José Gregorio Martínez,
Hace casi un año, el entonces embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, se atrevió a denunciar en esa tribuna internacional que el gobierno que estaba representando es una dictadura que viola los derechos humanos. Como era de esperar fue destituido de inmediato por el dictador Daniel Ortega. Desde entonces se convirtió no solo en uno de los más férreos opositores al sandinismo sino también en un defensor de las libertades, la democracia y los presos políticos.
Su país no ha dejado de ser noticia por la constante persecución a los opositores, a las organizaciones no gubernamentales e incluso a la Iglesia. En la última semana han sido condenados cinco sacerdotes a diez años de cárcel por el supuesto delito de «conspiración», lo que le permite asegurar que el régimen de Ortega supera incluso a dictaduras como la cubana, hoy dirigida por Miguel Díaz-Canel, o la venezolana que encabeza Nicolás Maduro.
«En este momento, no hay un dictador tan ruin y nefasto como Ortega en este sentido», dijo McFields entrevista con PanAm Post en cuanto a la persecución religiosa. «Ortega es un dictador que está copiando un modelo, no similar a las dictaduras de Cuba y Venezuela, sino más cercano a los regímenes totalitarios de China y Corea del Norte».
Tampoco hay que olvidar que en las últimas elecciones regionales el partido de Daniel Ortega se quedó con la totalidad de las alcaldías y en las presidenciales en las que se proclamó reelecto se encarceló a todos los candidatos que se postulaban como una opción opositora. Es por esto que se atreve a afirmar que en la tiranía nicaragüense no hay disimulo, lo que complica aún más la lucha por la recuperación de la democracia.
«Se requiere apoyo de la comunidad internacional. Se requiere una lucha interna de manera cívica. Y estos elementos todavía están muy débiles en Nicaragua. La única debilidad del régimen es que a lo interno se están devorando los unos a los otros. Ortega está encarcelando a sus propios policías asesinos. Entonces, esos pleitos internos le pueden generar una revolución interna a Ortega».
En el ámbito geopolítico le preocupa el avance de China, Rusia e Irán en la región. Y aunque existen gobiernos de la nueva izquierda que han llegado recientemente al poder por la vía democrática, como es el caso de Gustavo Petro en Colombia y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, le genera inquietud que sirvan de entrada a estas naciones en el hemisferio occidental y que además sean complacientes y oxigenen a los regímenes totalitarios como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela.