Para nuestro país, es fundamental entender las perspectivas económicas de los Estados Unidos para 2023, éstas se han deteriorado bajo la sombra de las altas tasas de inflación y el rápido endurecimiento monetario. Es probable que la caída de la confianza de ambos, consumidores y empresas, así como el debilitamiento del consumo y la inversión, y los shocks energéticos inducidos por la geopolítica, lleven a la economía a una recesión a principios de 2023. Sin embargo, se prevé que la recesión sea breve y moderada, en medio de un mercado laboral fuerte y balances comerciales y de consumidores relativamente saludables.
A nivel global, este es un momento de poca visibilidad, vivimos muchas fuerzas impulsoras de esta incertidumbre. Por un lado, está la inflación que está en su punto más alto en los últimos 40 años, lo que lleva a pensar en crisis a investigadores económicos, ya que a menudo estos episodios de inflación van seguidos de recesiones.
Por otro lado, preocupan las señales que da la Fed, pareciendo indicar que los aumentos consecutivos en las tasas de interés son suficientes para ajustar la inflación a la baja. Tradicionalmente, subir las tasas de interés ha sido una especie de herramienta de referencia en un ajuste, y hemos visto éxito en varios casos; pero en el contexto actual, podría ser realmente diferente. Las condiciones hoy en día en el mundo nos hacen enfrentarnos a escenarios que no habíamos visto antes.
Muchos explican la actual inflación como resultado de las interrupciones en las cadenas globales de suministros. Si esto es así, ¿va a marcar una diferencia en esas interrupciones de la cadena de suministro si la Fed continúa aumentando las tasas de interés? Lo más seguro es que no.
La mayoría de nosotros ya hemos dibujado los escenarios de recuperación:
Aterrizaje forzoso de la economía: De acuerdo con algunos economistas iniciaría posiblemente en el invierno de 2023, e implicaría un crecimiento real negativo año a año de 3%.
Aterrizaje suave de la economía: Éste contempla un crecimiento económico lento, que podría acompañarse de una leve recesión, para luego pasar a la recuperación. Aquí el crecimiento pudiera ubicarse entre cero y un 1% de crecimiento real.
Para quienes nos dedicamos a las finanzas y las inversiones, necesitamos contar con estos escenarios, a fin de correr modelos financieros con supuestos económicos alineados a ambas coyunturas, con el objeto de saber que hacer en determinado momento.
El peor escenario es improvisar, es indispensable contar con un plan. ¿Qué vas a hacer y cuáles son las señales que tienes que ver para tomar alguna decisión o llevar a cabo una acción?
La clave aquí es poder surfear la tormenta y salir de ella, potencialmente, en una posición más fuerte que la de tus competidores.
A menudo, cuando una empresa entra en una desaceleración o recesión, efectivamente tiene que gastar el efectivo que tiene. Entonces podría haber una gran oportunidad, una empresa que ha sido realmente sabia en términos de gestión de deuda y gestión de efectivo, puede aprovechar esa oportunidad.
Eso obliga a que se cuente con la suficiente flexibilidad financiera para navegar la tormenta; a menudo, ahí es donde se obtiene la ventaja competitiva.
Una muy mala estrategia es hacer cortes que son relativamente fáciles de hacer pero que dañan tu posición a largo plazo. No quieres cortar el hueso porque eso te hará más débil.
Nunca es demasiado tarde para prepararse para la tormenta, y eso depende solamente de uno. Tienes que hacer todo lo posible para ganar tiempo. Si necesitas asegurar una línea de crédito extra, hazlo ahora. Si necesita refinanciar tu deuda, hazlo ahora. Este no es el momento para el lujo. No podemos esperar hasta el aterrizaje forzoso, por lo que debemos tomar medidas ahora. Tienes que ser proactivo en esto, y esto solo depende de ti.