El Iris Dena, uno de los dos barcos iraníes que se encuentran en el puerto de Río de Janeiro, fue el escenario de una fiesta a la que asistieron representantes del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. La celebración con motivo de los 120 años de relaciones diplomáticas entre Brasil e Irán se llevó a cabo el martes 28 de febrero bajo estricta confidencialidad.
La velada en la que participaron oficiales de la Marina y miembros del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil fue «una ceremonia reservada y restringida a diplomáticos de ambos países con la directriz de no publicar fotos», divulgó O Estadão, que tuvo acceso a la información.
El medio paulista presume que se habría ofrecido un discurso por parte de cada diplomático, aludiendo a la relación entre ambas naciones y a los oficiales de la Armada, como se acostumbra en este tipo de ceremonias, pero en este caso no se difundió el cronograma por los canales oficiales de la Cancillería, también llamada Itamaraty, a propósito del nombre del palacio donde despacha esta cartera ministerial.
Otro posible detalle de la fiesta privada en la que participaron enviados del gobierno de Lula en el barco iraní es el hecho de que no se habrían servido bebidas alcohólicas y la comida habría sido solo platos típicos, como se acostumbra en los eventos similares que se realizan en la embajada del régimen islámico en Brasilia.
Tensión con Estados Unidos
Junto al Iris Dena llegó también el Iris Makran el pasado domingo 26 de febrero al puerto de Río de Janeiro, donde se espera que los barcos iraníes permanezcan hasta este sábado 4 de marzo, según lo que indica la autorización del Gobierno brasileño firmada por el vicealmirante Carlos Eduardo Horta Arentz, quien emitió un decreto para que la tripulación descansara en sus aguas territoriales.
La decisión de Lula de permitir el ingreso a su país de los dos buques sancionados por el Departamento del Tesoro ha supuesto una tensión en las relaciones que se evidenció con la reciente declaración de la embajadora estadounidense en Brasil, Elizabeth Bagley. «En el pasado, esos barcos facilitaron el comercio ilegal y las actividades terroristas, y también han sido sancionados por Estados Unidos. Brasil es una nación soberana, pero creemos firmemente que esos barcos no deben atracar en ningún sitio».
El mandatario brasileño había postergado esta incómoda visita para que no coincidiera con su viaje a Washington, donde se reunió con su homólogo estadounidense, Joe Biden. La Casa Blanca ha manifestado que monitorea de cerca a los barcos de guerra iraníes que continuarán su rumbo con destino al Canal de Panamá, como parte de los movimientos de la Marina de Irán, que busca tener presencia en todos los mares del mundo.