Un colega extranjero suele destacar para el análisis, la aprensión de Nicolás Maduro con los medios de comunicación. “Parece sentirse mucho más cómodo al lado de otros mandatarios -quizás por su experiencia como canciller- pero frente a la prensa, se pone nervioso y no lo puede ocultar”. Quizás eso explique su constante evasión a reuniones con periodistas o la dependencia de Jorge Rodríguez, siempre presente como una sombra. Basta recordar la agresión al periodista de Univision Jorge Ramos en Miraflores que resultó en abortar la entrevista y la confiscación ilegal de casi todo el material y los equipos.
Todo eso lo recordé al escuchar la rueda de prensa que con corresponsales extranjeros se cumplió la semana pasada en el Palacio de Gobierno. Maduro como si nada, dijo: “Si quieren elecciones libres, (nosotros) queremos elecciones libres de sanciones”. Tan solo en medio minuto los periodistas presentes tenían el titular. ¿Fue una torpeza de verborrea? ¿qué objetivo lleva esta confesión que admite la violación a la Constitución e incluso su ilegitimidad?
Es un chantaje, sin duda. Pero también, Maduro, al ofrecer la posibilidad de elecciones libres, asume tener el control de decidir sobre ellas y acepta que actualmente no hay condiciones. Revela también su avidez porque le restablezcan la opción de usar nuevamente su chequera y por la libertad para él y su pandilla, de seguir haciendo negocios en el mundo entero.
Las sanciones son una obsesión para el régimen, todo el mundo lo sabe. Hemos de recordar reuniones previas en mesas de negociación donde la supresión de las sanciones ha sido prácticamente el único punto de interés para la dictadura (ahora se ha agregado la libertad de Alex Saab).
“Ahí está el dilema -reiteró Maduro- que nos quiten todas (las sanciones) para ir a unas elecciones libres, frescas, en el tiempo que determine el Consejo Nacional Electoral y la Constitución”. Por cierto ¿qué significarán para él elecciones frescas? ¿Sin muertos, por ejemplo?
Esta confesión se produjo apenas concluyó en México la retoma de las negociaciones entre el régimen y la oposición luego de 13 meses congeladas. La reunión culminó con tres mil millones de dólares que irán siendo descongelados en bancos en el extranjero. Dinero que deberá ser destinado para atender una pequeña parte de la crisis humanitaria, hasta ahora negada por el régimen. También se acordó que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitiera la licencia para permitir a Chevron la explotación de petróleo exclusivamente para ese país.
La oposición tuvo en esa reunión digamos que un rol negociador pasivo. A final de cuentas, no ha llegado el momento de los temas más candentes. En primer lugar, el asunto de las elecciones libres no es solo una expresión. Son condiciones indispensables como lo es un Consejo Nacional Electoral realmente equilibrado y el cese de la utilización del Tribunal Supremo para decisiones jurídicas amañadas que intervengan el proceso electoral. También se debe garantizar la participación de los venezolanos que viven en el extranjero, así como cesar las inhabilitaciones políticas, la confiscación de partidos y la hegemonía comunicacional.
¿Será esto posible de lograr?
El Consejo Editorial del Washington Post está escéptico. Lo hace sin ningún esfuerzo, a final de cuentas Maduro ha demostrado no tener palabra ni frente a los ciudadanos, ni frente a la comunidad internacional.
Inevitablemente el diario norteamericano recuerda cifras de la ONU que documentan que siete millones de venezolanos no llegan a cubrir sus necesidades básicas, o la muerte de docenas de niños que han fallecido por no poder recibir trasplantes, lo que es claro reflejo de la grave situación en el sistema de salud.
El diario norteamericano recuerda el alto costo que han pagado los venezolanos -incluso con sus vidas- en esta crisis de la cual el régimen es el absoluto responsable. “No se ven indicios que permitan pensar que este reencuentro pueda conducir a un compromiso real que lleve a la reinstitucionalización del país”.
Refiere el editorial que el posible acuerdo de negociación previo a éste tocaba siete aspectos cruciales entre los que destacaban además de los derechos políticos, el levantamiento de las sanciones y la reparación de las víctimas de la violencia.
Y en medio de este análisis, Maduro contribuyó a abonar el cesto de la especulación sobre su ¿cinismo? ¿torpeza? publicando este tuit: “Nos espera un año de trabajo para ver cómo nuestra Patria reverdece y renace de las cenizas…”. A confesión de partes, relevo de pruebas, sería el axioma jurídico utilizado por un abogado.
Maduro publicita que ha destruido a Venezuela hasta convertirla en cenizas.