domingo, noviembre 24, 2024
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Lasso perdió una oportunidad histórica: el correísmo recupera terreno en Ecuador

Ecuador era hasta el momento el pequeño oasis en medio de una marea roja que cubre a Sudamérica. Sin embargo, las elecciones seccionales, de la mano del referendo que tuvieron lugar este domingo, tiñen también a esta nación. Y es que en las ciudades más grandes del país triunfan los candidatos del socialismo del siglo XXI, a través de la tolda política Revolución Ciudadana (RC), que lidera desde el exterior el izquierdista y prófugo de la justicia, Rafael Correa.

Desde ahora, las alcaldías de Quito y Guayaquil, así como para las prefecturas de siete de las provincias más pobladas del país andino estarán en manos de militantes del este partido. Uno de los beneficiarios es Pabel Muñoz, quien de acuerdo con el Consejo Nacional Electoral acumula el 25,2 % de los votos, de 99,5 % escrutado, para ejercer como burgomaestre en la capital. Mientras tanto, en Guayaquil, con el 93,5 % escrutado, estará Aquiles Álvarez con 39,7 % de los votos.

Con este primer sondeo es claro que el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, ha perdido una oportunidad histórica de hacer un cambio en el país. A pesar de que ganó contra la alternativa socialista en 2021, el jefe de Estado ha tenido un camino rocoso en su gestión. Este territorio ha vivido la peor ola de violencia en su historia y ahora también se encamina el retorno del socialismo, el cual en realidad nunca se fue.

El referéndum constitucional: otro revés para Lasso
Con el referéndum, los pronósticos no son alentadores. Al cierre de esta nota, la tendencia por el «No» (impulsada desde la oposición a Lasso) predominaba frente a las instenciones de Lasso de reformar la Constitución en materia de seguridad, democracia, instituciones y medioambiente.

Con un 46,71 % de las actas procesadas, el «No» va por delante con un 53,8 % frente al 46,15 % del «Sí» en la primera pregunta con la que Lasso buscaba apoyo para facilitar la extradición de ecuatorianos por hayan cometidos delitos vinculados al crimen organizado trasnacional.

Con un 37,2 % escrutado, el «No» tiene el 58,78 % frente al «Sí» con 41,22 % en la segunda pregunta que pretendía dar autonomía a la Fiscalía, mientras que con el 27 % contabilizado, el «No» tiene el 56 % y el «Sí» el 43,7 % en la pregunta 3, que planteaba la reducción del número de asambleístas.

La pregunta 4, relacionada con exigir que los movimientos políticos cuenten con un número de afiliados mínimo equivalente al 1,5 % del registro electoral de su jurisdicción, lleva un escrutinio del 22,2 % con 57,5 % para el «No» y 42,4 % para el «Sí».

Con el 17,22 % contabilizado, el «No» tiene 60 % y el «Sí» 39,9 % en la pregunta 5, que pretendía quitar la Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) la facultad de designar autoridades, como el contralor.

En la pregunta 6, que buscaba la modificación en la elección de los miembros del Cpccs, el «No» tiene el 60,21 % y el «Sí» el 39,79 % con el 11,16 % escrutado.

Con el 5,58 % contabilizado, el «No» acumula el 58,34 % y el «Sí», el 41.66 % en la pregunta 7 con la que Lasso buscaba que se incorpore un subsistema de protección hídrica al Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

Con el conteo más rezagado, con apenas el 4,26 % de actas procesadas, el «No» tiene el 59,46 % y el «Sí» el 40,54 % en la pregunta 8, que pretendía que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades, puedan ser beneficiarios de compensaciones debidamente regularizadas por el Estado, por su apoyo a la generación de servicios ambientales.

Cabe destacar que, aunque inicialmente el voto a favor del «sí» comenzó ganando la noche del 5 de febrero, este lunes, luego de varios apagones eléctricos, la tendencia se revirtió. Al margen de las denuncias (que no han sido oficiales) de fraude, el mensaje es claro: los ciudadanos no votaron por las preguntas sino en contra de la gestión de Guillermo Lasso. El plebiscito sirvió para medir la popularidad del mandatario y el resultado fue devastador para el Gobierno.

El Partido Social Cristiano perdió la joya de la corona: Guayaquil
A mitad de su gestión, Guillermo Lasso demostró no tener el respaldo del pueblo. Su Administración intentó mostrar una imagen democrática, de darle al pueblo el poder de decidir y decidió darle la espalda, sobre todo una lección no solo a él, a la política tradicional.

El Partido Social Cristiano perdió la joya de la corona: Guayaquil. Luego de más de 30 años al mando de la Perla del Pacífico, el correísmo le ganó al PSC. En 2022 el puerto fue asolado por una ola de atentados nunca antes vistos, hasta con bombas en las gasolineras. Sin embargo, la alcaldesa Cynthia Viteri decidió desapegarse de la realidad ciudadana y destacarse por un estilo de vida estrafalario y publicidad de su rostro, en lugar de hacer obra.

Esta derrota sacudió al partido que por décadas sobresalió por la mano dura contra la delincuencia, al punto que derrotó incluso a una guerrilla marxista en la década de los 80. Además de las alcaldías, el correísmo ganó las prefecturas (gobernaciones) en las provincias de Pichincha (hogar de la capital), Guayas y Manabí.

Abre la puerta a una opción nueva
Lo «esperanzador» es que entre otras cosas, la Alianza SUMA se posiciona como la segunda fuerza en el país. Desplazó al correísmo en la ciudad costera de Salinas y ocupa el segundo y tercer puesto en las provincias provincias más grande del Ecuador: Pichincha, Guayas y Manabí. Ganó alrededor de 500 concejalías, 30 alcaldías y disputa Cotopaxi, un bastión indigenista de la sierra. De manera que tiene representación en las tres regiones continentales.

El voto dividido muestra un hartazgo por parte de los ecuatorianos. No ganaron candidatos, sino el rechazo a lo que había. Así ganó Lasso en 2021 y así pierde respaldo a mitad de su mandato. Tal como sucedió en Chile, Colombia y Argentina, con Piñera, Duque y Macri, Lasso en Ecuador perdió una oportunidad histórica. Junto a los antes mencionados mostraron ser y hacer como el PP en España, lo que Santiago Abascal llama la «derechita cobarde».

En el caso de Lasso, dejó en claro desde el día uno no ser de derecha ni de izquierda. Propuso un «Ecuador del encuentro» y en su afán de quedar bien con todos no quedó bien con nadie. Lo que logró fue gobernar con tibieza. Su mano blanda dio rienda suelta a la delincuencia e impunidad para criminales, incluso para sus supuestos rivales. Durante el Mundial de Catar, la distracción sirvió para liberar de prisión al exvicepresidente Jorge Glas, preso por corrupción. Ahora, si no revierte la tendencia, con mano dura contra el crimen, podría incluso encaminar al socialismo de vuelta a la Presidencia, pues ya están al mando de las prefecturas y alcaldías.

Fuente: Panampost

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