SAN JOSÉ.- En medio de la crisis política que afecta a Nicaragua desde 2018, un gran número de líderes religiosos se han visto obligados a abandonar su país por amenazas y represión. La organización de derechos humanos Nicaragua Nunca Más estima que alrededor de medio centenar de religiosos nicaragüenses se han exiliado en los últimos años.
Uno de ellos es un sacerdote que se encuentra en una parroquia extranjera. A pesar de que su confesionario tiene un ventanal que cubre de piso a techo y de pared a pared, está oculto detrás de él. Llegó a la parroquia hace unos días para protegerse de las amenazas que recibía en su país.
El sacerdote, que pidió mantener su identidad y localización en secreto, accedió a una entrevista en la que expresó su temor por la persecución a la Iglesia en Nicaragua, ya que ésta es vista como la voz del pueblo. Además, explicó que la iglesia ha sido una esperanza para la población en medio de la crisis política y económica que afecta al país.
De acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados, el número de nicaragüenses que buscan protección en Costa Rica supera el total de extranjeros que solicitaron refugio durante las guerras civiles de América Central en los años 80, llegando a la cifra de 150.000 en febrero de 2022.
La represión del régimen nicaragüense ha dejado al menos 355 muertos y 2.000 heridos en 2018, según diversas organizaciones. Además, el gobierno ha tomado medidas para silenciar a la crítica y a la oposición, como cárcel o arresto domiciliario para aspirantes presidenciales, cierre de medios de comunicación y acoso o prisión a líderes religiosos que rechazan su gestión.
Entre los líderes religiosos exiliados también hay seminaristas y trabajadores de los templos, así como pastores evangélicos y religiosos de la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur. El Estado también ha expulsado a dos congregaciones de monjas y cerrado siete radios católicas, que eran el único medio de comunicación para las comunidades sin acceso a internet, y 50 iglesias evangélicas que tenían personería jurídica como asociaciones.
Ante esta situación, numerosos líderes religiosos y feligreses han pedido a organizaciones como Nicaragua Nunca Más y CSW que protejan su identidad y documenten los agravios, como la irrupción en templos, el robo de hostias y santos, y la grabación de misas para monitorear a sacerdotes y feligreses.