miércoles, noviembre 27, 2024
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Cuba: ¿se acabó el querer, el amor, la esperanza?

LA HABANA, CUBA – Será otro “Día del Amor” que dejaremos pasar porque el ambiente no está para celebraciones. No hay dinero, no hay transporte; hay apagones y asaltos acechando por todos lados, restaurantes carísimos y comidas muy malas.

Así responden cubanos y cubanas en la calle cuando se les pregunta qué harán este Día de San Valentín. Una pregunta que únicamente se puede hacer a modo de chiste porque nadie, sabiendo lo que ocurre hoy en Cuba, esperaría otras respuestas que antes no lleguen tras una carcajada o un rosario de quejas y lamentos, escribe Ernesto Pérez Chang en CubaNet.

Y si no hay dinero para celebraciones, mucho menos habrá para regalos. No por estos días en que los ahorros no tienen otro mejor destino que no sea emigrar, así como las expectativas sobre el mejor de los obsequios para más de uno, según responden sin pensarlo demasiado, es “encontrar un patrocinador”.

Abundan los que, teniendo pareja pero los bolsillos vacíos, se resignarán a quedarse en casa, pero también los y las que saldrán a encontrarse, sin dejarse llevar demasiado por las casualidades, con ese turista solitario que, “bien trabajado” con mimos y afectos en un día tan especial, pudiera terminar pagando esa soñada boda en el Yuma o al menos la bien oportuna remesa.

Venderán o alquilarán el cuerpo a quien se los lleve de aquí, te responden sin sonrojos, porque cualquier cosa que se haga con el fin de escapar está bien justificada, más cuando algunos hacen peores cosas, en verdad despreciables, por una jabita de pollo, un celular “petrolero” o hasta por un diploma de “ciudadano ejemplar”.

Pero, más allá de preguntas en las calle, la gran “sorpresa” de este que habría de ser un “día especial”, para un régimen que dice “amar el amor”, es que no hay señales por ninguna parte de que estén dispuestos a celebrarlo, o mejor dicho, a ofrecer las mínimas oportunidades para que, al menos excepcionalmente, aún con sus bajísimos salarios y sus muchos agobios, la gente pueda tener la ilusión de un “día del amor”.

Ni siquiera las tiendas que aún funcionan como tal —y no como “casillas” para comprar con un ticket “lo que toca por la libreta”— han sido adornadas para la fecha, y las excepciones a esa regla de abandono y desidia total, de “aburrimiento institucionalizado”, son apenas un par de comercios en MLC donde, por ejemplo, la chapucería de un cartel de felicitaciones escrito a toda prisa dice todo sobre cuánto les importa vender y que el cliente se marche complacido.

Y es que, en Cuba, una “maniobra comercial” de ese tipo no tiene sentido porque aquí se ha perdido el sentido de todas las cosas, incluso del significado de un día como el 14 de febrero.

Ni adornos ni mensajes públicos en las calles. Ni “ofertas especiales” a precios razonables aún cuando sobran capacidades en los hoteles desolados por la falta de turistas. Y es que no puede haber “amor” por una moneda nacional que en su “toxicidad” causa tantos “desamores”.

Como consecuencia, en lugar de rebajas por la ocasión, precios en dólares (u homologados a pesos cubanos al cambio del “verde” en la calle) cada día más altos, más abusivos, incluso para los libros de la Feria cuyas ediciones e impresiones, al menos parcialmente, debieron ser deducidas de los impuestos que paga el “cuentapropista” y de los bajos salarios que recibe el trabajador estatal.

¿O es que esa parte indispensable de la cultura —el derecho a leer y aprender, el amor por la lectura—, dejó de ser subvencionada cuando aquel señor declaró el “fin de las gratuidades”? ¿Por qué, si ya casi nadie obtiene “beneficios”, ni siente “amor” por el “sistema” del cual desea escapar, mejor no declarar oficialmente el fin de la dictadura? Algo sí, pensado como el gran regalo que todos esperan, sería un verdadero acto de amor.

Fuente: Diario Las Américas

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