WASHINGTON — El expresidente Donald Trump y su antigua aliada Nikki Haley tratarán de seducir esta semana a miles de conservadores reunidos en las afueras de Washington para examinar a los aspirantes republicanos a la Casa Blanca.
La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que se extenderá por cuatro días desde este miércoles hasta el sábado, constituye una vitrina a escala nacional tanto para los dirigentes de ese signo ya establecidos como para las estrellas en ascenso.
El encuentro se publicita a sí mismo como la «reunión de conservadores más grande e influyente del mundo».
Se espera que una serie de líderes de derecha extranjeros de primera línea, incluido el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, se dirijan a la convención, aunque muchos candidatos potenciales para 2024 no se harán presentes.
Es probable que el discurso de apertura de Trump el sábado repita la consigna «Make America Great Again» (MAGA, «Haz a Estados Unidos grande otra vez»), que lo llevó al poder en 2016, abordando la seguridad fronteriza, el derecho al libre porte de armas y otros predominantes temas conservadores.
Se espera que Haley, exembajadora de Trump ante Naciones Unidas, argumente a su vez que el «Grand Old Party» (GOP), el «viejo gran partido» republicano, necesita una nueva generación de líderes, libres de la mancha del reciente fracaso electoral y capaces de inspirar a nuevos votantes.
«Acto de equilibrio»
«Nikki Haley tiene que moverse en la muy delgada línea entre diferenciarse de Donald Trump y seguir atrayendo a los partidarios de este, que aún constituyen la gran mayoría de los activistas de la CPAC y de los participantes en las primarias del Partido Republicano», dijo Margaret Susan Thompson, profesora de política e historia en la Universidad de Syracuse.
«Es un acto de equilibrio desafiante. Hasta ahora, Halley parece estar enfocándose en el tema de la edad, pero dada la base GOP/MAGA, sesgada hacia los mayores, necesita ir con mucho cuidado en ese terreno».
Trump anunció su candidatura tres meses antes que Haley, que lo hizo a mediados de febrero, pero su campaña ha sido criticada por su inercia, la falta de una visión política clara y los constantes escándalos que lo acompañan.
La vorágine de controversias que rodean al expresidente, desde los malos resultados de los principales candidatos que ha respaldado hasta las múltiples investigaciones promovidas por los demócratas que le acechan en un intento de detener la carrera de Trump, plantean dudas sobre la posibilidad de que siga vertebrando a los republicanos.
«Hasta ahora, en la mayoría de sus mítines y discursos ha mirado hacia atrás, centrándose en la ‘elección robada’ de 2019, en lugar de lo que pretende hacer en el futuro», dijo Thompson. «Desde mi punto de vista, esa no es una forma de ampliar su base de apoyo».
Ni DeSantis, ni Pence
Sin embargo, la fuerza persistente de Trump en las encuestas perturba a sus críticos. El exmandatario continúa superando con claridad a muchos de sus rivales, como el exvicepresidente Mike Pence y el gobernador de Florida Ron DeSantis, percibido como el más fuerte del pelotón que lo persigue.
Konrad Petraitis, analista de las Américas para la consultora de riesgo estratégico Sibylline, prevé que Trump critique a DeSantis por su proximidad con el establecimiento republicano.
«No hay evidencia que sugiera que los ataques a DeSantis en este momento aumenten la popularidad» del expresidente, dijo. «Sin embargo, su equipo podría sentir que cualquier ataque a DeSantis lo debilitará y facilitará la nominación de Trump».
Los delegados a la CPAC escucharán a más de 100 oradores, en su mayoría pro-Trump, incluidos exsecretarios del gabinete, varios senadores republicanos y numerosos miembros de derecha de la Cámara de Representantes.
La CPAC prevé también sesiones de trabajo en las que el blanco serán los «woke», un término que se usa para designar a las personas de extrema izquierda que se autodenominan como antirracistas, feministas, ambientalistas, defensoras de la justicia social, y las grandes empresas del sector tecnológico.
Pero gran parte del firmamento del partido, incluidos DeSantis, Pence y los líderes del comité nacional y del Congreso, se han negado a hacer la peregrinación a National Harbor, la localidad en Maryland que alberga la convención.
La ausencia de muchos nombres importantes se produce después de que el organizador de la CPAC, Matt Schlapp, negara recientemente las acusaciones de agresión sexual contra un miembro del personal de la campaña republicana en Georgia.
La conferencia tradicionalmente termina con una «encuesta informal» sobre las preferencias de los asistentes respecto a la nominación presidencial republicana.
Trump ha ganado todas las encuestas no oficiales realizadas desde su elección en 2016, obteniendo el 69% de los votos el año pasado, frente a solo el 24 para DeSantis.