Uno de los principales jefes del aparato de tortura del régimen venezolano formó parte del comité de recepción de Gustavo Petro, el presidente colombiano que visitó a Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores el 01NOV22.
A su llegada a Miraflores, Petro fue recibido con honores militares incluyendo un pase de revista a húsares de la Guardia Presidencial. Petro escuchó los himnos nacionales de Colombia y Venezuela junto a Nicolás Maduro con quien compartía modelo y color de camisa blanco sucio, pantalón oscuro y la decisión de marcar la fecha como el inicio de una alianza política entre ambos. Tras el dueto se encontraba el asistente personal de Maduro “capitán” Juan Escalona, la vicepresidenta ejecutiva de Maduro, Delsy Rodríguez, la esposa de Maduro, Cilia Flores y, el general Iván Hernández Dala.
Según el comunicado que emitiera la Presidencia de Colombia el 31OCT22 sobre el viaje a Caracas, Petro llevaba en su agenda solicitarle a Maduro el “reingreso de Venezuela al sistema interamericano de Derechos Humanos”. El general Hernández Dala, quien recibió al colombiano en el Palacio de Miraflores es comandante de la unidad militar de Guardia de Honor Presidencial y además ejerce desde 2015 como Director de la DGCIM, la tenebrosa dirección de ”contrainteligencia militar” del régimen. El informe presentado el 20SEP22 por la “Misión Internacional Independiente” sobre Venezuela designada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, señaló a Hernández Dala como el encargado de recibir las órdenes de Maduro para la ejecución de detenciones y torturas a opositores. El anfitrión militar de Petro forma parte de los jerarcas del régimen sancionados por la Unión Europea y EEUU por su papel en la violación de DDHH en Venezuela.
Maduro se niega rotundamente a visitar las zonas fronterizas de Venezuela por lo que la primera reunión con Petro debió realizarse en una de las capitales. La visita de Petro a Caracas fue negociada directamente por la Casa de Nariño. Muchos de los responsables de la política exterior de la cancillería de Colombia, el Palacio de San Carlos como se llama en el argot diplomático, se enteraron del viaje de Petro cuando fue anunciado mediante un comunicado el 31OCT22. El documento suscrito fue redactado y negociado directamente por el Palacio de Nariño con el equipo de Maduro controlado por Delsy Rodríguez. Según fuentes diplomáticas en Bogotá, la jefe del gabinete de Petro, Laura Sarabia, ha reemplazado a la cancillería colombiana en las tareas de conexión con el régimen chavista. La coordinación de la visita, los documentos que se firmarían y el programa a cumplir estuvieron en manos de Sarabia. La actual mano derecha de Petro en la Presidencia ejerció previamente como secretaria del jefe de campaña Armando Benedetti, quien ahora es el embajador de Petro ante Maduro.
La preeminencia de Sarabia quedó en evidencia durante el acto de firma de documentos entre Petro y Maduro cumplido en un salón de Miraflores. La primera fila de la delegación colombiana fue ocupada por Sarabia, el canciller Álvaro Leyva, el embajador de Petro ante la OEA Luis Vargas y el embajador Benedetti. Sarabia fue colocada por el equipo de ceremonial como la funcionaria de mayor rango en el grupo colombiano, posición que formalmente le correspondería al canciller Leyva.
Por cierto, los encargados del ceremonial en Miraflores dejaron constancia de la baja importancia real que poseen el ministro de exteriores Carlos Faría y el embajador en Colombia Félix Plasencia. Durante el citado acto, en la primera fila del lado venezolano fueron colocados la “vicepresidente ejecutiva” Delsy Rodríguez, la “primera combatiente” Cilia Flores, el ministro de Petróleo Tareck El Aissami, el ministro de la Defensa general Vladimir Padrino y el ministro del Interior almirante Remigio Ceballos. El ministro de exteriores fue relegado a la segunda fila mientras el embajador en Colombia fue confinado a una tercera fila.
Del encuentro entre Petro y Maduro circularon abundantes imágenes, de la llegada de Petro a Palacio, del paseo por los pasillos del palacio, de la reunión en el despacho presidencial y la firma de la declaración conjunta. Pero, el principal del evento fue de carácter privado. Maduro ofreció un almuerzo a Petro que tenía como principal propósito sentar las bases de un pacto político entre ambos. Aparte de los altos jerarcas del régimen chavista, incluyendo al hijo presidencial Nicolás Maduro Guerra, y la pequeña delegación de Petro, la asistencia fue restringida.
En la declaración firmada por Petro y Maduro, ambos aseguran que reanudar relaciones es una “misión histórica” y una “responsabilidad” conferida “por la providencia”. Además de un listado de temas que ofrecen comenzar a tratar en el futuro (transporte, seguridad fronteriza, energía y minas, intercambio comercial) Maduro y Petro hacen referencia a su decisión de “unión y paz”. El comunicado firmado el 01NOV22 sella a los efectos de Maduro un aparente fin de la posición que Colombia ha sostenido en los últimos años a favor de la redemocratización de Venezuela. El régimen chavista cuenta ahora con un aliado en el Palacio de Nariño, aliado que en su discurso alucina sobre acuerdos con Maduro en materia de control ambiental en la Amazonía, control del narcotráfico, defensa de Derechos Humanos y sostenibilidad ambiental, temas sobre los cuales el colombiano trató en un largo discurso en Caracas.
