WASHINGTON — Los republicanos se hallaban a un paso de obtener una mayoría corta en la Cámara baja del Congreso, pero no lograron la «ola roja» que esperaban en las elecciones de medio mandato, en las que los demócratas de Joe Biden superaron las expectativas pese a la crisis con la economía, la migración y la política de fronteras abiertas.
Frente a las probabilidades históricas y las encuestas sombrías según las cuales los votantes, hartos de la inflación y el aumento de la criminalidad, querrían castigar al partido en el poder, no hubo derrota aplastante. El miércoles continuaban los recuentos, pero ya era evidente que los demócratas habían contenido el avance republicano en la Cámara baja y mantenían esperanzas de conservar el control del Senado.
El expresidente Donald Trump contaba con un resultado espectacular que impulsara una posible candidatura para reconquistar la Casa Blanca en 2024, y prometió que el 15 de noviembre «hará un gran anuncio».
Uno de los logros más evidente de los republicanos fue el apoteósico triunfo de Ron DeSantis, el gran ganador de estos comicios, que seguirá siendo gobernador de Florida pero podría convertirse en la principal nominación presidencial del Partido Republicano.
DeSantis, de 44 años, quien ha criticado las restricciones impuestas para frenar el COVID-19 y se ha pronunciado por la protección de la niñez de información de contenido sexual y LGTB, ganó por casi 20 puntos en lo que solía ser un estado indeciso. «Apenas he comenzado a pelear», avisó, entre vítores.
En estas elecciones de medio mandato, que suelen dar una bofetada al partido en el poder, se renueva toda la Cámara de Representantes y un tercio de los escaños del Senado, además de numerosos puestos de gobernador y cargos locales.
Duelo
Como era de esperar, el duelo por el control del Senado es implacable. Con tres escaños todavía en juego se podría inclinar por los demócratas, eso dependería de una segunda vuelta en Georgia en diciembre, ya que ninguno de los candidatos superó el 50% de los votos en este estado sureño.
Para sancionar a Biden, los republicanos necesitaban tan solo un escaño más para arrebatar el control del Senado, dividido en partes iguales.
Pero por ahora el único que cambió de manos fue para los demócratas, con John Fetterman, gran defensor de las fracasadas políticas económicas de Biden, que se impuso en Pensilvania al mediático médico Mehmet Oz, respaldado por el expresidente Trump.
El senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, uno de los principales aliados de Trump, no se anduvo con rodeos y reconoció que las elecciones no han sido «una ola republicana, eso es seguro».
Pero la Cámara baja es otro cantar. Los republicanos parecen encaminados a recuperar la mayoría de esta cámara de 435 miembros por primera vez desde 2018.
El jefe de filas republicano Kevin McCarthy, quien era de los optimistas y llegó a pronosticar 60 escaños más, puso buena cara al mal tiempo. «Está claro que vamos a recuperar la Cámara», dijo.
En una madrugada electoral tensa, más de 100 republicanos que han denunciado que las elecciones presidenciales de 2020, que ganó Biden, fueron un robo, ganaron alguno de los puestos en juego.
En referéndums celebrados en cinco estados, los votantes apoyaron el aborto, rechazando así un fallo de la Corte Suprema, dominada por los conservadores, que dejaba en manos de las autoridades estatales la decisión de permitirlo o no. Llama la atención el caso de Kentucky, muy conservador y mayoritariamente republicano.
«Nunca subestimes»
El campo demócrata está exultante.
«Nunca subestimes, cuánto se subestima al equipo Biden», tuiteó el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ronald Klain.
Teniendo en cuenta que el partido gobernante suele perder en las elecciones de medio mandato, consideradas un referéndum, y que los índices de popularidad de Biden tocan mínimos, los expertos habían pronosticado una paliza. Sobre todo con la campaña agresiva de los republicanos que le achacan la alta inflación, la delincuencia y la política de fronteras abiertas que ha creado una crisis en el país desde que Biden llegó a la Casa Blanca.
Pero una Cámara baja controlada por los republicanos, aunque sea por escaso margen, podría hacer descarrilar la agenda de Biden, abriendo investigaciones, frustrando sus ambiciones sobre el cambio climático y cuestionando los miles de millones de dólares estadounidenses para ayudar a Ucrania a luchar contra Rusia.
La presidencia de Biden difícilmente podrá evitar una etapa caracterizada por el caos y las magulladuras. Los republicanos esperan ganar la mayoría en la Cámara baja, lo cual les permitiría investigar a Biden y su familia. Las prioridades legislativas de Biden quedarían soslayadas y hasta podría resultar difícil financiar el gobierno.
El futuro del Senado seguía en duda mientras continuaba el recuento; la derrota de candidatos oficialistas podría privar a Biden de la capacidad de designar nuevos jueces y funcionarios del gobierno.
Tampoco está claro si los resultados permitirán a Biden postularse a la reelección a pesar de las dudas de algunos seguidores. Una amplia encuesta de AP VoteCast reveló temores profundos sobre su desempeño y su capacidad para seguir en funciones.
Biden está cerca de cumplir 80 años, y el 58% de los encuestados dijeron que no tiene la capacidad mental para seguir cumpliendo eficazmente las funciones del presidente. El 44% lo calificó de honesto y apenas el 34% lo consideró un “líder fuerte”.
Hay otras señales ominosas para su estado político.
Hace dos años, cuando lo eligieron, el 54% declaró que a Biden “le importa la gente como tú”. Entre los votantes de estos comicios, la cifra bajó a 46%.
El 57% de los votantes dijeron que tenían una opinión desfavorable de Biden. Sus tasas de aprobación en cuanto a la economía, la política energética y la seguridad en la frontera eran lamentables. Incluso son negativas las opiniones sobre el manejo de la situación con Rusia, a pesar de que ha mantenido una coalición internacional contra la invasión de Ucrania.
Estas tasas negativas responden a las opiniones abrumadoramente negativas de los republicanos, pero los propios demócratas le han negado un apoyo enfático.