El vaticinio de lo que podría ser el mayor descalabro demócrata en las últimas dos décadas, bajo la administración de Joe Biden en las elecciones legislativas de medio término, representa el entierro de los planes de la extrema izquierda y sus esperanzas cifradas en la Casa Blanca para implementarlos.
La peor inflación en casi 50 años tiene al 63% de los estadounidenses viviendo de cheque en cheque, sin la menor posibilidad de ahorros, vacaciones o una vida confortable, según un informe reciente de LendingClub.
Biden ha logrado lo impensable años atrás: Casi la mitad de quienes ganan 100.000 dólares anuales entraron también en la lista de vicisitudes y ahora afirman que se las arreglan como pueden.
El SOS para familias
Lo anterior confirma que cada vez menos familias encuentran protección a su presupuesto mensual; incluso, aquellas cuyos ingresos resultan envidiables para la mayoría. Hasta la clase media y media alta se siente la trágica inflación y situación económica de casi dos años.
“Estar empleado ya no es suficiente para el estadounidense común. El crecimiento de los salarios ha sido totalmente desproporcionado y ha dejado a más consumidores que nunca con poco o nada después de sus gastos mensuales”, dijo Anuj Nayar, asesor de salud financiera de LendingClub.
“Los consumidores no pueden seguir el ritmo de aumento de la inflación”, acotó Nayar.
El 66% de los trabajadores está peor económicamente que hace un año. Si se compara con el 2019, antes de la pandemia, la cifra supera el 82%.
Según la Oficina de Estadísticas Laborales, las ganancias reales promedio por hora de los empleados cayeron 3% en octubre, respecto al año pasado, cuando lo único que las mantuvo en pie fueron las constantes ayudas federales, que agudizaron y aceleraron los niveles inflacionarios hasta el 9,1% en junio y 8,2%, en la actualidad.
Dos paquetes de estímulo económico innecesarios (uno de $900.000 millones y otro de $1,9 billones) cuando la economía se recuperaba de manera sólida y sostenida con las medidas del gobierno del entonces presidente Donald Trump contribuyeron a disparar la inflación, junto a la guerra contra las petroleras estadounidenses. Ambos fueron motivos centrales de la escalada de precios, primero en la gasolina y el petróleo y luego como efecto dominó en todos los productos de consumo, debido al alto costo de producción, escases de materias primas y transporte.
La guerra en Ucrania sólo agudizó la escalada de precios que comenzó desde marzo de 2021 y aún se mantiene imparable. La Casa Blanca y los demócratas culpan al conflicto bélico Moscú-Kiev y a la pandemia, un argumento falso que trata de confundir primero para luego justiciar el descalabro de la gestión de Biden y la extrema izquierda desde su llegada al poder el 20 de enero de 2021.
Las cifras son aterradoras para la gran mayoría de los estadounidenses y desastrosa para una administración que tiene responsabilidad directa.
El destino de la nación en comicios legislativos
¿Qué hay en juego en los comicios del 8 de noviembre? Muchas cosas, la principal: el destino de la nación y la defensa de la democracia bajo los valores conservadores sobre los que se fundó y se desarrolló el país como primera potencia.
Los republicanos son favoritos para ganar la mayoría en ambas Cámaras del Congreso, impulsados por la frustración de los electores y su inconformidad con la situación económica.
En la Cámara de Representantes sólo cinco escaños le bastan al bando rojo en decenas de distritos bajo disputa. De ganar, la bancada republicana elegirá a un nuevo presidente que debe ser Kevin McCarthy, quien sustituirá a la actual líder demócrata, Nancy Pelosi, el 3 de enero de 2023. Los conservadores estarán al frente de todas las comisiones y decidirán cuáles proyectos de ley irán al pleno de la Cámara Baja.
El líder republicano McCarthy ya presentó su plan “Commitment to America” (“Compromiso con Estados Unidos”), una amplia plataforma de políticas económicas, seguridad fronteriza y otros temas que el Partido Republicano presentaría en los primeros días del siguiente Congreso.
