Unas horas antes de que la Administración Biden anunciara la nueva medida migratoria dirigida a venezolanos, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dejó claras cuáles son las intenciones detrás de la recién anunciada decisión. El país que gobierna será el que reciba a las personas deportadas por intentar cruzar de manera ilegal la frontera sur estadounidense.
La intención es evitar «el desborde» migratorio antes de las elecciones intermedias estadounidenses y en las cuales Joe Biden, así como sus congresistas y gobernadores, se juegan una cuota política importante. De esos resultados saldrá un indicador sobre qué podría pasar en los siguientes comicios presidenciales de 2024 frente al Partido Republicano.
AMLO le quita un peso los demócratas
La nueva medida migratoria dirigida a venezolanos cierra la puerta a aquellos con intención de cruzar vía terrestre por la frontera sur con México. No habrá excepciones. «Aquellos que intenten cruzar ilegalmente la frontera sur de Estados Unidos serán devueltos a México y no serán elegibles para este proceso en el futuro”, aclaró Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, al momento de hacer el anuncio. Solo podrán entrar por vía aérea cumpliendo previamente una serie de requisitos publicados por el departamento que él representa. En una primera instancia solo se admitirán 24000 personas bajo esta modalidad.
Ahora bien, AMLO también fue consultado por la situación de cubanos y nicaragüenses, ambos grupos también lideran los flujos migratorios hacia EE. UU. Las tres nacionales representaban hasta agosto pasado 494.316 cruces. Es decir, casi 260 % más que todo el año fiscal 2021.
Pero sobre Cuba y Nicaragua no hubo mayor mención, AMLO tan solo dijo lo siguiente:
«No queremos vernos envueltos en estos asuntos, no queremos que el tema migratorio y el tema México estén en la agenda del debate en Estados Unidos. Entonces estamos cuidando eso y de ahí el trabajo que se está llevando a cabo”.
La contradicción de Biden
El presidente demócrata parecía tener otras intenciones en septiembre, contrarias a lo anunciado este miércoles por su administración. Es probable que estar a menos de un mes para las elecciones intermedias haya jugado un papel importante en el cambio de dirección.
Ante la prensa, Biden descartó deportaciones porque no lo consideraba «racional». Y si bien se refería a enviar a venezolanos, cubanos y nicaragüenses a sus países de origen, el fin termina siendo el mismo: rechazar su entrada a EE. UU. Pero en términos electorales todo es válido para quienes ostentan el poder, sobre todo ante el temor de perder el mando de la potencia occidental y mayor representante del mundo libre.
Entonces, para concretar la nueva decisión migratoria y evitar el desborde, se acordó que México reciba a quienes sean deportados por entrar de forma irregular. La reunión más temprano en Washington entre el secretario de Estado, Antony Blinken y el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, era otra evidencia de ello.
Ahí está el epicentro de la decisión. Evitar el colapso definitivo de la frontera sur por las posibles consecuencias políticas para el mandatario estadounidense y el Partido Demócrata. AMLO intentó recurrir a los eufemismos. “No (habrá cambio en la política migratoria), nada más cuidando que no se desborde para que no se utilice con propósitos políticos electorales».