Mientras Petro ofrecía en Caracas ayudar en las pláticas entre Maduro y la oposición venezolana, su embajador Benedetti afirmaba en entrevista con El Espectador de Bogotá, publicada el 05NOV22, que “Juan Guaidó no es nadie. Solo tiene importancia para EEUU”. Agregó que “las negociaciones van superbién” en referencia a las pláticas entre Maduro y la oposición, basadas en Ciudad de México y que según diversas fuentes deberían reactivarse en breve. Según el dicharachero embajador colombiano “eso puede terminar demasiado bien e inesperado para todo el continente. Petro quiere participar, pero tengo entendido que EEUU dijo que no, que no quería a Colombia ahí”.
Por cierto, en sus declaraciones a El Espectador, Benedetti afirmó que la guerrilla del ELN es una “banda criminal”. El ELN es un aliado del régimen chavista, con amplia presencia en territorio venezolano y que está abriendo negociaciones con el gobierno Petro las cuales se desarrollarán con Maduro como uno de los garante.
A tres meses de la toma de posesión de Petro y pese al alto interés político que le asigna a sus relaciones con Maduro, hasta la fecha no ha designado personal diplomático para atender la misión en Caracas. Benedetti despacha como embajador desde Bogotá o Barranquilla y excepcionalmente visita Caracas.
El 01ENE23 se producirá la toma de posesión de Lula da Silva como Presidente de Brasil. La alianza izquierdista continental, de esa manera, habrá cumplido sus objetivos de rotoma del poder en el Continente. Este Informe adelantó en diversas ocasiones sobre la aspiración de Lula de aspirar a la Presidencia tras su salida de la cárcel donde purgaba pena por corrupción. Igualmente adelantamos que se trataba de un proyecto de escala internacional al punto que la candidatura de Lula fue lanzada en la Plaza de Mayo de Buenos Aires el 10DIC21, apadrinada por Alberto Fernández, Cristina Kirchner y el uruguayo José Pepe Mujica
El domingo 30OCT22 se celebró la segunda vuelta electoral en Brasil. Jair Bolsonaro logró agregar más de siete millones de votos a los obtenidos en la primera vuelta. Lula da Silva aumentó en tres millones sus votos. Al final, con 50,9% de los votos, el izquierdista Lula da Silva fue anunciado ganador por el Tribunal Superior Electoral.
Mientras Lula recibía reconocimientos y saludos desde los más diversos gobiernos del planeta y el argentino Alberto Fernández organizaba viaje para visitar al presidente electo a pocas horas de las votaciones, en las calles de Brasil surgió una protesta masiva contra los resultados electorales. Los que manifestaban quienes reiteran consignas oídas en los movimientos de protesta que acompañaron al proceso de destitución de Dilma Rousseff en 2015, rechazaban el regreso de un gobierno de izquierda al Palacio de Planalto. Los llamados a una intervención militar nuevamente se escucharon en las calles de Brasil donde entre la noche del 30OCT22 y el 01NOV22 llegaron a contabilizarse más de doscientos cortes de autopistas y carreteras por parte de camioneros y ciudadanos de a pie.
Mientras los medios de prensa predecían falsamente un intento golpista por parte de Bolsonaro, quien permaneció en silencio durante más de cuarenta y ocho horas luego de conocerse los resultados electorales, en las calles se producía una oleada de protestas. Bolsonaro justificó las protestas alegando que eran la respuesta a la “indignación” causada “por la forma como se llevaron a cabo las elecciones”, pero solicitaba que fueran pacíficas sin usar los métodos de la izquierda destruyendo la propiedad privada. Bolsonaro no reconoció el triunfo de Lula pero ordenó a su Jefe de Gabinete Ciro Nogueira para que iniciara contactos con el equipo de Lula para el proceso de traspaso del gobierno.
El 02NOV22, Bolsonaro nuevamente se dirigió al país, pidiéndole a sus seguidores que suspendieran el cierre de la vías porque afectaban a todo el país. Pidió que sus seguidores protestaran “de otra forma” y les rogó “no piense mal de mí, yo sólo quiero el bien de ustedes”.
Ese mismo día, el actual vicepresidente de Brasil y militar retirado general Hamilton Mourão puntualizó en una serie de tuiteos sobre las protestas y las causas de los resultados electorales. “Brasileños, existe hoy un sentimiento de frustración, pero el problema surgió cuando aceptamos pasivamente la escandalosa maniobra jurídica que anuló los procesos y consecuentes condenas a Lula”. En otro tuiteo Mourão dijo: “Ahora quieren que las Fuerzas Armadas den un golpe y coloquen al país en una situación difícil ante la comunidad internacional. Las manifestaciones en orden, con justa indignación, son bienvenidas”. Mourão, quien resultó electo como senador, agregó: “tenemos fuerza para bloquear las pautas puramente izquierdistas además de tener la capacidad para regresar mucho más fuertes en 2026. Precisamos vivir para luchar al día siguiente”.
Los resultados electorales brasileños dejan abierta dos vertientes: un reforzamiento de la alianza izquierdista continental y las amenazas de fuerte confrontación política dentro de Brasil.
Los movimientos masivos brasileños contrarios a los gobiernos izquierdistas y que exaltan la opción de un gobierno militar no fueron una creación de Bolsonaro. El diputado Bolsonaro tuvo la agilidad política para montarse en esa ola que se produjo para forzar la destitución de Dilma Rousseff. El clan Bolsonaro, el presidente y sus hijos, fueron incapaces de generar un discurso orientador para sus seguidores y quedaron enmudecidos ante la avalancha internacional de respaldos a Lula. El general Mourão, quien durante su gestión fue blanco constante de ataques y campañas desde los cuarteles de los hijos de Bolsonaro, en el momento decisivo resultó el generador de la posición política para los 58 millones de brasileños que fueron a votar por Jair Bolsonaro.