Un regreso al poder republicano en la Cámara Baja significa el triunfo de la estrategia económica del expresidente Trump, que arrojó resultados positivos incuestionables en sus cuatro años de mandato para beneficio de EEUU.
Del otro lado, las controversiales prioridades demócratas como el aborto; los enormes gastos en política internacional, proyectos sociales y el cambio climático junto al control en la venta y tenencia de armas de fuego, serían rechazadas de inmediato en respuesta a las acciones de la izquierda y la extrema izquierda entre 2021 y 2022.
La mayor parte o casi toda la agenda de Joe Biden quedaría muerta para los próximos dos años de su mandato, aunque nada se convierte en ley sin la firma del inquilino de la Casa Blanca.
Un esperanzador freno a la agenda radical
Sin embargo, este es el freno que esperan millones de estadounidenses, conservadores o no, ante un país con severas crisis.
Las iniciativas para financiar al gobierno, elevar el límite de la deuda y lidiar con asuntos militares y de seguridad nacional son necesarios para que el gobierno federal funcione. Muchos otros temas trascendentes de los cuales la extrema izquierda ha sacado ventaja con una [legislación de emergencia sanitaria extendida] -solo para poder aprobar leyes- terminarán archivados o intensamente discutidos.
Prácticamente todos los proyectos de los republicanos fueron marginados desde el primer momento en que los demócratas asumieron el control de la Cámara de Representantes y la mitad del Senado con el voto adicional de la vicepresidenta Kamala Harris. Sin embargo, Biden se cansó de hablar durante su campaña sobre la necesidad de la defensa del bipartidismo y la unidad nacional.
Un Senado republicano le complica aún más las cosas a Biden y le puede bloquear o demorar la aprobación de sus nominaciones para puestos clave en la rama judicial y en la ejecutiva.
“Las encuestas dicen algo y luego todo lo contrario”, justificó Biden por su pobre respaldo popular en un escenario adverso a su gestión. “Republicanos a la cabeza, demócratas a la cabeza, republicanos a la cabeza”, afirmó durante un discurso ante miembros de su partido. “Pero creo que va a terminar con un giro final: los demócratas a la cabeza”.
Las declaraciones confirman una vez más el estado de enajenación y negación de la realidad que ha caracterizado a este gobierno, impulsado en su mayoría por los mismos asesores de Barack Obama.
El único argumento que induce Biden a solo días del 8 de noviembre es la [supuesta] indignación por la sentencia de la Corte Suprema de que los ciudadanos en cada estado decidan sobre el aborto.
La economía de Estados Unidos
En economía, los resultados del actual gobierno en sus casi 24 meses son prácticamente nulos.
Bajo recesión económica con dos trimestres en negativo del Producto Interno Bruto (PIB). El primero en 1,4% y el segundo en 0,9%. Ahora dice el gobierno que el PIB creció 2,6% en el tercer trimestre, algo bien difícil de creer con la crítica situación económica vigente. Ese dato se asemeja más a una estrategia electoral que otra cosa, porque en el mismo comunicado se afirma que en los próximos meses la situación podría empeorar. A buen entendedor…
El déficit comercial de bienes aumentó en septiembre un 5,7%, a 92.200 millones de dólares, cuando supuestamente en agosto fue de $70.000 millones, informó el Departamento de Comercio.
Pero en marzo de 2022, el déficit comercial en el sector de bienes y servicios con el resto del mundo se situó en 109.800 millones de dólares, un 22,3% más que en febrero. El peor registro en la historia del país, cuya deuda pública se encamina hacia los 32 billones de dólares (trillions).
Desde hace dos años existen más de 10 millones de puestos de trabajo disponibles en el país que las empresas no han podido cubrir. Y esa escasez de mano de obra se ha vuelto ya un problema crónico. Sobre esto los grandes medios tampoco hablan.
En junio el valor promedio nacional del galón regular de gasolina superó los 5 dólares, cuando en estados como California los consumidores pagaron hasta por encima de los 7 dólares. El precio cedió por la reducción del consumo debido a los altos precios y el temor de una recesión mundial agravada por las medidas de China con su política «Cero COVID» y no por ninguna medida prudente del actual gobierno.
