MIAMI– A mediados del 2021, importantes puertos en Estados Unidos como los de California comenzaron a experimentar serios atrasos en la descarga de buques y en la distribución de mercancías en todo el país, debido a la falta de personal y a los altos precios del combustible.
Esa fue una de las causas que desataron las escasez de productos en los supermercados, tiendas minoristas y en otros sectores. Decenas de buques de carga, sólo en California, tuvieron que anclarse durante semanas en espera de su entrada a los puertos, algo no visto en décadas.
Supuestamente, y según la administración de Joe Biden, el problema se había resuelto, pero el viernes pasado (7 de abril) dos importantes puertos tuvieron que ser cerrados de forma inédita ante la falta de personal.
El cierre en el estado de California, oeste del país, forma parte de una larga disputa entre las navieras y el Sindicato Internacional de Estibadores y Depósitos (ILWU, por sus siglas en inglés) centrada en los salarios y la automatización de las funciones.
«La mayor sede local del ILWU en la costa oeste emprendió una acción conjunta para retener la mano de obra en los puertos de Los Ángeles y Long Beach, lo que provocó una escasez generalizada de trabajadores», detalló un comunicado de la Asociación Marítima del Pacífico, el grupo que representa a los transportistas.
«Los trabajadores que sí se presentaron a trabajar fueron liberados porque no estaba la plantilla completa de miembros del ILWU para operar las terminales», añadió la nota.
El 40 % de los contenedores que entran en EEUU lo hacen por los puertos de Los Ángeles y Long Beach. La mayoría son productos procedentes de Asia.
Cierre inédito de puertos marítimos en EEUU
Los transportistas precisaron que la acción del sindicato produjo el cierre «de los puertos de Los Ángeles y Long Beach, la mayor puerta de entrada para el comercio marítimo en Estados Unidos».
Los dos puertos, conocidos como el Complejo Portuario de la Bahía de San Pedro, mueven cada año unos 20 millones de contenedores de mercancías por un valor de más de 300.000 millones de dólares.
El complejo es el noveno mayor puerto del mundo por cuota de mercado, según indican las cifras portuarias, y juega un rol clave para mantener en movimiento las cadenas mundiales de suministro.
Marine Traffic, un sitio web de seguimiento de barcos, contó más de 50 buques frente a Long Beach y Los Ángeles el 13 de octubre, pero en septiembre se alcanzó el récord de 73.
Estos dos puertos manejan la mayor parte de la carga procedente de China, por lo que una vez que comienza la congestión, puede empeorar rápidamente, dice Janet Porter, presidenta de la junta editorial de Lloyd’s List.
La demanda de bienes de consumo es en general un 22% más alta en comparación con los niveles anteriores a la pandemia (si se contrasta febrero de 2020 con agosto de 2021).
El grupo Capital Economics observó aumentos importantes en las importaciones de juguetes y artículos deportivos (un 74% más), así como electrodomésticos (un 49% más).
La costosa y grave dependencia del consumo estadounidense a las producciones de Asia y en especial de China ha contribuido también al incremento de precios en las cadenas minoristas de EEUU. Por un lado las compañías se ahorran mucho dinero en fuerza laboral, pero por el otro los serios problemas del régimen de Pekín y su política de Cero COVID-19 paralizaron grandes envíos de mercancías durante meses elevando el costo de exportación y el precio final. Los altos valores del combustible en la distribución en tierra se suman a esos gastos.
Ante masivas protestas, la dictadura china tuvo que ceder y flexibilizar su férreo control, pero el impacto económico ha sido visible en la cadena de distribución global, a lo que se suman los problemas internos en el país con un gobierno en Washington que ha puesto en negativo más del 80% de los índices económicos y que continúa priorizando la guerra en Ucrania y asuntos extranjeros por encima de las dificultades y crisis que ha creado en poco más de dos años de mandato.
Sanciones de EEUU a Rusia perjudican a decenas de países
Las sanciones de EEUU contra Rusia por la guerra en Ucrania, sólo han acrecentado el problema de la escasez y los altos precios a nivel internacional.
Las Organizaciones de Países Productores y Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP y la OPEP+) decidieron a principios de mayo reducir en un millón de barriles de diarios la producción de crudo, pero un año atrás ya la habían mermado en otro más de millón de barriles para mantener altos los precios. Ahora se producen a nivel mundial, cerca de 2,5 millones de barriles de crudo menos que antes de la guerra en Ucrania.
La decisión de la Unión Europea (UE) y EEUU de congelar los precios de las importaciones de crudo de Rusia han generado más problemas, mientras Rusia -respaldada por las naciones exportadoras de petróleo- sigue ingresando grandes sumas de dinero por el gas y el petróleo.
Ahora China y la India se convierten en mayores importadores del combustible de Moscú y las decisiones de Washington y la UE afectan directamente a los consumidores europeos y estadounidenses, luego de que el gobierno de Biden retornara a EEUU -por capricho y fallidas políticas económicas- a la dependencia energética y a los precios internacionales de los combustibles.
El gran logro de la administración de Donald Trump, fue destruido en los primeros días de la llegada de Biden a la Casa Blanca y sus decenas de órdenes ejecutivas para cerrar los oleoductos desde Canadá y reducir la producción petrolera estadounidense, un enorme fiasco que tuvo que ser rectificado en 2022 cuando los precios de la gasolina sobrepasaron los 5 dólares el galón regular en muchos estados en mayo, junio y julio de ese año.
Desde hace tres semanas, los precios del crudo internacional y el de EEUU comenzaron a subir y los analistas pronostican una tendencia sostenida al alza, luego de la medida de la OPEP y OPEP+ y la llegada.
Los economistas afirman que la lentitud de los envíos atrasados ha contribuido ha agudizar la inflación creada por el actual gobierno con sus políticas de cambio climático y su guerra a los combustibles fósiles, lo que generó el incremento de precios en la gasolina y el petróleo y una reacción en cadena en el resto de los sectores de la economía de Estados Unidos.
Además de la escasez de mano de obra en diversas áreas de economía, en los últimos 18 meses los consumidores demandan productos que no llegan o tardan meses como en el caso de muebles, la industria automotriz y artículos electrodomésticos, entre otros.
De acuerdo con lo ocurrido el viernes, los problemas continúan y sin una solución a corto plazo, en particular ahora cuando se avecina una nueva escalada de precios del petróleo.
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