miércoles, noviembre 27, 2024
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Chile insiste e inicia el segundo proceso para reformar la Constitución que impuso Pinochet con algunas diferencias

La terca sequía, las temperaturas altísimas y los descuidos de siempre. Chile vuelve a arder con sus incendios forestales. Son brutales y endémicos. La fuerza para combatirlos de los chilenos es proporcional. Los bomberos regionales trabajan hasta quedar tirados sin poder mover un músculo más. Unas horas más tarde vuelven a intentarlo. Es una característica del país, de sus habitantes. Son perseverantes. Nada es acelerado e impulsivo. Cuestan los cambios, pero cuando se lo proponen, lo intentan hasta el final. El caso, ahora, es la reforma de la Constitución que les impuso la dictadura del general Pinochet en 1980 y que nunca pudieron sacarse de encima.

Lo intentaron después de muchas idas y vueltas en un primer proceso que terminó con la votación de septiembre pasado en la que el 61% de los chilenos rechazó el nuevo texto. En cualquier otro lugar del mundo hubieran pasado años hasta que algún político se hubiera atrevido a intentarlo nuevamente. No en Chile. Esta semana se inició el segundo proceso de reforma constitucional que terminará con otro plebiscito en diciembre. Y esta vez, aseguran que lo harán bien.

Escribir una constitución es aburrido. Es muy difícil lograr la atención de la gente en el proceso a pesar de que se trate de las leyes que van a regir la vida de ellos, sus hijos y vaya a saber cuántos descendientes más. La primera tarea de este segundo proceso constitucional recae en el Congreso, que debe designar 24 integrantes de la “Comisión Experta”, que comenzará sus funciones el 6 de marzo y cuya tarea será escribir un anteproyecto con las 12 bases constitucionales establecidas en el “Acuerdo por Chile” firmado el 12 de diciembre pasado por los partidos políticos con representación parlamentaria. Tanto el oficialismo como la oposición elegirán la mitad de los integrantes de esta comisión, respetando la paridad de género, y ambas cámaras deberán aprobar los listados de expertos por cuatro séptimos de los votos. Para ser integrante de la Comisión Experta es necesario tener derecho a sufragio, título universitario o grado académico, además de acreditar experiencia laboral no inferior a diez años en el sector público o privado.

El 7 de mayo se vota por primera vez. En una elección con voto obligatorio, se elegirán 50 miembros del Consejo Constitucional más escaños para consejeros de pueblos indígenas de acuerdo al porcentaje de votación. Este consejo que comenzará sus funciones el 7 de junio deberá debatir el anteproyecto de la Comisión Experta. En paralelo, funcionará un “Comité Técnico de Admisibilidad”, con 14 integrantes designados por el Congreso, que velará por el cumplimiento del “Acuerdo por Chile” con sus 12 bases institucionales, que van desde que Chile es una República hasta que se deberá respetar la autonomía del Banco Central.

Para esta elección, esta semana se presentaron las listas y hubo una primera sorpresa: el oficialismo va dividido. El Partido por la Democracia, el PPD del ex presidente Ricardo Lagos, decidió pactar con las formaciones de izquierda más moderadas. De esta manera se rompió la unidad histórica con los socialistas de los que fueron socios en la Concertación que gobernó entre 1990 y 2010. El Partido Socialista se unió a Apruebo Dignidad, conformado por el Partido Comunista y el Frente Amplio del presidente Gabriel Boric, que intentó mantener la unidad hasta último momento. La presidenta del PS, Paulina Vodanovic, se quejó amargamente en una entrevista con El Mercurio: “no se puede estar en parte con el gobierno y en parte fuera de él”.

Los viejos socios siguieron su camino y presentaron una lista junto a los otros moderados de centro de la vieja Concertación: el Partido Radical y la Democracia Cristiana. Dicen que no quieren que pase lo de la Constitución rechazada en la que habían ganado las posiciones de la extrema izquierda. El líder del PR, Leonardo Cubillos, lo puso así: “pretendemos reconstruir una centroizquierda democrática, ir a buscar ese voto de centro que ha sido esquivo para el gobierno”.

La coalición de derecha tradicional Chile Vamos -conformada por la Unión Demócrata Independiente (UDI), Renovación Nacional (RN) y Evópoli- inscribió su pacto electoral bajo el nombre de “Chile Seguro”. Pero no lograron sumar al Partido Republicano de José Antonio Kast, de la extrema derecha, que va en lista única.

Entre los candidatos aparecieron a último momento tres representantes directos de los pueblos indígenas: dos mapuches y un atacameño. Y su participación en la comisión redactora dependerá del porcentaje de votos que reciban. En el proceso anterior, los pueblos originarios, que constituyen el 9% del total de la población chilena, tuvieron 17 asientos asegurados.

Los analistas en Santiago debatían en las últimas horas qué posibilidades tiene cada coalición en la primera votación del 7 de mayo. La primera dificultad que aparece es que la mayoría de los nombres de las listas son desconocidos para el gran público. “Es probable que la gente al no conocer a las personas, se inclinen a tomar su decisión en función de las marcas, del partido político o incluso del pacto (alianza)”, comentó Marco Moreno, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central al sitio Emol. Y aquí aparece otro elemento que es la fatiga electoral. Los chilenos están cansados de ir a las urnas con la cuestión constituyente. Sin candidatos atrayentes ni propuestas muy definidas hasta el momento, es probable que la participación sea escasa.

En este contexto, aparece mejor parada la derecha liberal/populista representada por Franco Parisi, un extraño candidato que en las últimas elecciones presidenciales llegó tercero, con un 13% de los votos, en la primera vuelta haciendo campaña desde Estados Unidos y no pisando el territorio chileno. “Es un mal candidato, pero lo conocen. Eso le podría dar una cantidad de votos inusitada a su lista en esta elección imprevisible”, dice el analista. En la misma posición está José Antonio Kast, de la extrema derecha populista, que podría obtener votos para sus candidatos simplemente porque es uno de los pocos conocidos que aparece en la campaña. “El Partido Republicano es un partido que tuvo un buen resultado presidencial y parlamentario impulsado porque tuvo un buen candidato presidencial. ¿Sigue Kast en el peak?, tengo mis dudas. Vamos a ver cuánto influye la marca Kast, y si logra traspasar eso a sus candidatos”, comentó el vicedecano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Rodrigo Arellano.

Esta vez el proceso de reforma constitucional pareciera estar, bastante preservado de la pequeña lucha partidaria y de los políticos en campaña si se lo compara con el intento del año pasado. También de las rebeldías para audiencias de YouTube o la defensa de intereses de minorías extremas. Si todo va bien, antes de que termine este 2023, Chile se habrá sacado de encima, finalmente, la constitución impuesta por los dictadores hace 40 años. Tarea dura, especial para perseverantes como los chilenos.

Fuente: InfoBae

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