SONIA SCHOTT,
Todavía faltan 19 meses para las elecciones presidenciales de 2024, pero, por ahora, en arrancadero, para usar un término hípico, hay tres caballos: Donald Trump contra Ron DeSantis por la nominación republicana y el actual mandatario, el demócrata Joe Biden.
La confirmación de Biden como candidato oficial para un segundo mandato, de por sí descalifica a cualquier otro competidor demócrata, como Robert F. Kennedy Jr., pues el partido dará todo su apoyo al presidente.
Las eliminatorias republicanas serían entre Trump, que hace cinco meses declaró que se presentaba por la reelección, y Ron DeSantis, el gobernador de Florida quien aún no ha anunciado su candidatura a la Casa Blanca.
DeSantis estuvo en Washington hace unos días para calibrar en terreno político, pero, al menos en el Capitolio, no encontró el entusiasmo que esperaba.
La encuestadora FiveThirtyEight presentó el 12 de abril el promedio nacional de encuestas para las primarias presidenciales republicanas de 2024, mostrando al expresidente Donald Trump a la cabeza con el 49,3% de la intención del voto nacional y al gobernador de Florida, Ron DeSantis con un distante 26,2%.
Así que, a juzgar por la forma en que le han ido las cosas en las últimas semanas, está teniendo dificultades para imponerse a su mayor rival.
Entonces. ¿Será una repetición de las elecciones de 2020 Trump versus Biden?
Si DeSantis quiere desafiar a Trump, está haciéndolo de una manera singular.
El gobernador de Florida está involucrado en una batalla extraordinaria con Disney World, una empresa que emplea a más de 70.000 personas en el estado.
La discusión entre DeSantis y Disney se ha vuelto tan controvertida que podría dañar la posición política del gobernador, tanto en el ámbito local como en el nacional.
La batalla comenzó cuando los jefes de Disney se opusieron públicamente a una ley estatal de Florida, respaldada por DeSantis, que prohibía la enseñanza escolar de temas sexuales a niños menores de siete años.
Como represalia, por lo que consideró una interferencia política por parte de Disney, el congreso de Florida, a solicitud de DeSantis, creó un nuevo organismo estatal de supervisión para aplicar restricciones a la organización, pero Disney tomó medidas inmediatas para frustrar los planes del gobernador al cambiar sus propias reglas, con un convenio de último minutos, para garantizar su autonomía en el estado.
Esto enfureció a DeSantis, quien aparentemente amenazó con construir una prisión estatal al lado de Disney en Orlando. No está claro si se trataba de una idea sería o si fue el gobernador quien expresó sus opciones para asustar a los jefes de Disney.
Aunque el objetivo de DeSantis es un poco confuso, pareciera estar tratando de atraer a una audiencia republicana más amplia, bajo la premisa de que, si llegara a ser presidente, tomaría una posición firme contra lo que se conoce como movimiento Woke. Es decir, la promoción de la ideología liberal y progresista.
Sus puntos de vista sobre el aborto son otro ataque al wokismo.
Este mes, DeSantis respaldó una propuesta legislativa en Florida para limitar los abortos a las primeras seis semanas de embarazo.
Este fue un movimiento controvertido.
El año pasado firmó como ley estatal un límite de 15 semanas. Esto estuvo en línea con la acción de muchos estados luego de la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en junio pasado, que declaró que no debería existir un derecho constitucional al aborto, anulando así el histórico caso Roe v Wade que se mantuvo durante 50 años.
El aborto, como tema político, es uno de los tantos temas que dividen al país.
DeSantis parece haber decidido ir aún más lejos que Trump en la limitación del derecho de las mujeres al aborto, aunque el expresidente no ha explicado sus puntos de vista personales sobre el tema.
Por supuesto, algunos republicanos apoyarán las opiniones de DeSantis, pero debe haber dudas en el partido sobre si, lo que muchos podrían considerar como puntos de vista extremistas, funcionarán bien en las elecciones de 2024.
Mientras tanto Trump ha aprovechado todas las oportunidades para mofarse de DeSantis.
La rivalidad entre ambos seguramente se caldeará aún más, y el perdedor de los argumentos bien podría ser el gobernador de Florida.