Sonia Schott,
No hay duda de que el panorama republicano se está poniendo cada vez más interesante, de cara a la nominación presidencial de 2024.
Ahora estamos a la espera de que Nikki Haley, una de las funcionarias más leales al expresidente Donald Trump, anuncie que se enfrentará a él por la nominación del partido a La Casa Blanca.
La exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante Naciones Unidas había dicho durante su tiempo en la administración Trump que no se presentaría para el puesto, si su exjefe decidiera postularse nuevamente.
Pero los tiempos políticos cambian constantemente.
Así, Haley, como otros potenciales candidatos republicanos, parecen estar convencidos de que Trump ya no es el gigante político que alguna vez fue y puede ser derrotado en la cancha electoral.
Haley siempre ha presumido de que nunca ha perdido una elección y su historial respalda está afirmación.
Obtuvo un escaño en la Cámara de Representantes de su estado en 2004 y fue reelegida en 2008. Se convirtió en gobernadora de Carolina del Sur en 2011 y fue reelegida en 2014.
Durante su campaña para la gobernación en 2010 enfrentó una dura batalla y hasta fue blanco de insultos raciales, pero ella logró vencer a los candidatos más experimentados.
Estas vivencias podrían augurar que Haley tiene el impulso político necesario para ganar la contienda.
Sin embargo, si el 15 de febrero se materializa su anuncio por la presidencia desde Charleston, sin duda se enfrentará al desafío más difícil de su carrera
Cualquiera que se oponga a Trump estará asumiendo un riesgo, aunque ahora se considere un desafío menor en comparación con 2016.
Trump ya ha desestimado a sus posibles rivales, incluida Haley.
Durante una entrevista, la semana pasada, con el presentador de programas de radio, el conservador Hugh Hewitt, Trump calificó a Haley de «demasiado ambiciosa» tal vez queriendo decir que buscaba una posición política más allá de sus posibilidades.
De igual forma, criticó a otro de sus posibles rivales políticos, Mike Pompeo, recordando que el exsecretario de Estado y exdirector de la CIA, prometió nunca competir contra él, al igual que Haley.
Pompeo no ha declarado formalmente todavía que planea presentarse, pero ha dado claros indicios de que así será.
En cuanto al gobernador de Florida, Ron DeSantis, Trump también arremetió contra él y lo acusó de desagradecido, alegando que su éxito en la reelección de noviembre se debió a su apoyo. “Ron fue reelegido gracias a mí”, dijo Trump.
DeSantis respondió diciendo «lo bueno es que el pueblo puede juzgar eso, te reelija o no. Y estoy feliz de decir, en mi caso, no solo ganamos la reelección, ganamos con el porcentaje más alto de votos que cualquier candidato republicano a gobernador ha tenido en la historia del estado de Florida”.
Todavía es pronto para hablar de preferencias por la nominación y Trump sigue siendo hasta ahora el único candidato que ha confirmado su candidatura, pero las intenciones de Nikki Haley han abierto un nuevo escenario que desafía su invencibilidad.
Haley, de 51 años, ya ha logrado varios hitos destacados en su carrera. Fue la primera mujer en ocupar el cargo de gobernadora de Carolina del Sur. También fue la primera persona de una minoría étnica en ser gobernadora del estado.
Si ganara la presidencia, sería la primera mujer, y de origen hindú, en ser presidente de Estados Unidos.
En líneas generales, lo que ella ofrece es un fuerte conservadurismo, pero sin el tono abrasivo que normalmente se asocia tanto con Trump como con DeSantis.
Durante su tiempo como representante diplomática de Estados Unidos ante la ONU, de 2017 a 2018, Haley nunca pareció disentir con la forma personalizada de Trump para manejar los asuntos de política exterior y cuando renunció, después de casi dos años en el cargo, salió en buenos términos con Trump y libre de escándalos.
Es probable que todo cambie una vez que anuncie su decisión de presentarse por la nominación presidencial republicana.
Su esperado anuncio en los próximos días podría alentar a otros potenciales rivales, aunque DeSantis, quien sería el contendor más popular, hasta ahora ha tenido cuidado de ignorar todas las especulaciones sobre sus ambiciones políticas futuras.
Mientras tanto, Trump ha iniciado su campaña sin, hasta el momento, acaparar muchos titulares. Ha vuelto a Facebook, pronunciado discursos y recaudando fondos, pero la verdadera batalla aún no ha comenzado.