civilizadas en comparación a lo que nos tocó después. En la actualidad podemos asistir a la destrucción de esos tres países: Argentina y Venezuela hundidas en la pobreza y la corrupción. Cuba, miserable y prepotente, como cabecilla de semejante horror. Y lo que es también preocupante, al proyecto de destrucción de la hispanidad, con la complicidad de los que gobiernan en España, de Rusia, Irán, y China.
¿Saben cómo llama China a Cuba? “El Pequeño Gran Hegemonista”, lo que describe muy bien la ubicación dictatorial de aquella isla dentro del espanto. Aquella isla, otrora Perla de las Antillas, Llave del Golfo, Fiel de América, como la llamó Martí; en el presente Cerebro del Mal, Hidra del Desafuero, que ha exportado allá donde ha querido, con la complicidad del mundo, mediante farsas insoportables como la educación, la salud y la cultura. La ideología y el mantra de que sin el socialismo no existiría un mundo concreto y feliz a su manera. Un mundo concreto sí, pero un mundo vil, de odio, de traición, de muerte, y perversidad.
Más aburridos y cansinos no pueden ser; sin embargo, ahí siguen, apoyados y mantenidos por el narcotráfico
Los que hemos denunciado tales hechos y crímenes desde nuestras posiciones de escritores y artistas, inclusive desde el exilio, hemos sido apartados, silenciados, perseguidos y triturados; a algunos nos han perseguido muchísimo más en el mundo supuestamente libre, aunque bajo órdenes provenientes directamente del Consejo de Estado castro-comunista. Editoriales europeas y americanas, galerías europeas y americanas, cerraron sus puertas a los que como cubanos libres intentamos contar la verdad, y lo seguimos haciendo, incluso si hoy somos víctimas (palabra que niego a que me defina, incluso siéndolo), ya muy distanciadas de aquel lema vergonzoso por racista y mediocre: “no somos iguales a los cubanos”. Como si los cubanos no hubieran resistido durante décadas con aquellos valientes alzados, guerrilleros anticomunistas, en el Escambray, con una gloriosa Brigada 2506 abandonada por J. F. Kennedy y por Estados Unidos, con unos Presos Plantados, y con un exilio próspero que hoy le facilita no sólo la vida, sino además da de comer a numerosos exiliados de esta Iberoamérica que no quiso oír las advertencias, y todavía, aunque en menor cuantía, se niega a hacerlo, porque no “somos iguales a los cubanos”.
El combate contra el comunismo y el socialcomunismo ha sido y es duro y largo, porque es una pelea desigual contra el engaño transformado en una falsa verdad que no ha sido más que una mentira repetida mil millones de veces; una contienda contra el odio —por defender la diversidad cultural y la diferencia— que impone una anticultura igualitaria de anti pensamiento único y el vomitivo truco de las civilizaciones impuesto en este país por el mezquino y gris José Luis Rodríguez Zapatero (eso sí, elegido por los españoles); un conflicto hondo contra la vulgaridad, la inmoralidad, la corrupción, y ese falso patriotismo pacotillero de consignas mal estructuradas que se contradicen hasta el aburrimiento y el cansancio. Porque más aburridos y cansinos no pueden ser; sin embargo, ahí siguen, apoyados y mantenidos por el narcotráfico y su ideología del negocete sucio y asolador, amparados por los designios de los ideólogos de la ignominia, como el decrépito Noam Chomsky y compañía, esas figuras ‘culturetas’ del cambio-fraude a las que España, liderada en la actualidad por un pelele fraudulento, prodiga de distinciones y premios, auto clavándose el puñal de la desidia.
Juntos por la Libertad y por la Hispanidad, sí, es la razón por la que aspiramos a ser el Fiel de América
La batalla cultural, educacional, también religiosa y occidental, reitero, es dura y larga, a muchos nos ha llevado y nos llevará toda la vida, pero la daremos; no queda de otra. Ellos, los odiadores per se, iniciaron esta guerra cuya estrategia es la división; nosotros, juntos, daremos la estocada final. Para conseguirlo, debiéramos hacer hincapié en que los hombres y mujeres que aborden la tribuna política y social sean verdaderos modelos competentes, auténticos defensores de la cultura, del idioma, de la educación, preparados en la tradición histórica y cultural y en la verdad. La batalla cultural y educacional es nuestra antelación y precedencia, prioridad suprema.
La izquierda y la ultraizquierda no poseen de ningún modo el monopolio de la cultura y de la educación, aunque se lo hagan creer al mundo. Han traicionado y devastado la cultura y la educación desde las ideas y lo inhumano, impusieron el macabro y paupérrimo espectáculo del populismo, papista izquierdoso, han renegado de la ciencia que trata el verdadero aspecto antropológico, biológico, de comportamiento que reconstituye la prosperidad con armonía y belleza, la vergüenza con poesía, palabra y libertad.
Juntos por la Libertad y por la Hispanidad, sí, es la razón por la que aspiramos a ser el Fiel de América, el Fiel de Europa, el Fiel del Mundo. “Yo alzaré al mundo”, escribió José Martí, cubano y español. Salvar, alza. “¡Patria y Libertad!”.