martes, noviembre 19, 2024
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Váyanse cuanto antes

Esta semana comparecí en representación del Grupo Parlamentario de VOX en el debate sobre el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023 y lo hice con una mezcla de satisfacción y de espanto. La satisfacción radica en que éste es el último engendro presupuestario que el Gobierno social comunista trae a esta Cámara porque perderá las próximas elecciones; el espanto es la terrible herencia que la coalición de Gobierno dejará a España: una economía destruida con una posición de sus finanzas públicas insostenible. Recordando una situación parecida, Winston Churchill, al que recurre tanto Sánchez, pronunció unas ilustrativas palabras: “Nunca antes en la historia de la democracia, añado la española, se habían hecho tantos estragos por hombres tan pequeños”.

Este Presupuesto se asienta en la nada, un cuadro macroeconómico muerto antes de nacer y descalificado por todos. Nadie cree en su previsión de crecimiento para 2023 y, por tanto, sus proyecciones de ingresos y su objetivo de déficit son insostenibles. Pero, con ser eso, la manifestación de la constante falta de rigor de este Gobierno no es lo más grave. La cuestión esencial, como siempre, es el sacrificio de los intereses generales de España, del bienestar de los ciudadanos y del futuro de su economía en el altar de una demagogia fiscal y presupuestaria puesta al servicio de alicortos y mediocres intereses partidistas.

Su nuevo monstruo presupuestario, Sra Montero, es la traca final de la política aplicada por Vds desde su triste y desgraciada llegada al poder: una constante subida del gasto público y de los impuestos. Desde 2018, el primero se ha incrementado casi un 40% en términos nominales; los segundos, un 31%, mientras el PIB, como saben todos ustedes sigue sin recuperar sus niveles prepandemia del 2019, somos los últimos de Europa. Esta dinámica de expansión irracional del Estado en la economía ha situado las cuentas públicas españolas en una posición dramática, de extraordinaria vulnerabilidad en un contexto de acelerado descenso de la actividad y de subida de los tipos de interés.

En realidad, sólo cabe decir una cosa al Gobierno: váyanse ustedes cuanto antes, porque sólo a partir de ese momento será posible tener alguna esperanza en el futuro

Ninguna economía puede mantener tasas de crecimiento de su gasto que duplican el incremento de su renta y, menos aún, cuando esta carrera alcista, además de acompañarse de un alza inédita de la fiscalidad de las familias y de las empresas, necesita financiarse además con una deuda que se acerca al 120% del PIB. Y, para cerrar ese círculo vicioso, su derroche y su voracidad tributaria se han visto acompañadas por un aumento permanente y sin precedentes del déficit estructural. En ningún momento se han molestado en plantear un plan de estabilización a medio plazo y, a pesar de los ingresos extraordinarios logrados en 2021 con la ayuda del impuesto inflacionario, nos van a cerrar 2022 con un déficit en el entorno del 5% del PIB.

¿Qué decir de unos Presupuestos que asumen 583.000 millones de euros de gasto, servicio de la deuda incluido, cifra récord en los anales patrios, que incrementan de nuevo el gasto estructural y pone en entredicho la solvencia y sostenibilidad financiera del Estado? ¿qué decir, de las nuevas figuras impositivas que con las realizadas hasta la fecha constituyen la mayor subida de impuestos realizada por un gobierno español en una legislatura desde la instauración de la democracia y con una economía al borde de una recesión técnica? ¿Qué decir del aumento de las cotizaciones sociales en un escenario de crisis y de debilitamiento del mercado de trabajo que ni siquiera sirven para evitar que la Seguridad Social arroje un déficit?

Estamos asistiendo a un funeral: el de un Gobierno que ha realizado la peor gestión económica y presupuestaria de la democracia

En realidad, sólo cabe decir una cosa al Gobierno: váyanse ustedes cuanto antes, porque sólo a partir de ese momento será posible tener alguna esperanza en el futuro. Qué lamentable ejemplo el dado por algunos miembros del Gobierno a quienes sí se presume o se les presumía saber algo muy concreto: que nunca, en ningún tiempo ni lugar, una política fiscal y presupuestaria como la que ellos han respaldado y respaldan sirvió jamás para reducir el déficit, la deuda e impulsar la recuperación de la economía. ¿Cómo se ha prestado a esto, ya excluyo a la Sra. Calviño, el Sr. Escrivá por ejemplo?

Estamos asistiendo a un funeral: el de un Gobierno que ha realizado la peor gestión económica y presupuestaria de la democracia. Su legado será un caso de estudio, no les quepa duda alguna, de cómo no se aborda una situación económica como la afrontada por España. Hemos tenido un Gobierno pésimo en unas circunstancias dramáticas y estamos pagando un alto precio por ello. Confío y deseo que los españoles, que son las víctimas de su actuación, les devuelvan al lugar que merecen: la irrelevancia política en la oposición. A ver si una larga estancia en el purgatorio les ayuda a los socialistas a recuperar la responsabilidad y la cordura.

Fuente: La gaceta de la Iberosfera

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