MIAMI- La inflación en Estados Unidos volvió a subir en enero, tras varios meses de descenso, que algunos economistas pusieron en duda cuando los precios han continuado su ascenso.
La noticia vuelve a ensombrecer el panorama oficial y reactiva la alarma en la Reserva Federal (Fed o Banco Central) que comenzaba a sentirse algo más optimista por el declive consecutivo.
No obstante, el presidente de la entidad, Jerome Powell, alertó de que un nuevo aumento de la inflación podría ocurrir y por eso la decisión de no detener el alza de las tasas de interés hasta fraguar resultados sólidos, a causa de las medidas adoptadas por el Banco Central.
Viraje y efectos
El índice PCE, el más seguido por la Reserva Federal (no el que habitualmente se ofrece sobre el consumidor) registró un 5,4% interanual en enero, contra el 5,3% del mes anterior.
En un mes, creció 0,6% contra el 0,2% de diciembre, mientras que los analistas esperaban un aumento de 0,4%. Incluso sin los rubros de alimentación y de energía, la inflación subyacente también está en una pendiente ascendente (+0,6%).
Esto causó un alza de los rendimientos de bonos en perjuicio de las acciones en Wall Street.
Así, las tasas sobre los bonos del Tesoro a dos años repuntaron el último viernes de febrero a 4,80%, contra el 4,69% del día previo. Este es el valor más alto desde 2007. Mientras las tasas a 10 años escalaron a 3,94% contra 3,87%.
Wall Street cerró a finales de febrero su peor semana del año con una pérdida semanal de casi el 2,99% para el Dow Jones, de 3,33% para el Nasdaq y de 2,70% para el índice compuesto S&P 500.
«Los inversionistas vendieron acciones luego de esta inflación galopante, que alienta a apostar que la Fed subirá las tasas en las próximas tres reuniones de política monetaria», destacó Edward Moya, de Oanda.
Suben las preocupaciones
El nuevo dato de inflación incrementa las preocupaciones si el 2023 bastará para contener finalmente los niveles inflacionarios y llevarlos a la meta de 2%, cuando entramos en marzo y ocurre el primer repunte.
Mientras economistas entrevistados por la Asociación Nacional de Economía de Negocios de Estados Unidos (NABE, por sus siglas en inglés) vaticinan que habrá una recesión en el país en los próximos meses, otros consideran que la primera potencia mundial se encuentra en una recesión desde el 2022.
El 58% de los 48 economistas encuestados por NABE, por sus siglas en inglés vaticinan una recesión este año, el mismo porcentaje que respondió así en el sondeo de diciembre. Pero solo una cuarta parte cree que ocurrirá antes de finales de marzo, la mitad de lo que pensaban lo mismo en diciembre.
Economistas independientes y conservadores consideran que los datos ofrecidos por el gobierno en los últimos dos trimestres no coinciden con la realidad que atraviesa la mayoría de las empresas y mucho menos la mayoría de los estadounidenses, tras la peor escalada de precios al consumidor entre 2021 y 2022 y una fuerte caída de los dos primeros cuartos de años del Producto Interno Bruto (PIB), en los primeros seis meses cuando apenas la Reserva Federal recién comenzaba su «guerra» contra la inflación, que registró en junio 9,1%.
¿Habrá o hay una recesión económica en EEUU? Es la pregunta para expertos e inversionistas.
Una tercera parte de los que respondieron al sondeo ahora cree que habrá una recesión en el período entre abril y junio. Una quinta parte opina que vendrá entre julio y septiembre. Pero economistas independientes y conservadores no confían en lo que llaman “manipulación de cifras”, como se evidenció luego de dos trimestres consecutivos de caída del Producto Interno Bruto y nunca se declaró la recesión económica.
Las políticas económicas de la actual administración han puesto contra la pared a decenas de miles de empresas mediante los altos costos de materias primas, escasez y la histórica inflación (la peor en cinco décadas).
La actividad manufacturera en Estados Unidos cayó por sexto mes consecutivo en febrero. Respecto a enero, el índice manufacturero de la organización profesional ISM subió a 47,7% desde 47,4%.
Un índice por debajo de 50% indica una fuerte contracción de la actividad.
Otros medidores económicos dan cuenta de una desaceleración sostenida, a pesar de que las agencias cablegráficas y los medios de prensa de la izquierda repiten una y otra vez que la economía estadounidense responde con mucha fortaleza frente a las medidas del Banco Central.
Sin embargo, los gigantes de la tecnología y los grandes bancos estadounidenses se dieron cuenta desde hace meses y emprendieron medidas de urgencia y preventivas ante una inminente agudización de la situación económica en EEUU.
