Fue en el marco de la 77ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, el pasado 20 de septiembre, cuando los presidentes Luis Arce, de Bolivia, y Ebrahim Raisi, de Irán, coordinaron, entre otros temas, un encuentro entre la embajadora boliviana en Teherán, Romina Pérez, y el alcalde la ciudad iraní de Tabriz, Ya qub Hoshiar. «Evaluamos el fortalecimiento del intercambio comercial en la reconstrucción pospandemia y un plan estratégico que incluye la salud, cultura, educación y agencia espacial, agro y telecomunicaciones», posteó el mandatario boliviano en su cuenta de Twitter.
El encuentro se concretó el domingo 09 de octubre. Al término de la conferencia, el mensaje de la autoridad local iraní fue claro: «La visión antiimperialista de Bolivia es gratificante y es exactamente el mismo mensaje que el Imam Khomeini presentó hace cincuenta años», según la cita la agencia oficial del régimen Irna.
Sin embargo, sus declaraciones no tuvieron tanta conmoción en el país sudamericano como los dichos de la embajadora boliviana, que salió a respaldar al Gobierno iraní, pese a la dura represión de la Policía a las protestas que estallaron hace tres semanas, tras la muerte de Mahsa Amini. La joven iraní falleció el pasado mes en custodia policial, luego de haber sido arrestada por haber violado el estricto código de vestimenta que rige en el país, y que incluye el velo islámico.
«!Nuestro gobierno condena los recientes disturbios en Irán, perpetrados por los sionistas británicos y estadounidenses, y estamos seguros de que todos los problemas se resolverán con la solidaridad, el conocimiento y la comprensión del querido líder de Irán!», dijo Romina Pérez. Tras sus polémicas declaraciones, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia envió un comunicado de prensa, en el que informaba que se había llamado a Pérez a presentarse a La Paz, «con el objetivo de recibir un informe y evaluar las circunstancias».
La diplomática señaló luego que nunca emitió tales dichos y que pediría una rectificacón al medio Irán Internacional. No obstante, ni Pérez ni el Gobierno de Arce se han referido a las más de 200 muertes en Irán, sobre las que informó la ONG Iran Human Rights Watch este miércoles (12.10.2022).
«Mas allá de las aclaraciones, desmentidos y medidas de la Cancillería, las declaraciones reflejan el sentimiento boliviano antiestadounidense y proiraní, aunque no resulte políticamente correcto decirlo, menos cuando las mujeres de Irán deciden alzar la voz, reivindicando sus derechos humanos”, dijo al respecto a DW Erika Brockmann, politóloga y experta en Estudios de Género del Instituto de Estudios del Desarrollo (IDS).
El respaldo de Bolivia a Rusia en la ONU
El canciller boliviano, Rogelio Mayta, también se reunió con su par de Rusia, Serguéi Lavrov, en las Naciones Unidas, el 21.09.2022. El ministro ruso extendió la invitación del presidente ruso, Vladimir Putin, al presidente Arce, para que visitara su país, y se coordinó en conjunto una comisión mixta económica para diciembre en La Paz. Asimismo, se discutió nuevamente, como parte de la agenda bilateral ruso-boliviana, la instalación de un Centro de Investigación Nuclear en el país sudamericano.
Días más tarde, el 7 de octubre, Bolivia tuvo un nuevo gesto hacia Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en el que se aprobó el proyecto para la designación de un relator especial de la ONU para investigar y denunciar la violación de los derechos humanos en Rusia. Solo seis países votaron en contra: China, Cuba, Eritrea, Kazajistán, Venezuela y Bolivia.
La investigadora y docente de la Universidad Helmut-Schmitdt, Ana Soliz de Stange, es crítica con el manejo internacional que está llevando adelante el presidente Luis Arce. «Al apoyar a países que actúan sin seguir las reglas del sistema internacional, Bolivia se convierte en cómplice», aseguró en entrevista con DW.
Una postura más visible desde la guerra en Ucrania
El doctor Angus McNelly, docente e investigador en Relaciones Internacionales de la Universidad de Greenwich, en Reino Unido, destaca la forma «tecnócrata” de gobernar y el estilo de gobierno de Luis Arce. Sin embargo, en materia internacional, cree que sostiene un legado de Evo Morales. «Si bien Evo tenía la expectativa de que Arce hubiera sido más manejable -lo que no es así- lo cierto es que se mantiene esta actitud antiimperialista en las relaciones internacionales», precisó a DW.
Una idea que comparte la politóga Brockmann, quien sostiene que hace muchos años que Bolivia conserva una misma postura en política internacional, pero que ahora solo habría vuelto mucho más visible, debido a la invasión de Rusia a Ucrania. «Y queda mal Bolivia, porque se ve como una especie de isla de Latinoamérica, donde ni siquiera Chile o Argentina se han animado a tomar posiciones de esa naturaleza, de manera tan explícita. No hay razones ni económicas ni de integración regional que justifiquen esos niveles de dependencia», explica.
Para la docente Soliz de Stange la actual posición de Bolivia representa también una serie de riesgos para el país a futuro: «En lo económico, reduce las posibilidades de inversiones de países occidentales y el acceso a cierto tipo de créditos o programas de ayuda. Y en lo político-diplomático, Bolivia queda aislada dentro de las Naciones Unidas y se reducen las iniciativas de cooperación a ese nivel”, subraya.
Por el contrario, indica la experta, el país sudamericano debería tener una política exterior pragmática que se base en la identificación de sus intereses nacionales. Algo que no estaría sucediendo hoy. «Bolivia tiene actualmente una imagen internacional muy deteriorada”, concluye.