TONI CANTÓ,
La extrema izquierda ni se crea ni se destruye. Se transforma. Se inventaron el «eurocomunismo» para alejarse de la fracasada bestia rusa. Después se camuflaron como Izquierda Unida y aparecieron los podemitas que se los tragó convirtiéndose en Unidas Podemos para luego escindirse en marcas locales y formar Adelante Andalucía, Más País, las Mareas y la madre que los parió. Yolanda traicionó a Iglesias, creó Sumar y se unió a Errejón. Siempre acompañados de los sospechosos habituales: nacionalistas como los comunes de Colau, que vienen de Podemos, o los de Compromís, creado a partir de una escisión de Izquierda Unida. A todos ellos se ha sumado algún partido ecologista de esos a los que preocupa más cualquier insecto que el ser humano.
En democracia, sólo ha habido dos momentos en los que el comunismo español mostrara su verdadera cara. Sin maquillaje. Al comienzo –Pasionaria y compañía– y durante el estallido del 11M con Iglesias a la cabeza. El resto son monas vestidas de seda. La última, Yolanda Díaz. La esperanza roja. Ministra de Trabajo del país europeo con más parados. Cuando juró el puesto éramos el último de la fila. Tras su mandato seguimos siéndolo. Te tienes que reír. Yolanda prometía esta semana guarderías gratis, menos trabajo –¿menos todavía?– y democracia económica. Vete a saber qué narices será eso. Dice que el mayor problema de España, quitando el paro, es la vivienda. ¡Quitando el paro! Y presentó a alguna de sus joyitas en un acto que sólo sumó a 600 personas, pero fue publicitado por los medios como el acontecimiento del año. «Has convertido a Barcelona en un referente», le dijo a Colau. Una de las pocas verdades. La ciudad más decadente de Europa, la alcaldesa más imputada. También salió un joven blandengue, otra mona cuya apariencia esconde a la Pasionaria de turno. «Terf muerta, abono p’a la huerta», escribía el cachorro que mostró un desprecio total a esos «viejos» que pelearon por construir el país que le ha parido y cuidado.
Yolanda no hace mucho se presentó en Valencia con Oltra, que ha desaparecido: no suma. Tampoco la antisemita del hiyab. La «fashionaria» tuiteaba esta semana que su presentación llegaba tras 25 actos, 20 ciudades, 20.000 km y siete meses recorriendo el país. Lleva toda la legislatura de promoción, dentro y fuera de España. ¿Cuándo se ha dedicado esta mujer a solucionar el tema del paro?
Bajo el último disfraz de seda se esconde la mona totalitaria y violenta de siempre. Se escribe con ch del Che, de Chávez, de Charo. Yolanda va de dulce y amoroso bonobo, pero es un chimpancé violento y carnívoro que se lía con el lenguaje inclusivo y no sabe ni lo que es un erte. Dice que va a dar respuestas a un país que tiene sed de cambio. Lo dice la vicepresidenta de un Gobierno «que hace cosas chulísimas y luego no sabe comunicarlas», la maquilladora del paro a la que la AIReF acaba de sacar los colores.
Mientras tanto, Podemos asiste con cara de tonto al espectáculo. Ahora que les han birlado la cartera, se caen del guindo y se quejan del CIS. A buenas horas. Echenique supura odio. Ione llora porque le sacan fea en la prensa. Dramas de niña pija.
El éxito de Yolanda es nuestro fracaso como sociedad.