WASHINGTON — Los estadounidenses siguen a la espera de los resultados de las elecciones legislativas para saber qué partido controla el Congreso, pero sobre todo se centran en las presidenciales de 2024, y se preguntan si habrá una revancha entre Joe Biden y Donald Trump.
Con 209 escaños hasta el momento, los republicanos parecen acercarse a una pequeña mayoría en la Cámara de Representantes de 435 escaños, pero el control del Senado quizá se decida en una segunda vuelta a principios de diciembre en el estado sureño de Georgia.
Biden celebró el jueves lo que considera un «éxito» de su Partido Demócrata, que ha logrado frenar una victoria abrumadora de los republicanos, en un clima económico tormentoso, la desaprobación de su gestión y su mala administración en la frontera sur permitiendo el ingreso de millones de migrantes.
«Durante meses y meses, todos ustedes escucharon a la prensa y a los expertos que los demócratas se enfrentan al desastre (…) una ola roja gigantesca», dijo. «Amigos, eso no sucedió», dijo Biden.
«La opinión pública estadounidense lo ha dejado claro: esperan que los republicanos trabajen conmigo», acotó el mandatario.
Así lo resumió el miércoles Biden, quien cumple 80 años este mes y ya es el presidente más viejo de Estados Unidos, que buscaría una reelección pese a su edad.
Repitió que tiene la intención de presentarse a un segundo mandato en 2024, pese a que algunos miembros del partido le piden que ceda las riendas a una nueva generación.
Lo decidirá «a principios del próximo año», adelantó.
Una derrota monumental habría planteado dudas sobre si Biden debería presentarse a un segundo mandato.
Pero sacó mejor nota que sus dos predecesores demócratas, Barack Obama y Bill Clinton, quienes suspendieron en sus primeros exámenes parciales.
Trump se impone
Trump, de 76 años, prometió un «gran anuncio» en Florida el martes que se espera sea el lanzamiento de su campaña para la nominación presidencial republicana de 2024.
«La intención (de Trump) es consolidar su apoyo temprano y desplazar a otros candidatos potenciales», estimó Jon Rogowski, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Chicago.
Ron DeSantis, de 44 años, abogado formado en Harvard y Yale, logró una victoria de casi 20 puntos sobre su oponente demócrata en la carrera por el puesto de gobernador de Florida y se atribuyó una serie de victorias republicanas en otras carreras en el estado.
«No solo ganamos las elecciones, hemos reescrito el mapa político», dijo DeSantis.
A pesar de su éxito, cuando se les pregunta a los estadounidenses a quién prefieren en la carrera por la Casa Blanca, Trump se impone.
Pero es posible que Trump haya perdido el respaldo del poderoso imperio mediático del multimillonario conservador Rupert Murdoch.
The Wall Street Journal, el buque insignia de News Corp de Murdoch, declaró en un editorial el jueves que «Trump es el mayor perdedor del Partido Republicano». Le culpan del fracaso de los republicanos.
En cambio consideran que DeSantis encarna el futuro.
Trump puso a DeSantis, un antiguo aliado suyo, el apodo de «Ron De-Mojigato» y menospreció su victoria electoral.
«¿No debería decirse que en 2020 conseguí 1,1 millones de votos más en Florida que los que obtuvo Ron D este año, 5,7 millones contra 4,6 millones?», escribió en su plataforma Truth Social.
Pleitos y la división entre los republicanos beneficiaría a los demócratas. Los reporteros le preguntaron a Biden el miércoles sobre un enfrentamiento entre Trump y DeSantis.
«Será divertido verlos enfrentarse», dijo Biden.
En el Senado, el demócrata John Fetterman derrotó al candidato respaldado por Trump, Mehmet Oz, y se hizo con el escaño de Pensilvania después de la contienda por la cámara alta más costosa en la historia de Estados Unidos.
La composición final del Senado ahora depende de tres escaños: Arizona y Nevada, donde el conteo de votos podría demorar varios días más, y Georgia, donde habrá una segunda vuelta el 6 de diciembre entre el demócrata saliente Raphael Warnock y la exestrella del fútbol americano Herschel Walker.
Con una mayoría en la cámara, los republicanos podrían obstaculizar la agenda legislativa de Biden, frenar los excesivos gastos, e iniciar investigaciones sobre el presidente, su hijo Hunter Biden, y sus aliados.