MIAMI.- El sacerdote panameño Donaciano Alarcón, párroco de la Iglesia María Auxiliadora, en la localidad de San José de Cusmapa, en Madriz, Nicaragua, fue expulsado del país por órdenes del régimen de Daniel Ortega. Fue abandonado la noche del lunes, descalzo y en el borde fronterizo con Honduras.
La Iglesia católica en Panamá confirmó la información a través de su cuenta en Twitter. » ¿La razón? Sacó la procesión de Semana Santa frente a su Parroquia. Lo dejaron descalzo en la frontera con Honduras», publicó Panorama Católico, el medio de comunicación de la Arquidiócesis de Panamá en su cuenta en Twitter.
Al mismo tiempo, informó que el prelado se encuentra en la ciudad vecina, San Marcos de Colón, fronteriza con Nicaragua. «Seguimos orando por la Iglesia Hermana de Nicaragua que, a pesar de todo, sigue con una fe inquebrantable», dijo la Iglesia panameña a través de sus redes sociales.
El periódico La Estrella de Panamá informó que el sacerdote panameño, de 49 años, fue expulsado en horas de la noche del lunes por orden de la dictadura Ortega, luego de organizar una procesión de Semana Santa frente a la parroquia bajo su cargo y porque habría mencionado en la homilía del Domingo de Ramos al obispo de la diócesis de Matagalpa y miembro de la Conferencia Episcopal, monseñor, Rolando Álvarez, condenado por el régimen sandinista a 26 años y cuatro meses de cárcel por traición a la patria», según la acusación.
La parroquia que dirigía el padre Alarcón, ubicada en el municipio de San José de Cusmapa, forma parte de la diócesis de Estelí, cuyo administrador apostólico es también monseñor Álvarez.
El presbítero fue deportado a través del puesto fronterizo El Espino. De acuerdo con reportes periodísticos, la policía no le permitió ni sacar sus pertenencias de la casa cural. Además, fue despojado de su computadora personal y celular que quedó en poder de la policía de la dictadura que dirige el consuegro de Ortega, Francisco Díaz, conocido como «Paco» Díaz.
Es la segunda vez que la dictadura sandinista deja a un religioso abandonado en la frontera con Honduras, en la década de los 80, el obispo de la diócesis de Chontales, Pablo Antonio Vega, fue detenido y abandonado en la frontera por ser crítico a la dictadura sandinista que gobernó en esa época.
«Me metieron en una patrulla con dos policías y me llevaron a la frontera [con Honduras] y ahí me hicieron cruzar y me dijeron: usted está fuera del país y no puede regresar más», dijo el sacerdote claretiano Donaciano Alarcón, en entrevista con Radio Hogar de la Arquidiócesis de Panamá.
Alarcón era párroco desde hace un año y medio en la localidad de Cusmapa, cerca de la frontera con Honduras, y contó que fue detenido el lunes por la policía luego de oficiar una misa.
El régimen infiltra agentes de la Seguridad del Estado en los servicios religiosos para monitorear los mensajes de las homilías.
Las autoridades de Nicaragua no han informado sobre este hecho, ocurrido en medio de tensiones entre el régimen de Daniel Ortega y la Iglesia, mientras las relaciones diplomáticas de Managua con el Vaticano están al borde de la ruptura.
Managua ha expulsado a otros sacerdotes católicos anteriormente.
El régimen prohibió las procesiones en esta Semana Santa, que son tradición en el país, aunque ninguna norma ha sido publicada en el diario oficial, pero a través de la policía han informado a las autoridades religiosas de la prohibición.
El superior de los claretianos para Centroamérica, Ismael Montero, afirmó que a Alarcón lo «estaban siguiendo» desde hace días.
«Aprovechando que venía de la misa y estaba fuera de casa, aprovecharon a detenerle y ponerle en la frontera con Honduras», indicó Montero a la misma emisora.
Alarcón aseguró que la policía lo acusó de estar «soliviantando al pueblo» y de realizar «via crucis y procesiones», cargos que negó.
«Yo no hice procesión, porque estaban prohibidas, y yo era el primerito en decirle a la gente que no hubiera procesión», señaló Alarcón.
El religioso afirmó que la situación en Nicaragua es «incómoda porque no se puede hablar nada». «Yo nunca he hablado de política porque no me interesa, pero sí el tema de la justicia», agregó.
Las relaciones diplomáticas entre Managua y El Vaticano quedaron al borde de la ruptura el 12 de marzo, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores nicaragüense sostuvo en un comunicado que «se ha planteado una suspensión de las relaciones diplomáticas» con ese Estado europeo.
Esa declaración surgió días después de que, en una entrevista concedida al portal argentino Infobae, el papa Francisco calificara al gobierno de Ortega como «dictadura grosera» y que el mandatario izquierdista sufre un «desequilibrio».