Cuando yo era joven estaba de moda una canción, bastante surrealista, de Bob Dylan: La Balada de un hombre enjuto. El estribillo repetía machaconamente “algo está pasando aquí pero no tienes ni idea de qué es”. Más allá de la interpretación inmediata de la revolución social de los 60 que estaba transformando los Estados Unidos, el poso filosófico de Dylan, hace que su estribillo valiese tanto para entonces como para ahora o cualquier momento de cambio. Esa es la paradoja de la Historia: cuando se vive en directo no se es consciente de qué está pasando; pero si no se vive, luego no se puede explicar bien del todo.
Twitter manipuló y censuró arbitrariamente sus contenidos a fin de callar las posibles críticas al candidato Joe Biden y potenciar las voces de izquierda en su red
Pues bien, hemos tenido una de esas semanas cargadas de cambios con fuerte contenido, aunque no nos hayamos dado demasiada cuenta. Para empezar, está el descubrimiento público hecho por Elon Musk, su nuevo dueño, de que Twitter manipuló y censuró arbitrariamente sus contenidos a fin de callar las posibles críticas al candidato Joe Biden y potenciar las voces de izquierda en su red. Tanto como para impedir que las noticias del New York Post pudieran ser vistas o diseminadas a través de Twitter.
Cuando llegaron las redes sociales muchos pensaron que era la última potenciación del individuo, que podía llegar a todos los rincones del planeta sin filtros ni censuras. Luego supimos cómo ciertos regímenes totalitarios, como China e Irán, entre otros, contaban con las tecnologías para discriminar qué era accesible y cuando en la red. También supimos de las campañas de desinformación que otros países y grupos montaban con perfiles falsos. Y, finalmente, fuimos conscientes de cómo las reglas de las redes priman la radicalización, el group-thinking, la intolerancia y el insulto. Lejos de liberarnos, nos han construido, censurado y cancelado más.
¿Cuál es el remedio? Complejo. Pero se pueden dar pasos como no permitir perfiles anónimos. O hacer responsable a la red de los contenidos, como se hace con los medios de comunicación. Pero nada que vaya en la dirección de mayor libertad, me temo.
Afortunadamente, la democracia peruana se ha mostrado más fuerte de lo que se podía pensar y el que ha acabado arrestado ha sido el propio Castillo
Luego hemos tenido el capítulo bochornoso, peligroso y hasta cierto punto esperado, de que Castillo, en Perú, quisiera consolidar eternamente en el poder mediante un golpe de Estado. Al fin y al cabo, lo que toda izquierda ansía. Afortunadamente, la democracia peruana se ha mostrado más fuerte de lo que se podía pensar y el que ha acabado arrestado ha sido el propio Castillo y no el país entero. Hay dos lecciones a tener en cuenta: la primera que, sin el ejército y la policía, Castillo estaba condenado al fracaso; la segunda que, con instituciones fuertes e independientes, la Fiscalía no ha dudado un segundo en enjuiciar a Castillo.
En España, donde la izquierda también quieres quedarse en el poder eternamente, lo están haciendo mejor: ni los cuerpos de seguridad del Estado cuentan con la más mínima motivación de hacer valer la Constitución, ni el gobierno ha dejado instituciones al margen de su influencia. Sin separación de poderes, la dictadura está servida, aunque sea a cámara lenta.
El interés del BCE no parece que sea parar la inflación, sino un mayor control de la vida de los europeos
Para colmo, las instituciones europeas, en la que tanto han querido confiar millones de españoles, han vuelto a dar un giro de tuerca en pos de la “chinizaxión” de Europa. Por un lado, la Comisión advierte a Elon Musk de que no va a aceptar de brazos cruzados una red social donde no tengan influencia para controlar y censurar. Adiós a la libertad de expresión con la que tanto se llenan la boca a la hora de condenar a Hungría y Polonia. Por otro, Lagarde afirma que los pagos en efectivos tienen que desaparecer porque favorecen la independencia de los individuos, que con ellos pueden comprar y vender lo que les apetezca sin conocimiento del Estado. Y eso que nuestras autoridades sólo los permiten en una cuantía ridícula inferior a los Kim euros. El interés del BCE no parece que sea parar la inflación, sino un mayor control de la vida de los europeos. Mayor deriva totalitaria o puede imaginarse.
Trump, tras saber de los documentos internos de Twitter ha dicho que la constitución americana estaba muerta. La española está más que enterrada.