WASHINGTON.- Los republicanos acusaron al gobierno del presidente Joe Biden de haber perdido «el control operativo» en la frontera con México, favoreciendo así la entrada de fentanilo, en un debate este miércoles en el Congreso sobre la seguridad y la crisis migratoria.
En una sesión de varias horas los republicanos, que desde las elecciones de noviembre tienen mayoría en la Cámara de Representantes, añoraron el mandato del magnate Donald Trump.
Jim Jordan, presidente del comité judicial, desgranó una retahíla de cifras sobre las que apoyó sus argumentos.
Desde que Biden asumió el cargo en enero de 2021 los funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) interceptaron a 4,5 millones migrantes en la frontera con México, dijo. Sólo en 2022 fueron 2.370.944 y 251.487 en diciembre, o sea un promedio diario de 8.100.
«Estos números dejan claro que la administración Biden no tiene el control operativo en la frontera. Un mes tras otro hemos establecido récords de migrantes que entran al país y francamente, creo que es intencional», acusó Jordan. «Parece deliberado, parece premeditado, parece intencional».
«Esclavitud moderna»
La inmensa mayoría de los migrantes interceptados sin la documentación requerida para cruzar son expulsados de forma casi automática invocando varias medidas migratorias como el Título 42, una norma sanitaria activada por Trump para frenar la pandemia.
Los congresistas contaron con tres testigos. Uno de ellos fue Brandon Dunn, cuyo hijo Noah, de 15 años, murió intoxicado con fentanilo, un opiáceo sintético fabricado principalmente en México por los cárteles de la droga.
Esta droga ha inundado las calles de Estados Unidos y provocado una epidemia de consecuencias letales con 107.622 muertos por intoxicación o sobredosis en 2021.
El sheriff Mark Dannels, otro de los invitados, afirmó que los cárteles cobran a cada migrante un mínimo de 7.000 dólares por cruzar la frontera, «una esclavitud moderna».
Los demócratas se defendieron.
«En esta primera audiencia quedaron de manifiesto las tendencias racistas del ala republicana extremista» del partido que «busca cerrar la frontera a refugiados de lugares como Cuba y Venezuela», afirmó Jerrold Nadler.
Este congresista acusó al ala derechista del partido de impulsar una propuesta que tropieza incluso con algunos republicanos como el congresista Tony González, que la considera «antiestadounidense» y «no cristiana».
«Satanizar a migrantes»
El congresista demócrata Adam Schiff afirmó que muchos republicanos «parecen tener la intención de satanizar a las familias migrantes y a los solicitantes de asilo, retratándolos como traficantes de fentanilo» y delincuentes, cuando en realidad muchos «huyen de la persecución política y la tortura».
Y recordó que muchos migrantes arriesgaron sus vidas durante la pandemia para atender a los enfermos en los hospitales y trabajar en los comercios y en la agricultura. «Morían desproporcionadamente por no poder trabajar desde casa», afirmó.
Otros pusieron énfasis en que el país necesita mano de obra.
Pero una vez tras otra los republicanos volvieron a la carga.
Kevin Kiley dijo que estaba harto de «excusas» y sorprendido ante la «falta de compasión «de esta administración y de quienes la excusan» por «las comunidades y familias que están siendo devastadas por el fentanilo, compasión por quienes son víctimas del horror de la trata de personas y compasión por los propios migrantes», dado que al menos 856 murieron intentando cruzar la frontera con México en el año fiscal que terminó a finales de septiembre.
En lo que sí están de acuerdo los dos partidos es en la necesidad de una reforma migratoria.
«Lo que debemos hacer (…) es adoptar cambios de política para garantizar que podamos gestionar el flujo respetando nuestras leyes acerca del asilo», dijo el republicano Chip Roy.
«Todos queremos orden en la frontera», reiteró la demócrata Zoe Lofgren, insistiendo en la importancia de aportar estabilidad a los países de América Latina de donde proceden los migrantes, muchos de ellos pobres.
El juez de condado Ricardo Samaniego, otro testigo, puso la nota optimista, contando la experiencia de un centro de El Paso que ha ayudado a 26.829 migrantes desde octubre a conectarse con familiares y patrocinadores para viajar a otras ciudades por cuenta propia.
«No se mete a ningún migrante en un autobús» sin coordinación, aseguró.
Fue el primer debate de una embestida parlamentaria republicana contra la política de Biden.
Este mismo día varios republicanos pidieron la destitución del secretario de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas, a quien el congresista trumpista Andy Biggs considera culpable de haber violado sus «obligaciones constitucionales» por la magnitud de la crisis migratoria.
La apertura de un procedimiento de juicio político contra él está casi abocada al fracaso, ya que el Senado se halla bajo control de los demócratas.