La medida, que responde al tope de 60 dólares por barril impuesto al crudo ruso por la Unión Europea, el G7 y Australia debido a la campaña militar rusa en Ucrania, se aplicará hasta el 1 de julio. En el caso de los productos derivados del petróleo, la fecha en la que se introducirá la prohibición la decidirá el Gobierno ruso, aunque no será nunca antes de febrero próximo.
El decreto precisa que Rusia no cumplirá con los suministros de petróleo con destino a personas físicas o jurídicas en casos de contratos que incluyan «de manera directo o indirecta» mecanismos de fijación de límites al precio.
«La prohibición se aplicará durante todas las fases del suministro hasta el comprador final», subraya. Las medidas se adoptan «debido a las acciones inamistosas y que se contradicen con la legislación internacional» adoptadas por EEUU, países extranjeros y otras organizaciones, señala el documento.
Rusia amenaza con reducir la extracción de petróleo
Añade que el objetivo del decreto es salvaguardar los intereses nacionales de Rusia. Al mismo tiempo, especifica que el presidente ruso se reserva la posibilidad de introducir excepciones a través de una «decisión especial».
La pasada semana Putin calificó el tope de los precios como «un atavismo colonial», aunque negó que Rusia vaya a perder dinero por ello. «Están acostumbrados a robar. Pero el mundo ha cambiado y difícilmente lo lograrán hacer hoy en día», dijo.
Además, advirtió de que limitar artificialmente los precios puede «destruir» el mercado energético internacional, ya que una reducción de la inversión en el sector puede reducir los suministros, lo que haría que los precios se disparen, con lo que pagarían precisamente los que quieren introducir dichos mecanismos.
Previamente, Rusia advirtió de que podría reducir la extracción de petróleo entre un 5 y un 6 por ciento a comienzos del próximo año. «Estamos dispuestos a reducir parcialmente las extracciones. A principios del próximo año nuestra reducción puede ser de entre 500.000 y 700.000 barriles diarios», dijo el viceprimer ministro ruso, Alexandr Novak, a la televisión pública.