España sufre una hemofilia histórica brutal a la vez que paralizante. Añadamos que tenemos una izquierda empeñada en reescribir la historia a su gusto. Son los nuevos revisionistas, tan peligrosos como los que intentan hacer creer a la opinión pública que el Holocausto es una invención sionista. Es evidente que detrás de la mixtificación histórica existe el propósito de perjudicar a alguien. En el caso español resulta patente que socialcomunismo y separatismo pretenden aleccionar a los jóvenes, singularmente, ofreciéndoles el relato de una España que no fue, omitiendo los errores que esos falsos defensores de la libertad han cometido uno tras otro, sin dejarse ninguno en el tintero.
Socialcomunismo y separatismo pretenden aleccionar a los jóvenes (…) ofreciéndoles el relato de una España que no fue
A los predicadores de la mixtificación les da igual que el Parlamento Europeo haya condenado al comunismo y al nazismo. Dicen que lo que se condenó fue el estalinismo, como si el resto de la historia comunista no fuera tan cruel como el sátrapa georgiano. Los separatistas proceden igual, ofreciendo una versión de la guerra civil en la que España combatió a Cataluña. ¿Dónde quedan las miles de sentencias de muerte firmadas por Companys? ¿Dónde las checas, los robos, los pasaportes expedidos a cambio de sumas millonarias? ¿Dónde los crímenes cometidos por razones miserables, por envidias, por sadismo? Nadie hablará de ello en las universidades y pobre del catedrático que se atreviese a hacerlo porque lo fulminarán ipso facto.
¿Dónde quedan las miles de sentencias de muerte firmadas por Companys? ¿Dónde las checas y los robos?
Ahora hay una polémica que es paradigma de lo que explico. Se habla de exhumar los restos de José Antonio en el Valle de los Caídos y trasladarlos a otro lugar. La familia, en justa lógica, ha pedido llevárselos de allí porque saben que el Valle acabará por convertirse en cualquier cosa menos en un lugar religioso y, acogiéndose a la última voluntad del difunto, que pidió ser enterrado en tierra sagrada, solicitan sacarlo de allí. Ni que decir tiene que los medios zurdos han dicho de todo, porque José Antonio es el malo de la película. Curiosamente, cuando retornó la Pasionaria o Carrillo jamás vi a nadie que los tachase de asesinos, de responsables de la represión que el temible SIM comunista realizó en la retaguardia o del asesinato en masa de Paracuellos. Por el contrario, parecía que sin esos personajes la Transición no estaría consolidada del todo, que eran imprescindibles, que ellos y solo ellos daban patente de democracia a esa nueva España que buscaba superar odios y enfrentamientos bajo la Corona. Y quedaron para la posteridad como unos héroes.
José Antonio dijo en su testamento que ojalá fuese la suya la última sangre vertida entre españoles (…). Hay quien no puede soportar la valentía de un hombre bueno
José Antonio dijo en su testamento que ojalá fuese la suya la última sangre vertida entre españoles, antes de ser asesinado vilmente tras un burdo remedo de juicio a manos de los republicanos. A lo mejor por eso es el malo de la película. Porque hay quien no puede soportar la valentía de un hombre bueno frente a la criminalidad cobarde de otras personas que salieron por patas hacia Rusia cuando vieron que perdían la guerra. Es lo que hay.