MADRID.- El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, denunció que en los últimos meses el clima de represión en Nicaragua «sólo se ha intensificado» y reclamó la liberación «inmediata» de las 225 personas que permanecen detenidas «arbitrariamente» por su disidencia frente al régimen de Daniel Ortega.
Turk recordó cómo algunos escritores latinoamericanos han escrito del «lado oscuro» de las «revoluciones» para hacer balance de cómo está la situación a día de hoy en Nicaragua, un país al que la oficina de Derechos Humanos tiene vetado el acceso por las reticencias del régimen de Ortega.
El Alto Comisionado lamentó en su análisis periódico de la situación las condiciones «precarias» en que están detenidos los presos políticos, así como el trato «humillante y degradante» al que se somete a sus familias. En este sentido, denunció la detención de familiares de opositores como medida de presión a estos últimos.
A la lista de «acontecimientos preocupantes» se suma también la cancelación de más de 3.000 ONG, el cierre de casi una treintena de medios o el acoso a activistas, clérigos o periodistas, entre otros abusos. Además, al menos doce nicaragüenses no han podido regresar a su país por una decisión del régimen de Ortega.
«Todo como parte de un esfuerzo sistemático para sofocar a opositores y disidentes», en palabras de Turk, que expresó su preocupación por la ola de arrestos en los meses previos a los diversos procesos electorales. Los comicios locales de noviembre, de hecho, «tuvo elementos de un ejercicio autocrático», añadió el Alto Comisionado.
«El día de las elecciones estuvo plagado de actos de intimidación, con puestos de control establecidos alrededor de los colegios electorales para rastrear a los votantes. A las personas percibidas como opositoras políticas se les negó el acceso a los centros de votación», lamentó.
Refugiados
El eco de la crisis política en Nicaragua se extiende más allá de sus fronteras. Entre enero y octubre, Costa Rica 70.000 nuevas solicitudes de asilo, mientras que unos 147.000 nicaragüenses fueron interceptados en las fronteras de Estados Unidos.
Turk pidió «medidas de protección internacional» para estas personas, en la medida en que «se han visto obligadas a salir» del país centroamericano, en un llamamiento a una comunidad internacional de la que Nicaragua «ha seguido aislándose» en los últimos meses.
La falta de colaboración con diversas instituciones es, según Turk, «la imagen de un contrato social en ruinas», de «una sociedad fracturada». Por este motivo, llamó a iniciar un diálogo nacional «inclusivo» que tenga en cuenta por encima de todo el respeto a los Derechos Humanos.