Termina el 2022 y consigo un año muy convulsionado en Ecuador. En diciembre el Gobierno de Guillermo Lasso rompió el récord histórico de incautación de drogas. La lucha contra el narcotráfico ha traído al país el sabor agridulce del triunfo, a la par del dolor de la venganza por parte del crimen organizado. Como consecuencia de esta lucha, el país ha vivido una de las peores olas de delincuencia que la región recuerde en los últimos años.
El pico de violencia en el país sudamericano sucedió cuando cuatro ciudades sufrieron un total de 18 atentados con explosivos en apenas 24 horas, la madrugada del 1 de noviembre. Las bandas delictivas que asolan a la nación, sobre todo en la costa y región amazónica. De acuerdo al Gobierno, los atentados fueron en retaliación por los traslados de reclusos a otros centros penitenciarios del país.
Recién ahí el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, demostró un discurso leal al que lo llevó al poder, de mano dura contra la delincuencia. Durante la campaña presidencial empezaron las masacres carcelarias, de presos que mataban a sus pares por ajustes entre bandas, y el entonces candidato respaldó a la policía que, por medio de la fuerza, puso fin a la violencia. Sin embargo, esto desató la furia del sector “progresista” con el cual se congració para alcanzar la presidencia.
Y es que, cuando era candidato presidencial, Lasso emprendió la campaña del “Ecuador del encuentro”. Dicho encuentro incluyó a los sectores “progresistas”. Esto implica concesiones en materia jurídica, como el “garantismo” jurídico al estilo Zaffaroni, juez argentino inspirado en Michel Foucault, que retrata al delincuente como víctima de la sociedad y al policía como opresor funcional al “sistema”. En Ecuador esto ha llegado a tal punto que es políticamente incorrecto llamar presos, reclusos, reos a estas personas, y ni se diga de calificarles como criminales o delincuentes a los arrestados. Se les llama “personas privadas de su libertad” e incluso PPLs.
Ante el clamor ciudadano y el hartazgo de la violencia, el presidente aplicó la fuerza y circuló imágenes de presos con el torso descubierto contra el pavimento. Pero combatir la delincuencia tiene impacto internacional, pues estas acciones no se enmarcan dentro de la agenda que se promueve en ciertos foros del mundo, tendiente a victimizar el delito y ampararlo bajo el paraguas del respeto a los Derechos Humanos. Tal es así que entre las causas por las que la Unión Europea le negó a Ecuador la exención de la visa a la zona Schengen fue por la situación en las cárceles. Desde España, Vox, por medio de Jorge Buxadé, bregó por Ecuador para que su caso sea analizado por separado, no junto a las naciones del Golfo -entre ellas Catar- inmiscuidas en escándalos de sobornos en la UE. Pero no lo logró y finalmente Ecuador deberá seguir pidiendo visa.
Ecuador sucumbió a la agenda progre pero para la UE no fue suficiente
Apenas días antes Lasso anunció la apertura del Ministerio de la Mujer, otro paso hacia la agenda progre. Pero ni así la UE, que exigía adoptar medidas feministas, le concedió la exención a Ecuador, como sí lo ha hecho con los vecinos Perú y Colombia.
Con esta acción se sumó a las naciones que han obtenido cero rédito a favor de la mujer. En Argentina, por ejemplo, el Ministerio de la Mujer no ha logrado combatir la violencia hacia las mujeres, sino que esta más bien va en aumento. Esta iniciativa solo ha servido para dar cursos de adoctrinamiento en materia sexual, para aumentar el gasto público e ignorar cómo jueces “garantistas” liberaron a depredadores sexuales durante la pandemia. Asimismo en Venezuela, dada la miseria que ha atravesado recientemente el otrora país rico, dicho ministerio sirvió para elaborar artesanalmente toallas higiénicas, que han escaseado producto del golpe a las importaciones de las materias primas que permiten su fabricación.
A la par de la presión internacional, Lasso se enfrentó a múltiples intentos de destituirlo. Pero cierra el 2022 aun en el poder. Lo cual le da a la nación sudamericana, que se caracteriza por “botar presidentes”, cierta estabilidad.
Indigenismo como herramienta del golpismo
Los grupos indigenistas radicales también marcaron pauta en el 2022. El caso más sobresaliente fue en junio, cuando por 18 días el indigenismo paralizó el país. En lugar de buscar la pacificación, el sector correísta, que es mayoría en el Poder Legislativo, aprovechó la inestabilidad para promover la destitución de Lasso, pero no tuvo respaldo suficiente.
Varios legisladores anunciaron que fueron amenazados para votar a favor de la destitución. Incluso una asambleísta, Gisella Molina, denunció un intento de asesinato en su contra.
Su caso expuso el peligro de los nacionalismos dentro de una misma nación. Pues ella se declara de la etnia montubia, por lo cual no está sujeta a la “justicia indígena” que pretendían aplicarle. Similar al separatismo catalán y vasco, Ecuador, Chile y Argentina, tienen la amenaza continua del nacionalismo indigenista que pretende imponer legislaciones y sistemas de justicia paralelas, y una plurinacionalidad como en Bolivia.
Finalmente, Leonidas Iza, promotor de la consigna “comunismo indoamericano o barbarie”, líder de la revuelta del 2022 y también de octubre del 2019, cuando las brisas bolivarianas asolaron la región, se solidarizó con el golpista Pedro Castillo, mostrando su poco respeto a las instituciones.
Y es que las instituciones democráticas están bajo continua amenaza en la nación sudamericana. Los casos más flagrantes sucedieron durante el Mundial de fútbol. Por un lado el correísmo aprovechó la distracción del último partido de la selección para liberar al exvicepresidente Jorge Glas. Por otro, la Corte Constitucional sacó rédito de la misma distracción para pasar por encima del veto presidencial y liberalizar el aborto. En teoría despenalizó el aborto en caso de violación; pero, en la práctica, suspendió la exigencia de denunciar al violador, y también del examen médico para verificar la ocurrencia del delito. Y como última estocada le negó a los médicos la objeción de consciencia. De manera que abocó la persecución no contra el delincuente sino contra el inocente.
Pero la Federación Médica Ecuatoriana anunció que no se quedará con los brazos cruzados ante este atropello que los vuelve ciudadanos de segunda y a los niños por nacer casi que en objetos descartables. Así pues, pese a todas las dificultades que enfrentó el Ecuador, la resistencia continúa.