Marco Rubio
Las fiestas navideñas son momentos de celebración con amigos y familiares, pero este diciembre también debemos recordar a aquellos que están separados de sus seres queridos porque han sido encarcelados injustamente por regímenes malvados.
Para algunos estadounidenses, el encarcelamiento político es un concepto abstracto que no tiene conexión personal. Pero este no es el caso de muchos residentes del sur de la Florida. Algunos tienen familiares en Cuba, donde la represión del títere Miguel Díaz-Canel en contra del pueblo cubano, simplemente por lo que piensan, es a diario.
Al igual que los hermanos Castro, Díaz-Canel siempre ha sido un autoritario inescrupuloso. Pero desde el 11 de julio del 2021, cuando los cubanos de toda la isla salieron a las calles para protestar en contra del régimen con gritos de “Patria y Vida”, el dictador ha apretado su control. Hoy, las “autoridades” cubanas tienen apresados a más de 1,000 presos políticos, entre ellos al menos 45 menores , y están encarcelando a decenas más cada mes.
Esos presos políticos y de conciencia sufren humillaciones y torturas inimaginables. A principios de este mes, el régimen golpeó al activista de la UNPACU José Daniel Ferrer frente a su familia. El duro encarcelamiento arbitrario de muchos cubanos, combinado con una economía fallida y corrupta está fomentando un éxodo masivo de Cuba. Lamentablemente, las cosas solo van a empeorar mientras Díaz-Canel permanezca en el poder ilegítimamente.
Muchos en mi comunidad observan con horror las tragedias humanas que ocurren en sus amadas patrias de Venezuela y Nicaragua.
En Venezuela, los enlaces de alto nivel y las concesiones de la Administración Biden han alentado a Nicolás Maduro y a sus secuaces. El narcorégimen ha encarcelado a disidentes políticos, activistas de derechos humanos, periodistas, incluso ciudadanos norteamericanos, incluyendo Eyvin Hernandez, Jerrel Kenemore y dos veteranos Airan Berry y Luke Denman.
En Nicaragua, Daniel Ortega y su esposa han detenido a cualquier persona que remotamente se oponga a su gobierno totalitario. Desde integrantes de la sociedad civil, periodistas independientes, hasta los siete precandidatos en los falsos comicios presidenciales del 2021. Ortega y Murillo también han aumentado su persecución en contra de la iglesia católica. En vez de celebrar la Santa Misa, muchos sacerdotes pasarán esta Navidad en la cárcel, El Chipote.
La historia es la misma en todo el mundo. Innumerables personas inocentes están tras las rejas simplemente por cuestionar a los gobernantes de su país.
Rusia, bajo el mando autoritario de Vladimir Putin, tiene más de 300 presos políticos. Corea del Norte, liderada por el dictador Kim Jong-un, tiene hasta 120,000 presos políticos. Mientras tanto, el Ayatolá iraní ha sentenciado a miles de sus propios ciudadanos en el corredor de la muerte, muchos de ellos solo son culpables de “insultar al líder supremo” o participar en protestas en contra del régimen.
Sin embargo, uno de los peores casos a nivel mundial es el del Partido Comunista Chino (PCCh, por sus siglas en español). Pekín detiene y “reeduca” a todos aquellos que representan una amenaza a su autoridad. Eso equivale a un genocidio en Xinjiang, donde el gobierno chino ha separado a más de un millón de uigures de sus familias; los despojó de su cultura, de su religión y de sus propias identidades; y también los obligó a ir a campos de trabajo para trabajar en fábricas de productos chinos baratos. Ilham Tohti, Gulshan Abbas y Ekpar Asat se encuentran entre los muchos uigures que el PCCh ha detenido para intimidar a sus familiares en EEUU y que valientemente denuncian el genocidio que lidera Pekín.
Estos regímenes también han detenido a ciudadanos estadounidenses. La basquetbolista Brittney Griner puede estar libre, pero Paul Whelan, Marc Fogel, Siamak Namazi, Kai Lai, Emad Shargi, Morad Tahbaz, Theary Sang y docenas más siguen cautivos. Desafortunadamente, mientras más esta administración envíe el mensaje que mantener a norteamericanos como rehenes es una forma efectiva para que nuestros adversarios consigan lo que quieren por parte del gobierno Biden, más personas inocentes pueden ser enviadas a una prisión extranjera.
Esto no quiere decir que EEUU deba dejar abandonados a sus ciudadanos. Podemos y debemos dedicarle más recursos y energía a lograr la libertad de nuestros compatriotas, tal como lo resalta la ley Levinson de mi autoría. Podemos y debemos imponer sanciones a los regímenes y a las personas, responsables de esta grave opresión.
También debemos seguir resaltando la difícil situación de los presos políticos a nivel mundial. El Congreso puede avanzar hacia ese objetivo aprobando mi proyecto de ley para establecer un Día Nacional Anual de Rehenes y Detenidos Injustamente.
Siempre debemos orar por los presos políticos, y más aún durante estas fiestas navideñas. Que Dios tenga misericordia de aquellas personas que están detenidas injustamente y les dé fortaleza a ellos y a sus seres queridos.