La crisis por la falta de combustible en Cuba es alarmante y el castrismo lo reconoce. Luego de semanas de escasez, en la isla comienzan a paralizarse actividades esenciales que van desde el traslado de los niños a las escuelas hasta el de por sí malogrado servicio de aseo urbano. La situación está llegando a tal punto que se suspendió un concierto de la Sinfónica Nacional, y peor aún para el régimen, la convocatoria para llenar la Plaza de la Revolución a propósito de las actividades proselitistas por el 1 de mayo.
Es un colapso a todas luces que la dictadura busca minimizar con la llegada de barcos rusos y mexicanos cargados de crudo. Los que provenían de Venezuela no son suficientes, ya que la propia PDVSA es incapaz de producir lo necesario luego de años de destrucción en manos del chavismo. Por eso, Miguel Díaz-Canel buscó en otros horizontes para abastecer estaciones y al sistema eléctrico nacional. Nicolás Maduro ya no parece serle tan útil en este sentido.
Datos revisados por Reuters indican que Cuba “también ha importado desde noviembre al menos cinco cargamentos de Rusia, un proveedor desde hace mucho tiempo, así como combustible de terminales del Caribe y Europa, según muestran los datos”. Respecto a México, un tanquero de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) descargó dos veces desde abril en una refinería en La Habana, de las pocas que producen gasolina en la isla, según datos de Eikon y TankerTrackers.com.
Barcos insuficientes
No es extraño que el presidente mexicano Andrés no Manuel López Obrador suministre petróleo a su homólogo cubano. Entre ambos ya existen acuerdos para enviar médicos de la isla al país centroamericano (un tema tan complejo como turbio). Tampoco lo es de parte de Rusia, que en medio de la guerra contra Ucrania exporta su excedente y además, le sirve para apoyar a un cómplice estratégico en América Latina.
Ambos “parecen estar compensando, en parte, un volumen insuficiente de combustibles terminados venezolanos y entregas de crudo venezolano más pesado, que son más difíciles de procesar y producen menos gasolina”, dijo a dicha agencia Jorge Piñón de la Universidad de Texas en Austin.
Días atrás, el dictador Díaz-Canel culpaba a aliados internacionales por la nueva crisis en Cuba. El mensaje pareció ir directamente contra Venezuela. Pero apartando esos señalamientos, los barcos que llegan ahora de otros países tampoco son suficientes y portales como 14 y Medio cuestionan adónde está yendo la gasolina. Las protestas “han comenzado a verse en algunos puntos de la isla” por el malestar de los cubanos quienes “llevan semanas” haciendo largas filas.
Cancelado desfile del 1 de mayo
Cimex, la principal corporación de negocios de la isla, anunció que comenzó “a modo experimental un sistema”, el cual no sería más que una aplicación para regular las filas de gasolina. Es decir, la crisis probablemente continúe. Como suele hacerlo, el régimen cubano responsabiliza a las sanciones estadounidenses.
Aún con su repetida excusa, tuvo que suspender la emblemática celebración del 1 de mayo. Si se excluye la pandemia, “se trata de la primera vez que no se celebra este desfile -oficialista y de carácter festivo en Cuba- por la Plaza de la Revolución desde 1994”, apuntó EFE.
“Mostrar que se tiene poder de convocatoria y músculo político para acarrear a miles de personas es una cosa, pero materializar ese baño de multitudes implica una logística compleja”, escribió la periodista cubana Yoani Sánchez. Esta por supuesto, incluye “disponer del combustible necesario para trasladarlos hacia las principales plazas de cada provincia y desplegar un aparataje de propaganda que lleva a esos lugares desde camarógrafos hasta locutores”.
Sánchez explica que la falta de combustible no fue el único motivo para suspender el emblemático acto. El castrismo ya no necesitaría “baños de multitudes” luego de que Díaz-Canel asegurara el pasado 19 de abril un segundo mandato. La nueva etapa del dictador constará de “imposición y terror”, por eso los actos públicos pasarían a segundo plano.