Expertos estiman que a partir de noviembre el precio de la gasolina volverá a subir, de hecho, ya comenzó desde hace un par de semanas.
La venta de viviendas nuevas descendió en octubre 17,6% respecto al mismo período de 2021. La relacionada con las casas de uso agregó su octavo mes consecutivo de desplome con un impresionante 23,8%; el ritmo anual más lento desde septiembre de 2012.
El promedio de la tasa hipotecaria clave a 30 años aumentó de 6,94% al 7,08% en que se encontraba, la primera vez que esto ocurre en los últimos 20 años. El año pasado por esta fecha, la tasa era del 3,09%.
En el caso de las hipotecas de tasa fija a 15 años, popular entre quienes buscan refinanciar sus propiedades, saltó del 6,50% al 6,67%. Hace un año, la tasa a 15 años era del 2,33%.
Los inversores, según el gerente de cartera, Gregori Volokhine, se centran ahora en el enfriamiento del mercado inmobiliario en EEUU, que “ha provocado un descenso de las tasas de los bonos (del Tesoro)”, de ahí el cierto repunte de las acciones en Wall Street, que entre el 2021 y 2022 ha tenido sus peores años en la última década.
La obligada y bastante tardía acción de la Reserva Federal ha estancado un sector de viviendas que —hasta en plena pandemia— ha estado bien activo durante años.
Lo anterior confirma la recesión inmobiliaria que también niega el gobierno de Biden, en complicidad con los grandes medios liberales de prensa.
Debido a los altos costos de producción y los problemas de suministros, el emblemático fabricante estadounidense, Boeing, tuvo pérdidas en el tercer trimestre por 3.300 millones de dólares.
“Prácticamente todas las industrias enfrentan desafíos relacionados con la oferta, la inflación, la mano de obra y la situación macroeconómica, no somos una excepción”, dijo en un mensaje a los empleados Dave Calhoun, jefe del fabricante estadounidense de aviones.
Las automotrices, otro motor de la economía estadounidense, observaron el declive en sus ventas y exportaciones, con la excepción de General Motors.
Se desangran los contribuyentes
El costo directo e indirecto para los contribuyentes y en especial varios estados en la frontera sur -que ha fomentado la Casa Blanca desde el 20 de enero de 2021- pudiera superar los $300.000 millones. Y ahora suma la guerra de Ucrania, cuyo desembolso sobrepasa ya los $70.000 millones. La lista de gastos en política internacional es casi interminable en menos de 24 meses de mandato.
Además de todo lo anterior, gran parte de los electores debe haberse dado cuenta de que la desestabilización internacional con la guerra de Rusia en Ucrania (alentada por la actual administración) y con amenazas reiteradas de un posible conflicto nuclear distan bastante de la paz que prometieron los demócratas y Biden.
Durante cuatro años, el ala izquierda y la extrema izquierda acusaron constantemente a Trump de que podría desatar una tercera guerra mundial y una crisis nuclear. Ocurrió todo lo opuesto. Y es ahora cuando realmente EEUU se encuentra a las puertas de un conflicto con armas nucleares contra Rusia.
Las pruebas de misiles de Corea del Norte no cesan, Irán sigue enriqueciendo uranio y se acerca a la fabricación de una bomba nuclear, el terrorismo en Medio Oriente se reactivó al mismo nivel de la era Obama y Biden amenaza, además, a Arabia Saudita con “graves consecuencias” por reducir la producción mundial de petróleo para apuntalar los precios, frente a la súplica de Washington de aumentarla.
Con el trabajo de Joe Biden y la situación económica y política actual en EEUU, resulta casi imposible creer que los demócratas puedan mantener su ligera mayoría en la Cámara de Representantes y la mitad de los escaños en el Senado, más el voto de la vicepresidenta Kamala Harris. Lo que indica la lógica y los pronósticos de expertos es que el Congreso en Washington termine este 8 de noviembre bajo el poder republicano, la esperanza de decenas de millones de estadounidenses.
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