El presidente de Colombia, Gustavo Petro, inicia este miércoles su primera visita oficial a España, un viaje en el que posicionará su agenda ideológica.
Petro recientemente viajó a Estados Unidos donde se reunió con Joe Biden y algunos congresistas; ahora viaja al continente europeo para impulsar su imagen como un líder regional de la izquierda, y donde puede adelantar acciones de cabildeo a favor del régimen de Nicolás Maduro y en contra de las sanciones.
Petro mantendrá un encuentro bilateral con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y dirigirá un discurso ante el Congreso.
Tras un Gabriel Boric diezmado en Chile, un Alberto Fernández sin aspiraciones electorales en Argentina, un Andrés Manuel López Obrador sin popularidad en México, y un Nicolás Maduro cercado internacionalmente, Gustavo Petro se perfila como el líder del socialismo iberoamericano y quizás como un nuevo aliado del Partido Popular y del PSOE.
De terrorista a alcalde destituido
Petro llegó a la Presidencia de Colombia con la promesa populista de implementar «profundos cambios sociales y un nuevo modelo económico» para el país. Se trata de un exguerrillero que siempre manifestó sus intenciones de llegar al poder al punto en que participó en tres campañas presidenciales.
A los 17 años, Petro se unió a la guerrilla terrorista del M19. Se hacía llamar «Aureliano» y estuvo preso más de un año. El M19 secuestró entre 1970 y 1989 a más de 500 personas y se le atribuyen cientos de crímenes, robos y asesinatos, y el asalto al Palacio de Justicia de Bogotá en 1985, uno de los episodios violentos más trágicos en la historia del país.
Fue senador en el Congreso de ese país y en 2011 llegó a la alcaldía de Bogotá donde fue destituido temporalmente por un fallido modelo de recolección de basura con el que intentó atentar contra el manejo de la empresa privada.
Petro había desprivatizado la recolección de basuras en la capital colombiana, entregando a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá el sistema de recolección de residuos. El proceso de transición en 2012 llevó a un caos en la recolección de basura en la ciudad que duró tres días y causó gastos millonarios e impacto ambiental, lo que fue considerado una «falta grave» por el entonces procurador general, Alejandro Ordóñez.
Tras su destitución, Petro acudió ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos que falló en su favor y ordenó su restitución como alcalde de Bogotá. Su triunfo legal y su retorno a la alcaldía le permitió catapultarse como el principal líder de la izquierda de ese país. Su gestión fue tan ineficaz y deplorable que terminó su mandato con 68% de desaprobación.
El escándalo de los fajos de dinero
Durante un debate en noviembre de 2018 en el Senado de Colombia sobre el escándalo de Odebrecht, la congresista Paloma Valencia presentó un video en el que se veía al entonces senador Petro recibiendo fajos de dinero y poniéndolos en una bolsa.
Petro compartió en su cuenta de Twitter una declaración de su abogado diciendo que el video fue un intento de «desprestigiar y descalificar su gestión política» y, aunque nunca explicó de qué se trataba, añadió que fue tomado de manera ilegal por un «excompañero». Dijo que se trataba de una actividad interna de recolección de recursos para el «mantenimiento y sostenimiento del movimiento».
Caída de ministros y vinculación con el narco
Sin haber cumplido un año, Petro ya enfrentó varias crisis que derivaron en la devaluación del peso colombiano y una inflación que se disparó a cifras históricas. Recientemente anunció la sorpresiva salida de varios que manifestaron en reiteradas ocasiones duras críticas contra la reforma de salud del mandatario con la que quiere transformar el sistema sanitario.
Pero esta no es la única crisis que ha debido enfrentar Petro en las últimas semanas; recientemente la Fiscalía General de la Nación inició una investigación a Nicolás Petro Burgos, uno de los hijos del mandatario, y a su hermano Juan Fernando Petro, por presuntamente valerse de sus apellidos con el fin de cobrar diversas comisiones a empresarios y reclusos a los que se les prometía favores. Llegó a promover la legalización de las drogas al declarar que le parecía una estupidez mantener la marihuana en la clandestinidad. Y el expresidente de Colombia, Andrés Pastrana, se refirió en distintas ocasiones a Gustavo Petro como el «Caballo de Troya del narcotráfico».