No ha asumido, pero Luiz Inácio Lula da Silva ya está logrando desestabilizar los mercados con sus promesas populistas. Durante la visita que está haciendo por estos días a Brasilia no solo avanza en su proceso de transición y se reúne con magistrados del Tribunal Superior Electoral (TSE). El presidente electo de Brasil también aprovecha para comentar cómo será su gobierno en materia económica. Lo que se avizora, no es alentador.
Como todo líder socialista, Lula da Silva recurre a programas sociales para mantener su popularidad y, por ende, eso aumenta el gasto público, una política que tal como han probado otros gobiernos izquierdistas de la región, está lejos de impulsar el aparato productivo. Por el contrario, socava la confianza en la inversión y vacía las arcas del Estado, terminando con economías empobrecidas.
Pero el líder del Partido de los Trabajadores (PT) insiste con una fórmula fracasada. Naturalmente, el mercado reaccionó y la Bolsa de Valores de Sao Paulo cerró este 10 de noviembre con una caída de 3,35 % a 109.775 puntos. Lula da Silva dice que quiere «privilegiar» a las cuestiones sociales por encima de temas «que solo interesan al mercado financiero».
Adicionalmente, criticó la demanda de “estabilidad fiscal” y el techo que por ley rige el gasto público en Brasil desde el año 2018. Sumado a eso, se habla de que está negociando una enmienda constitucional que le permita tener dinero suficiente para pagar el programa Bolsas de Familia para 21 millones de hogares.
El dólar se disparó
Aunque parecía una broma, el mandatario electo en realidad cuestionó que Brasil controle su gasto público. Como si no se tratara de un factor fundamental para garantizar el cumplimiento de todos los compromisos del Estado y sus industrias.
“¿Por qué se hace sufrir a la gente por garantizar la estabilidad fiscal de este país? ¿Por qué la gente dice todo el tiempo que hay que recortar gastos, que hay que tener superávit, que hay que poner techo a los gastos?», mencionó durante su discurso desde el Centro Cultural Banco do Brasil.
Habiendo dicho esto, el dólar se disparó 4,10 %, cotizándose en 5,393 reales para la compra y 5,394 reales para la venta en el tipo de cambio comercial, según la agencia EFE. Hace un par de días estaba en 5,060. El dirigente izquierdista notó las consecuencias de sus palabras. Pero su reacción estuvo lejos de reconocer su error. En cambio, tildó de «sensibles» a los agentes del mercado financiero. «Nunca había visto un mercado tan sensible como el nuestro. Es gracioso que este mercado no estuviera nervioso después de cuatro años de Bolsonaro», agregó.
No podía esperar menos luego de que también defendió que las empresas deben estar en manos del Estados al descartar las privatizaciones. “Muchas cosas que se consideran gastos en este país, deben verse como inversiones. No es posible que se haya cortado dinero de la farmacia popular en nombre del cumplimiento de la meta fiscal, del cumplimiento de la regla de oro”, añadió.
La similitud con Petro
La llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia causó el mismo efecto que ahora se observa en Brasil. «Atraer inversión es difícil, espantarla es fácil», le dijo el entonces presidente Iván Duque durante la transición.
Lamentablemente su temor se cumplió. En apenas tres meses en el poder el dólar se disparó a su mayor cotización en la historia, llevando el peso colombiano a ser una de las monedas más devaluadas del mundo. La inflación acumulada es la más alta en los últimos 23 años, Ecopetrol ha sido una de las pocas petroleras con acciones a la baja y la proyección del PIB se ha desacelerado, pasando de ser el de mayor crecimiento en Latinoamérica en 2022 al que sufrirá un mayor freno en la región en 2023.
Que desde el oficialismo colombiano hayan comenzado a manejarse términos como “nacionalización” y “control de cambios”, así como la reforma tributaria aprobada en el Congreso, le están costando caro a Petro. Parece que Lula da Silva va por el mismo camino y ni siquiera ha asumido. Luego de su inapropiado discurso, las acciones de estatales cerraron con pérdidas generalizadas, incluyendo las preferenciales de la petrolera Petrobras.
La dura advertencia de Henrique Meirelles
Sumado a la incertidumbre por el anuncio de un mayor gasto público, tampoco hay claridad sobre el próximo gabinete económico. Se manejan nombres de cuatro economistas militantes del PT, entre ellos el exministro de Educación y excandidato a gobernador por Sao Paulo, Fernando Haddad.
A inicios de noviembre también sonaba como candidato a ministro de Economía Henrique Meirelles, expresidente del Banco Central de Brasil (BCB). Pero aunque apoya a Lula da Silva, el experto salió en las últimas horas criticando sus recientes declaraciones. Estima aproximadamente 65 % de posibilidades de que el tercer mandato de Lula sea similar al de Dilma Rousseff, con descontrol fiscal y dudosas cuentas públicas. No niega su pesimismo. “Solo puedo decirles una cosa a todos: buena suerte”, dijo según reseñó Gazeta Brasil.
Su consejo es revisar primero las prioridades en educación salud y seguridad, luego lo demás. Pero dada la naturaleza política de Lula da Silva, luce complicado que priorice temas distintos a sus intereses para cumplir con sus promesas sociales de campaña.