Los bancos aumentaron las reservas en más de un 15% a la espera de un incremento sustancial de impagos, y las grandes tecnológicas han despedido a más de 70.000 empleados en menos de tres meses, sin contabilizar las estadísticas a nivel nacional de las medianas empresas y a pesar de otro grave problema agudizado en 2021: la crisis crónica de mano de obra durante los dos años del gobierno de Biden. Aún permanecen sin cubrir unos 10 millones de puestos de trabajo, una cifra que llegó a 11,9 millones.
Las estadísticas
El déficit comercial de EEUU registró un récord alarmante en 2022: 948.100 millones de dólares. La diferencia entre las importaciones y las exportaciones de EEUU aumentó en un 12,2% (unos 103.000 millones de dólares, en comparación con 2021). Mientras, la deuda pública del país supera los 31 billones (trillions) de dólares.
Otros de los grandes indicios de recesión en el país es la caída por 12 meses consecutivos de la venta de viviendas de todo tipo en el país.
Las ventas de todo tipo de viviendas y condominios disminuyeron un 0,7% respecto a diciembre, según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR, por sus siglas en inglés).
El mercado de la vivienda de la mayor economía del mundo se ha desplomado desde que la Reserva Federal (Fed, banco central) puso en marcha el año pasado una agresiva campaña de subidas de las tasas de interés para frenar el aumento de la inflación.
En el mes de diciembre, las ventas alcanzaron una cifra anualizada de 4,02 millones, la más baja desde noviembre de 2010, lo que supone una caída del 1,5% en relación con noviembre de 2022 y del 34% respecto del mismo mes de 2021.
De este modo, el volumen de transacciones de casas usadas acumula 11 meses consecutivos a la baja, la serie más prolongada desde el comienzo de la recopilación de los datos en 1999.
Asimismo, el inventario total de viviendas usadas registrado a finales de diciembre fue de 970.000 unidades, un 13,4% menos que en noviembre, pero un 10,2% más que hace un año.
Los resultados de la encuesta -según la nota de prensa- ocurren luego de una serie de reportes sobre la supuesta fortaleza de la economía, [basada en la mayor parte en el mercado laboral], el único indicador que se ha mantenido en verde con el actual gobierno y prácticamente su bandera de propaganda. Este análisis para los expertos independientes carece de rigor y es más político, propagandístico y populista que económico y real.
Mercado laboral, un análisis superficial
En enero, los empleadores añadieron más de medio millón de posiciones y la tasa de desempleo alcanzó el 3,4%, su nivel más bajo desde 1969. Este elemento ha sido el freno para las acciones de la Reserva Federal en su intento de desarticular la persistente alta inflación.
Resulta poco creíble que con 8 subidas (cuatro de ellas drásticas) de las tasas de interés el impacto en la economía sea hasta ahora muy limitado como afirman expertos de tendencia de izquierda; en medio además de una guerra en Ucrania financiada por Washington (en prioridad nivel 1 y a un altísimo costo); bajo fuertes acciones de China a nivel global y los precios del petróleo entre la inestabilidad y la incertidumbre.
La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, acaba de anunciar en una visita a Kiev la transferencia de otros 1.200 millones de dólares a Ucrania, la primera entrega de los 10.000 millones de dólares que Biden suministrará en las próximas semanas. La cifra total de ayuda por parte de Washington supera los 130.000 millones de dólares.
El índice general de la actividad manufacturera cayó en febrero a -24,3 puntos, frente a las -8,9 unidades del mes anterior, según la encuesta mensual de la filial de la Reserva Federal (Fed, banco central) en Filadelfia.
Falso optimismo
Las ventas minoristas descendieron en noviembre y diciembre, los dos meses más importantes del año, y recuperaron el 3% del terreno perdido en enero.
El falso optimismo impulsado por analistas afines a la Casa Blanca sobre una eventual marcha atrás del Banco Central en su tardía, pero finalmente agresiva política contra la inflación, ha puesto a los inversionistas en una cuerda floja que se tambalea constantemente y que cambia de dirección en apenas horas cuando los inversores regresan -por temporadas- a la realidad, apartándose de los vaticinios de campañas oficialistas para mantener la confianza.
Sin embargo y a pesar de evidentes señales de desaceleración económica y recesión, aún el sector laboral y el consumo siguen su impacto respecto a la efectividad del importante incremento de las tasas de interés. Pero… hay que tomar en cuenta que los valores de ventas están respaldados ahora por los altos precios, y en la mayoría de los casos han salvado o aumentado las ganancias de las grandes corporaciones o medianas empresas.
Lo anterior da una falsa imagen de avance junto a la resistencia del sector de los servicios que sostiene hasta el momento las estadísticas de consumo, a pesar del agujero negro creado por la inflación en las finanzas de la mayoría de los estadounidenses.
El aumento de la tasa referencial incide en mayores tasas hipotecarias, préstamos automovilísticos e intereses sobre las tarjetas de crédito, ya de por sí bastante altas desde la gran recesión de 2007-2008. También se disparan los pagos en los préstamos empresariales.