«Del dicho al hecho hay un largo trecho». Esa frase posiblemente es la que define cada edición del Foro Económico Mundial, también conocido como el Foro de Davos. Públicamente, sus poderosos voceros se jactan del repetitivo y ya desvencijado objetivo de «mejorar el estado del mundo». Pero detrás de escena las cosas son diferentes.
Anteriormente se ha hablado de cómo el evento se ha apropiado de banderas sociales para esconder metas meramente políticas e ideológicas. Lo ha hecho con el cambio climático, con la pandemia por el coronavirus y otros tópicos útiles para élites globalistas representadas por el multimillonarios George Soros y hasta por el fundador de Microsoft, Bill Gates.
Justamente, la edición que se celebra desde el 16 de enero con una duración de cinco días, tiene como propósito «trabajar juntos en los temas interconectados de energía, clima y naturaleza» con «énfasis especial» en «género y diversidad geográfica». Pero lo que profesan dista mucho de ser aplicable. Lejos de la igualdad de género, la cumbre en realidad se convierte en el epicentro de acoso sexual y prostitución.
Testimonios de trabajadoras sexuales y de empleados revelan cómo abunda la prostitución en hoteles de Davos, donde se alojan las delegaciones. Estas incluso visten ropa ejecutiva para colarse y estar de bajo perfil. Si bien la actividad es legal en Suiza, no deja de exponer otra hipocresía más de voceros que supuestamente quieren cambiar el mundo atendiendo —solo en apariencias— la demanda de colectivos progresistas, como el feminismo.
«No querrás meterte con ellos»
Las historias se están filtrando en internet. Por ejemplo Daily Mail cita a la gerente de un servicio de acompañantes, quien recibió 11 reservas y 25 consultas para los días en los cuales se celebra la cumbre. Y espera que lleguen muchas más llamadas. «Algunos también reservan acompañantes para ellos y sus empleados para ir de fiesta a la suite del hotel», cuenta. La demanda de trabajo sexual «se dispara cada año en la reunión de líderes mundiales y magnates de los negocios».
Otra historia es la de Liana, quien cobra «alrededor de 700 euros (casi 760 dólares) por una hora y 2300 euros (aproximadamente 2500 dólares) por toda la noche, más gastos de viaje».
Sin embargo, el testimonio más contundente por estas horas es el de Salomé Balthus, prostituta alemana. Desde su cuenta de Twitter aseguró hace dos días que una cita en Suiza significa estar a las 2:00 de la madrugada en el pasillo del hotel y primero «mirar las bocas de las pistolas de los guardias de seguridad». Luego de eso, «compartir con ellos los chocolates del restaurante y cotillear sobre los ricos».
De inmediato fue contactada por el medio suizo 20 Minuten para confirmar la veracidad de su testimonio, pero se negó a revelar identidades. «Créeme, no querrás entrar en litigio con ellos», declaró. Así que todo es turbio alrededor de quienes hacen uso de la prostitución en Davos, pero si Balthus hace esa afirmación, es de esperar que se trate de personas poderosas.
«El lado oscuro de Davos»
El evento interrumpió el formato presencial desde 2020 por los encierros durante la pandemia y los retomó en enero de 2022. Precisamente para la edición de 2020 ya saltaba a la luz el escándalo luego de que el medio británico The Times publicara una investigación encubierta que tituló «El lado oscuro de Davos: una guarida de prostitución y depredadores». Los detalles exponen la hipocresía que se maneja en el gran evento de la élite progresista con la presencia de delegaciones de 52 países, líderes mundiales y celebridades.
El texto confirmó la presencia de trabajadoras sexuales en hoteles de los delegados y en bares, «mientras que el sexismo y el acoso sexual abundan». Un chofer del evento relató que trasladó a una prostituta a la que su «jefe» la había obligado «a acostarse con un cliente que era mucho mayor de lo que esperaba».
Por otra parte, a las mujeres delegadas que iban por primera vez a Davos «se les advirtió sobre los peligros de asistir a tales eventos y se les aconsejó que no salieran solas después del anochecer». Eso incluso molestó a voceros de la izquierda. «Se supone que Davos es una reunión de algunas de las personas más poderosas del mundo, pero la evidencia de acoso sexual y misoginia avergüenza a todos los que asisten y apoyan tal comportamiento», dijo entonces la diputada británica laborista Stella Creasy.
De manera que nuevamente el Foro de Davos y sus voceros progresistas quedan expuestos. Están muy lejos de respetar y cumplir lo que tanto profesan.