miércoles, diciembre 25, 2024
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México, 2022: López Obrador logra imponer paulatinamente el socialismo blando

Durante 2022, en México continuó, y a toda marcha, la implementación del socialismo blando, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con todas sus clásicas expresiones: destrucción de instituciones democráticas, autónomas, mega-asistencialismo electorero, dádivas al Ejército para ganarse su voluntad y apoyo político, militarización de la seguridad y del servicio público, agenda de los supremacismos LGBT, feminista e indigenista, adoctrinamiento izquierdista en escuelas, impulso a la polarización contra los conservadores.

¿En qué contexto se da todo este tren? En un México que es el país más peligroso para practicar el periodismo en el mundo. Con 11 periodistas asesinados en este año, según Reporteros Sin Fronteras, y con 40 en lo que va del sexenio de AMLO. México es más peligroso que Ucrania, Siria, Irán para ejercer dicha profesión.

Asimismo, avanzó la militarización de la seguridad pública, cuando en septiembre la Guardia Nacional fue puesta bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Al Ejército se le siguen dando nuevos negocios, todos inconstitucionales, ya que debería únicamente dedicarse a la seguridad. Pero no, porque ahora administra varios puertos, seis aeropuertos, y aduanas, además de participar en la construcción del proyecto del polémico y anti-ecológico Tren Maya, y en la albañilería de los “Bancos del Bienestar”.

Y mientras las fuerzas armadas se dedican a hacer dinero y otras encomiendas, Bill Barr, el conocido exfiscal general de los EEUU ya decía en marzo que AMLO había perdido el control de México ante el narco. Así de plano y de crudo.

El mega-asistencialismo igualmente galopa a rienda suelta, cuando vemos que el 85% de los hogares mexicanos recibe programas sociales; esto es, 25 millones de familias. Esto genera un evidente “agradecimiento”, o habría que decir, condicionamiento para que la gente se incline a votar por el MORENA, el partido de AMLO, que ahora sale con que ya no es de izquierda, pero que no reniega de su militancia en el Foro de Sao Paulo.

El plan socialista para adoctrinar a los niños, sigue en pie. Quieren imponer una “educación” marxista desde las políticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Al gobierno socialista blando de AMLO le parece que los planes escolares heredados de administraciones previas sólo eran útiles para sumergir al alumnado en ideologías o posturas negativas, y metían en ese mismo costal todo lo que les estorba como buenos marxistas de hueso rojo que son: el neoliberalismo, el racismo, el patriarcado, el elitismo, la competitividad y la meritocracia. 

Al mismo tiempo, México vive la Inflación más alta en dos décadas, han aumentaron las desapariciones de personas, y AMLO en un viaje a la Habana llamó a una nueva revolución socialista…

Y se ocupó de amarrarse al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla para sabotear a mitad del año la Cumbre de las Américas, y todo para defender las tiranías de sus amigos de Cuba y Venezuela.

Como sea, en las elecciones, el partido MORENA logró avanzar y ya gobierna en 22 de los 32 estados del país.

Entre otros sucesos trascendentes, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) mostró su preocupación por el aumento de la violencia, calificando a México incluso como uno de los países más violentos del mundo.

En julio se llevó a cabo el Congreso Iberosfera Monterrey, con presencia de líderes políticos de España y toda América, y autores de derecha y conservadores.

Luego en noviembre, Eduardo Verástegui, de la mano de Matt y Mercedes Schlapp, llevó a cabo el CPAC MEXICO (Conservative Political Action Conference), el evento más importante del conservadurismo de los Estados Unidos, por primera vez en México.

Ahí se reunieron decenas de políticos, activistas, conferencistas, escritores, de muy buen nivel, y que fueron de inmediato criticados con el habitual hostigamiento desde el poder, por AMLO.

El 9 de octubre se realizó una gran marcha provida, la segunda luego de la de 2021, logrando reunir, sumando todas las ciudades, cerca de 1 millón de personas.

Sin embargo, por desgracia el 2022 estuvo marcado con un tema principal: la destrucción del Instituto Nacional Electoral (INE), por parte de AMLO y sus legisladores, que operaron una reforma para despojarlo de oficinas, fondos, y autonomía, regresando a México casi a como estaba hace 40 años, con unas elecciones centralizadas desde la presidencia y su gente y no por un organismo autónomo.

Ante esto, hubo una marcha a favor de la defensa del INE el 13 de noviembre, en la que se logró concentrar a unas 700 mil personas en la Ciudad de México. La oposición se organizó ese día, y salió de su tibieza habitual.

Por su parte, la Suprema Corte de Justica de la Nación (SCJN) lanzó un proyecto de resolución para prohibir los nacimientos católicos (pesebres) en todo espacio público, argumentando que “molestarían” a los que profesan otras religiones o son ateos, y sus derechos humanos se verían afectados, en una postura progresista que más bien viola el derecho a la libertad religiosa y a la libre expresión.

La política gubernamental de “abrazos, no balazos” contra el crimen organizado, significó de facto la inacción contra los actores que provocan inseguridad en el país. Y los avances para la recentralización de la administración pública implicaron afectaciones a los estados.

En fin, así las cosas, este año cierra de esta manera: con lo que va del sexenio ya podemos considerarlo el peor de los más recientes, en cuanto a homicidios dolosos: van ya 138,000 y en relación a periodistas asesinados, van ya 40. La gasolina sigue cara y no bajó a 10 pesos (medio dólar), como prometió AMLO.

No crecimos al 5% anual como lo juró, tampoco. Ni tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca. Los niños con cáncer continúan sin contar con acceso a medicinas. Y existe un constante amedrentamiento contra opositores por parte de AMLO, quien, eso sí, continúa edificando un liderazgo del bloque latinoamericano rojo y marcando agenda al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla y ahora defiende al golpista Pedro Castillo. Pero los mexicanos no votamos por esto, ni por su compadrazgo con dictadores bananeros socialistas, como Maduro, y Díaz Canel.

Fuente: La Gaceta de la Iberosfera

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