La crisis provocada por el incremento del coste de la vida representa el mayor riesgo a corto plazo, nos dice el ‘Informe de Riesgos Globales 2023’ del Foro Económico Mundial, una de las organizaciones globalistas por antonomasia. La incapacidad para mitigar el cambio climático y de adaptarse al mismo es la mayor preocupación a largo plazo, alerta el informe.
El documento, elaborado en colaboración con Marsh McLennan y Zurich Insurance Group, advierte de que los conflictos y tensiones geoeconómicas han desencadenado una serie de riesgos a nivel mundial estrechamente interconectados, avisando de que el plazo para actuar frente a las amenazas más críticas a largo plazo «se está agotando rápidamente» y es necesaria una acción concertada y colectiva antes de llegar a un punto de inflexión.
Entre los riesgos identificados por el estudio figuran la escasez en el suministro energético y alimentaria, que probablemente persista durante los próximos dos años, así como el elevado aumento del coste de la vida y del servicio de la deuda.
Es sorprendente que desde esta organización se hagan los afligidos ante esta perspectiva, ya que el propio Foro Económico Mundial, hace un par de años, se hizo célebre por lucir el eslogan «en 2030 no tendrás nada y serás feliz», una frase lanzada desde Davos ―localidad suiza donde se producen sus reuniones anuales donde invitan a las élites políticas, económicas y culturales― que trató de vender como buena una situación ruinosa para la mayor parte de la población.
El informe advierte también que estas crisis podrían socavar los esfuerzos para hacer frente a preocupaciones a más largo plazo, especialmente aquellas relacionadas con el cambio climático, la biodiversidad y la inversión en capital humano. Supongo que se refieren a las preocupacones de las élites representadas en el foro; los ciudadanos andamos en estos momentos más preocupados por si podremos formar una familia, alimentar a nuestros hijos, pagar una casa o conservar nuestro trabajo; en fin, preocupaciones de plebeyos.
El fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, ha estado pontificando durante los últimos años acerca de las bondades y virtudes del «Gran Reinicio» y la utilidad de la crisis como medio para lograr una «reestructuración» del orden mundial actual. La reestructuración que obsesiona al WEF ―siglas en inglés del contubernio globalista― es, como dijimos en La Gaceta, un sistema socialista global ―Schwab considera a China como un modelo a seguir― basado en los conceptos de Schwab de la Cuarta Revolución Industrial, la Economía Compartida y el Capitalismo de Partes Interesadas
No hay que menospreciar al Foro Económico Mundial; considerar que tiene una fuerte influencia no es cosa de conspiranoicos con gorros hechos de papel plata, como se tiende a caricaturizar. Todo lo que anuncian desde Davos, de hecho, acaban recogiéndolo nuestros líderes nacionales e internacionales en forma de políticas o futuras medidas: no tendrás nada y serás feliz, no viajarás, no tendrás coche, dejarás de comer carne y empezarás a comer bichos, y un largo etcétera. Sobre esto último, sabed que la Comisión Europea autorizó hace unos días la comercialización de nuevos alimentos aptos para el consumo humano elaborados a partir de hongos y grillos.